CAP 42

615 58 4
                                    

Con los pies desnudos sobre la mesa del café y el ordenador en su regazo, Mile parecía tan cómodo y relajado, que estuvo todo el tiempo distrayéndome de mis programas de la televisión.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?, me pregunté. ¿Este hombre tan desmesuradamente atractivo y yo?

-Me estás mirando -murmuró, con los ojos puestos en la pantalla de su portátil.

Le saqué la lengua.

-¿Es eso una provocación sexual, joven Nnattawin?

-¿Cómo puedes verme si estás mirando lo que sea eso en lo que estás trabajando?

Levantó en ese momento la vista y me miró fijamente. Sus ojos cafés resplandecían de energía y calor.

-Siempre te veo, cielo. Desde el momento en que me encontraste, no he visto otra cosa más que a ti.

El miércoles empezó con la polla de Mile tratando de penetrarme, mi nueva forma preferida de despertarme.

-Vaya -dije con voz ronca, quitándome el sueño de los ojos mientras pasaba el brazo por mi cintura y me acercaba a su cálido y fuerte pecho-. Esta mañana estás juguetón.

-Estás precioso y sexy por las mañanas -susurró, acariciándome el hombro con la nariz-. Me encanta despertar contigo.

Celebramos una noche de sueño ininterrumpido con unos cuantos orgasmos entre los dos.

Horas después, almorcé con Mark y Steven en un encantador restaurante mexicano escondido bajo el nivel de la calle. Bajamos unas escaleras de cemento y entramos en un restaurante sorprendentemente espacioso con camareros vestidos con chaleco negro y mucha luz.

-Tienes que volver aquí con tu chico para que te invite a un margarita de granada -dijo Steven.

-¿Están buenos? -pregunté.

-Desde luego.

Cuando vino la camarera a por la comanda, flirteó descaradamente con Mark agitando unas pestañas envidiablemente largas. Mark también flirteó con ella. A medida que avanzó la comida, la exuberante pelirroja, en cuya solapa lucía el nombre de Shawna, se volvió más atrevida, y tocaba el hombro y la nuca de Mark cada vez que se acercaba. A cambio, las bromas de Mark se hicieron más sugerentes hasta que me fijé en que Steven se ponía nervioso, con la cara enrojecida y el ceño cada vez más fruncido. Me revolvía incómodo y conté los minutos hasta que terminó aquella comida cargada de tensión.

-Veámonos esta noche -le dijo Shawna a Mark cuando trajo la cuenta-. Una noche conmigo y te curaré.

Yo ahogué un grito. ¿De verdad?

-¿Te viene bien a las siete? -susurró Mark-. Te voy a destrozar, Shawna. Ya sabes lo que pasa, que una vez que se ha catado lo bueno...

El agua me entró por el otro lado y me atraganté.

Steven se puso en pie de un brinco, rodeó la mesa y empezó a darme golpes en la espalda.

-Por Dios, Apo -dijo riéndose-. Sólo estábamos gastándote una broma. No te nos mueras.

-¿Qué? -jadeé con los ojos llenos de lágrimas.

Riéndose, se dio la vuelta y pasó el brazo por encima de la camarera.

-Apo, ésta es mi hermana, Shawna. Shawna, Apo es la que hace que la vida de Mark sea más fácil.

-Eso está bien -respondió Shawna-, porque seguro que él te la hace más difícil.

Steven me guiñó un ojo.

-Por eso es por lo que me tiene cerca.

Al ver a los hermanos juntos, por fin me di cuenta del parecido que antes se me había pasado por alto. Me hundí en mi asiento y miré a Mark con odio.

NO TE ESCONDAS DE NADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora