—No tengo ni puta idea —me desahogué, queriendo compartir el incidente, confuso e irritante, que había tenido lugar entre Phakphum y yo, a sabiendas de que mi jefe no era el oyente más adecuado—. ¿A quién le importa? Ya sabes que te va a dar el contrato.
Desapareció el frunce de su entrecejo.
—Creo que es posible.
—Como dice mi compañero de piso, deberías celebrarlo. ¿Quieres que te reserve una mesa para cenar con Steven?
—¿Por qué no? A las siete, en Pure Food and Wine, si pueden hacernos un hueco; si no, sorpréndenos.
Acabábamos de volver al despacho de Mark cuando se le echaron encima los ejecutivos: Jackson Waber, director ejecutivo y presidente, Alejandro Field y Walter Leaman, el presidente ejecutivo y vicepresidente ejecutivo, respectivamente.
Yo escurrí el bulto lo más discretamente que pude y me metí en mi cubículo.
Llamé a Pure Food and Wine y pedí una mesa para dos. Después de mucho rogar y suplicar, la encargada por fin cedió.
Le dejé a Mark un mensaje de voz: «Decididamente, hoy es tu día de suerte. Tienes mesa reservada para las siete. ¡Que te diviertas!».
Después, fiché la salida, ansioso por llegar a casa.
—¿Que te dijo qué?
Sentado al otro extremo de nuestro sofá modular blanco, Ivan movió la cabeza en señal de reproche.
—Ya lo sé, ¿vale? —Bebí con fruición otro sorbo de vino; era un refrescante sauvignon blanc, enfriado a la temperatura ideal, que yo había comprado en el camino de vuelta—. Ésa fue mi reacción también. Todavía no estoy seguro de no haber sufrido alucinaciones y de que la conversación no haya sido producto de una sobredosis de sus feromonas.
—¿Entonces?
Me senté encima de las piernas y me acomodé en el rincón del sofá.
—¿Entonces, qué?
—Sabes a qué me refiero, Apo. —Cogió el netbook que tenía sobre la mesa de centro y se lo puso sobre las piernas cruzadas—. ¿Te lo vas a tirar?
—Pero si no le conozco. Ni siquiera sé su nombre de pila y va y me suelta ésa.
—Él sí que sabe el tuyo. —Se puso a teclear—. ¿Y qué me dices del asunto del vodka? ¿Y eso de que pidiera a tu jefe en particular?
Estaba pasándome una mano por el pelo y me quedé inmóvil.
—Mark tiene mucho talento. Y si Phakphum tiene un poco de olfato para los negocios, se dará cuenta y lo aprovechará.
—Se diría que sabe de negocios. —Ivan le dio la vuelta al netbook y me enseñó la página inicial de Phakphum Industries, que contaba con una imponente foto del Phakphumfire—. Aquí está su edificio, Apo. Mile Phakphum es el dueño.
¡Mierda! Cerré los ojos. Mile Phakphum. El nombre le iba muy bien. Era tan sexy, elegante y masculino como él.
—Tiene gente que se encarga del marketing de sus filiales. Probablemente decenas de personas.
—Calla ya, Ivan.
—Es guapo, rico y quiere echarte un polvo. ¿Qué problema hay?
Me quedé mirándolo.
—Va a ser muy violento encontrarme con él a todas horas. Espero conservar mi empleo durante mucho tiempo, porque realmente me gusta mi trabajo y me gusta Mark. Gracias a él participo de lleno en todo el proceso y ya he aprendido un montón.
—¿Recuerdas lo que dice el doctor Travis de los riesgos calculados? Cuando tu loquero te dice que te arriesgues un poco, pues tienes que hacerlo. Puedes afrontarlo. Los dos sois adultos —devolvió la atención a la búsqueda en Internet—. ¡Hala!, ¿sabes que le faltan dos años para cumplir los treinta? Piensa en su resistencia.
—Piensa en su grosería. Estoy ofendido por el modo en que lo soltó. No me gusta sentirme como un pene con piernas.
Ivan hizo una pausa y me miró con lástima.
—Lo siento, nene. Eres muy fuerte, mucho más fuerte que yo, pero no quiero verte cargando con el mismo equipaje.
—No creo que normalmente sea así. —Aparté la mirada porque no quería hablar de lo que habíamos sufrido en el pasado—. Y no se trata de que me pida una cita para salir, pero tiene que haber una manera mejor de decirle a un hombre que quieres llevártelo a la cama.
—Tienes razón. Es un gilipollas engreído. Déjale que suspire por ti hasta que se le pongan moradas las pelotas. Se lo tiene merecido.
Eso me hizo sonreír. Ivan siempre lo conseguía.
—Dudo mucho de que ese hombre haya tenido alguna vez las pelotas moradas en toda su vida, pero es una fantasía muy graciosa.
Cerró el netbook con un enérgico golpecito.
—¿Qué hacemos esta noche?
—Estaba pensando que me gustaría ir a ver ese gimnasio de Krav Maga, en Brooklyn. —Desde que me encontré a Parker Smith en Equinox, me parecía cada vez mejor la idea de ese tipo de actividad puramente física para luchar contra el estrés.
Estaba seguro de que no sería lo mismo que darle de hostias a Mile Phakphum, pero sí que resultaría menos perjudicial para mi salud.
Espero les guste el capitulo, esta un poco corto. Después subiré otro. 🤗
ZG ;)
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NO TE ESCONDAS DE NADA
RomanceEs una historia donde Apo, despertará instintos que ningún otro hombre ha logrado.