Nothing else matters ☆━ Kirk Hammett

Veinticinco.

—Vamos Jolenne, responde—murmuró Pete al teléfono. Estaba frustrado de no recibir respuesta de su mejor amiga por millonésima vez.

Habían pasado cuatro semanas desde que enterraron a Cliff. Había sido un lapso de tiempo muy difícil para todos. La gira de Metallica se canceló y tuvieron que volar de inmediato para hacer todo lo necesario para ponerlo en un lugar digno.

Pete estaba en Estados Unidos cuando recibió la triste llamada por parte de Lenne, donde muy por encima le contó lo sucedido. A partir de ahí todo pasó muy rápido, y terminaron días después en aquél cementerio. Notó la desagradable actitud de Kirk y cuando Jolenne fue a buscarlo, fue la última vez que la vio.

Por días él y los demás la intentaron contactar, fueron a su apartamento pero el portero les impidió la entrada. Sabían que estaba ahí, pero también entendieron que necesitaba espacio. Confiaban en ella, hasta que Lars les llamó diciéndoles que Kirk estaba como loco y no paraba de repetir que Lenne se había ido.

Fueron nuevamente a su apartamento, y esta vez Joss forcejeó la puerta. No estaba ahí, y tampoco gran cantidad de ropa suya. Se había ido, y nadie sabía a donde.

Se la habían ingeniado para ocultarle todo a Linda, pues explotaría y su integridad humana correría peligro. Le habían dicho que estaba indispuesta, que necesitaba tiempo a solas, e incluso le dijeron que se había ido a un retiro espiritual. Ella lo había creído por completo.

—Cada día odio más a los periodistas—susurró Joss. Se acercó al control remoto de la televisión y la encendió.

—Amigo apaga eso—insistió Pete de mala gana, viendo como el pelinegro cambiaba de canales rápidamente.

—¡Así es! la guitarrista de la exitosa banda Bells of Hell, fue vista en un motel de quinta en el desierto de Nevada. ¿Acaso perdió sus propiedades, se peleó con sus amigos y la echaron? ¡No lo sabemos! pero rumores dicen que podría estar envuelta en problemas con la banda, no estará embarazada... ¿o sí? —ambos chicos, sorprendidos por las calamidades que comentó aquél falso periodista, se miraron entre sí.

Joss apagó de nuevo la televisión y tomó las llaves de su auto, mientras Pete hacía lo mismo.

La puerta principal se abrió, parando a ambos en seco.

—No sé de quién fue la tonta idea de que ella podría estar en casa de sus padres, pero de todas maneras, no está ahí—lanzó las llaves de su auto a la mesa—. Me tuve que inventar una identidad falsa, sus padres casi me reconocen.

—Está en Nevada, salió en las noticias—explicó Pete alterado.

—¿Qué? ¿salió en las noticias?

—Sí, y ese idiota de Billy Manrov dijo en televisión nacional que podría estar embarazada, es un puto desastre.

—Está en un motel—respondió Pete—. Pero no logro identificar cuál es.

—Yo tengo un mapa de los moteles de todo el país, no me pregunten como es que lo obtuve—dijo Andie mientras urgaba por su bolso—. Vayan por separado y cada hora me llamarán, yo iré tachando los moteles que visiten y nos mantendremos informados.

—Hecho—Joss siguió su camino y salió, siendo seguido por Pete—. Amigo realmente estoy harto de las desapariciones.

—Estoy rezando porque Linda no haya visto a ese estúpido en televisión.

—Ella no ve televisión, pero aún así, espero todo se solucione antes de que llegue a sus oídos.

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