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Narra Giuliana


Enzo me dijo que me quedara con él por esta noche, que mañana a la mañana iba a llevarme a mi casa. Llamó en frente mío a mi papá y le dijo que mañana a las doce del mediodía me dejaba en mi casa. Me dijo que descansara, y que mañana me contara todo lo que paso por la noche.

Obviamente le pedí perdón por haberlo molestado a las dos de la madrugada, aunque no haya sido yo la que le mandó el mensaje él fue al boliche y me defendió. Despertó a su a su hija y la llevó al lugar donde había de todo.

Enzo me hizo dormir en su cama con Olivia, yo me negué, pero él dijo que el sillón me iba a hacer mal a la espalda. Así que se fue él a dormir en el living y yo me quedé abrazada con su preciosa hija.

Para qué no tenga que dormir con el vestido rojo me prestó una remera suya. Tenía un olor riquísimo...tenía olor a él.

Oli se durmió como cayó a la cama, yo di más vueltas que la calesita y se ve que Enzo también, porque se escuchaban pasos por el living. Yo pensaba en lo que había hecho Enzo por mí, apenas me conocía dese hoy al mediodía y muy por arriba.

(...)

Me desperté a eso de las nueve, sentía una respiración profunda en mi oído, me gire muy despacio y mi nariz se tocó con la de Enzo. Él roncaba fuertísimo, como su hija. Los dos dormían como unos ángeles.

Me paré de la cama con muchísimo cuidado, intentando hacer el más mínimo ruido posible para que ninguno de los dos se despierte. Fui directamente a la cocina para ver que tenía Enzo para hacerles el desayuno. El pibe no tenía una poronga, estaba re pobre su heladera.

Con lo que había empecé a preparar el desayuno, de eso escucho unos pasitos que se acercan a la cocina, y aparece Olivia idéntica a la nena del aro cuando sale del televisor. Me dio un susto la pibita.

—Buen día, princesita —la abrace y me arrodillé para verla.

Guen día —ella me abraza.

—Sos más linda vos.

Espere un ratito pero Enzo no se levantó, así que desayunamos las dos solas con Oli. Mientras le hacía escuchar canciones de Taylor Swift terminamos el desayuno. Después ella se puso a ver dibujitos en la tele y yo ordené las cosas y lavé lo que había usado.

Estaba preocupada porque Enzo no se levantaba y le había dicho a mi papá que iba a llevarme a las doce a mi casa, ya son las doce y Enzo sigue roncando como su no hubiese dormido por dos semanas.

No tenía como avisarle a mi papá que me iba a quedar un ratito hasta que él se levantara; no iba a dejar a la beba sola, no soy tan estúpida, pero tampoco voy a despertar a Enzo, él está cansadísimo.

No tengo batería en el celular, si no hubiese llamado anoche a mi papá para que me vaya a buscar cuando mis amigas me dejaron sola con Mateo. La batería no me duro ni cinco horas y eso que solo lo use para mandarle mensaje a mi papá y decirle como están las cosas. Me acuerdo que el último mensaje que le mandé había sido "Pa, te dejo. Me quedo sin bate". Tampoco lo pude poner a cargar acá porque Enzo no tiene la misma ficha que el mío.

Unos golpes en la puerta me hacen dar un saltito en el lugar. Le dije a Oli que se quedara dónde estaba y que no haga ruido, que yo me iba a fijar quien era.

— ¿Quién es? —pregunto esperando la respuesta desde el otro lado de la puerta.

— ¿Zorrita? —el acento al cordobés hace que abra de inmediato la puerta.

Me importó un culo que yo esté en tanga y con una remera de Enzo.

— ¿Qué mierda haces acá, boluda? —me dice la araña mientras me mira de arriba abajo—. No me digas que...

—No seas bobo, el me ayudo con algo que paso con Mateo y me dijo que venga a su casa para estar acompañada —él me mira atento—. Y baja la voz que Enzo sigue durmiendo.

— ¡Tío Juliiiiiiiiiiii! —El grito de Olivia hace de un saltito por segunda vez.

—Hola, hermosha del tío —le hace upa y la llena de besos.

—Buen día.

Escucho la voz de Enzo y enseguida me giro hacia él. Olivia se bajó de los brazos de Julián y corrió a los de su padre, Enzo me miró de arriba abajo, como hizo Julián cuando llegó.

—Perdón, ya me pongo mi ropa —sentía mi cara arder.

—Ahh...ehh...no te preocupes, no me molesta.

Vi que Julián alzó las cejas, enseguida Enzo lo miró mal. Yo no sabía qué hacer.

—Bueno, yo venía a buscar a Olivia, me la voy a llevar a tomar un helado —dijo Julián.

— ¿Ahora? —pregunto yo—. Recién terminamos de comer... ¡Ah! —Exclamó dirigiéndome al padre del bebé—. Enzo, te deje comida en el horno.

—Muchísimas gracias —él me sonrió y yo le devolví la sonrisa.

—Bueno, mejor me voy. Ya que están acá y Oli no están sola...muchas gracias por todo, Enzo.

—No te preocupes, Giuli. Sabe que para lo que necesites voy a estar para vos.

—Gracias —me quedé mirándolo fijo, hasta que me di cuenta—. Bueno, permiso, paso a cambiarme.

—Sí, sí, pasa nomas.


Narra Enzo F.


Me levanté asustado, Olivia no estaba en la cama y tampoco estaba Giuliana. De eso escucho la voz de mi hija y la de Julián, así que rápido me pare y medio mareado fui a la cocina.

Me quedé parado y después de saludar mire a Giuli, ella enseguida se puso colorada.

Cuando se fue a cambiar, enseguida Julián abrió la boca. Qué raro ese pibe abriendo la bocha, eh.

—Aguanta un toque, amigo. La conoces apenas hoy, atrevido ¿Qué onda? —alzó las cejas.

—Nada, la ayude anoche. Su noviecito la estaba toqueteando y Valentina me llamo para que la pasara a buscar —le respondí negando repetidamente la cabeza.

—Ese Mateito no me cae, che. Yo ya le dije que le terminara, pero ella no quiere; se ve que la tiene amenazada, porque me re di cuenta que no se siente muy segura con él. Se le nota a metros de distancia.

No le dije más nada porque escuche que ya venía Giuliana.

Ese vestido le quedaba pintado.

Le dije a Julián que esperara con Olivia en la casa porque la iba a llevar a lo de Scaloni. No le dije nada en todo el camino, solamente la miraba de reojo. El silencio no era incomodo, era uno normal, como si nos conociéramos de hace mucho tiempo.

Llegamos a su casa y la acompañé para o poder explicarle también lo sucedido a Lionel. Tocamos la puerta y enseguida abrió la puerta, como si nos hubiera estado esperando. Hizo una seña que pasemos y yo le hice caso, mientras Giuliana se quedó atrás abrazando a su papá.

—Vamos a sentarnos afuera —dice y lo sigo— ¿Quieren mate? —pregunta y asentimos.

Giuliana se sacó los zapatos y se quedó descalza.

—Cuéntenme que pasó, por favor —pide Lionel y empiezo a contarle.

Después Giuli le cuenta lo que le paso a ella con él.

Según lo que contó sus amigas se habían ido con los chicos a la plaza, estaba súper borrachas. Mateo también había tomado mucho y había empezado a tocarla de más apenas se fueron los chicos, ya no eran unas simples caricias como al principio de la noche. Ella más de una vez le había dicho que lo dejara y no hacía caso, hasta que después se había calmado y en ese momento llegue yo para salvarla.

Bueno, no dijo que llegue para salvarla, pero bueno, se entendió.

Lionel se quedó charlando un rato conmigo y Giuliana se fue a bañar.

Me agradeció por haber ido a buscar a su hija y por dejarla dormir en mi casa, que no sabía cómo me lo iba a devolver. Yo no lo pedí nada a cambio, porque me salió literalmente del corazón, llegue a donde estaba ella sin saber por qué. 

𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐘𝐎 𝐄𝐒𝐓É 𝐀𝐂𝐀 ✦ 𝘌𝘯𝘻𝘰 𝘍𝘦𝘳𝘯𝘢𝘯𝘥𝘦𝘻 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora