Dieciséis (maratón 3/3)

366 15 4
                                    

—Tenía una sorpresa para ti —me susurró Kirk al oído gracias al alto volumen de la música. Su aliento hizo que arqueara la espalda.

—¿Qué es?

—Lo sabrás después, nena —me guiñó el ojo y se dirigió a la mesa en donde se habían colocado las bebidas, mientras James se acercaba para hablar con él.

Ese comentario me volvió loca. Podría ser desde un pastel decorado por él, hasta el mismo Ozzy Osbourne esperándome para cantar una canción juntos.

Analicé la decoración que los chicos habían preparado para mí, y también los sillones... los sillones que Kirk y yo habíamos compartido desde días atrás.

Pasó la hora del pastel, de los regalos e incluso de las palabras para mí. Los invitados se habían ido, ¿entonces cuál era el plan de Kirk?

Me dirigí a la habitación a quitarme las botas; eran bastante altas y, aunque estaba acostumbrada, me tenían cansada. Mientras estaba ocupada en mis pensamientos, Kirk caminó hacia mí sin playera y sólo con sus ajustados jeans negros.

Él sonreía dulcemente y me habló —. Feliz cumpleaños, _____.

—¿Es que acaso tú eres mi sorpresa? —pregunté.

—No lo sé, sé paciente. Tengo algo que mostrarte.

Sacó de detrás suyo un pequeño paquete perfectamente adornado con papel lleno de murciélagos luciendo unos gorritos de cumpleaños. Sonreí al ver que no había olvidado que amaba los murciélagos.

—Ábrelo —ordenó.

Obedecí y tomé el paquete entre mis manos, lo abrí y era un VHS de El padrino. Había dado justo en el clavo.

—¿Cómo sabes que me encanta esta película y... este volumen en especial? —lo envolví en un fuerte abrazo y él correspondió.

—Tengo mis contactos.

Tomó la cajita y metió el VHS a un reproductor, comenzando a proyectar la película. A mitad del film, Kirk comenzó a acariciar mi mandíbula y a dar algunos besos en mi cuello, pero de repente paró. Eso me hizo sentir necesitada y húmeda por él, pero decidí mantenerlo para mí y esperar.

Una vez que la película terminó, Kirk se colocó encima de mí y me dio un apasionado y profundo beso. Se levantó y sacó una grabadora de un enorme cajón, y comenzó a reproducir Camel by Camel, algo... suave para su gusto. Se acercó a mí de manera muy sensual, con la intención de darme un baile como si de un stripper se tratase.

—Aquí está tu regalo, preciosa.

Me volvió a dar un beso, esta vez más cargado de deseo.

Volvió a su puesto y empezó a bailar, sus movimientos llegaban a ser algo torpes, pero estaba ensimismada con lo que veía. Su miembro se marcaba cada vez más debido al roce con el ajustado vaquero, y pronto nada me detendría en abalanzarme contra él y pedirle que me hiciera suya de una vez.

Sus manos se dirigieron a su cinturón y lo quitó, pasando al botón del jean. Bajó un poco la tela y dejó ver levemente su vello, cosa que secretamente me encantaba. Se encargó de que viera con atención el tatuaje de mi nombre en su cuerpo, y pasaba sus manos varias veces sobre él.

La canción terminó al fin, y jamás había agradecido que una pieza llegara a su fin.

—Gracias, daddy —deje salir, era algo que jamás había dicho pero que de alguna manera se me escapó.

(Eso lo escribo en inglés porque en español me da cringe, lol)

—Eso es nuevo —sonrió—, ¿probando apodos? Continúa con eso.

Nothing else matters ☆━ Kirk HammettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora