Final

1.7K 46 6
                                    

Narra Giuliana.


Todo el viaje lo pasamos en silencio, en momentos se me escapan una que otras lágrimas. Dormí más de la mitad del viaje, no quería pensar en todo eso que Enzo me había contado.

—Giuli, ya llegamos —Enzo me despierta y miro por la ventana.


(...)


Estuve pensando en irme de la casa de Enzo, porque fue mi papá quien lo mando a decirme que me mude con él. Capaz que Enzo ni quería, capaz que él ni siquiera quiso ser mi novio e hizo todo lo que hizo por mi papá. Sin darme cuenta ya estaba llorando otra vez.

Escucho que Enzo me llama, así que dejo toda la ropa pare seguir acomodándola después.

Al bajar me encontré a mi papá, bah, no es mi papa, es Scaloni.

—Hija... —vino rápido a abrazarme, yo no correspondí a su acto.

No quería hacer nada. Quería que todo lo que había pasado no hubiera pasado. Quería en estos momentos estar muerta, no quería más nada.

—Perdóname, Giuli. Yo lo hice porque te amo.

—Vamos a sentarnos así hablamos los tres bien —le dije yendo al living.

Estuvimos hablando un rato y ahora yo estaba en camino a Argentina, le dije a Enzo que se quedara, que yo iba a pensar si volver a vivir con él y demás. No creo que vuelva a vivir con Enzo.

Marina es el nombre de mi mamá. Papá no sé si tengo, ya que como ella trabajaba acostándose con muchos hombres puedo ser hija de cualquiera de esos. Tengo seis hermanas mayores que yo, que seguramente a las seis les paso lo mismo que a mí.

Me hicieron ver sus conversaciones y lo que dijo Enzo sobre sus sentimientos hacia mí era verdad, y eso me relajaba un poco. Pero no puedo entender como carajos Scaloni armo todo esto cuando yo tranquilamente podría haber hablado con Marina o haberle hecho una denuncia. Tampoco entiendo como Enzo acepto todo eso, ni como lo hizo Elisa.

Viví creyendo que las personas que tenía a mí alrededor era mi familia pero estaba completamente equivocada. Ellos eran unas personas que me sacaron de un tacho de basura y se hicieron pasar que los dos eran mis papás.

Con Elisa también quería hablar.

Cuando llegamos a Buenos Aires después de catorce horas de viaje, puros periodistas empezaron a hacernos preguntas como « ¿Qué paso con Enzo Fernández?» « ¿Está todo bien en la familia Scaloni?» « ¿Por qué fuiste a vivir a Lisboa de un día para otro?» « ¿Tuviste una pelea con Enzo Fernández?» Con Scaloni los ignoramos y tomamos un taxi para la casa.

Cuando llegamos Elisa enseguida me abrazó y me pidió repetidamente disculpas; después de aceptarlas fui a ver a Ian y a Noah, ellos estaban jugando a la Play con unos amigos. Me abrazaron y me llenaron de besos, yo hice lo mismo con ellos. Saludé a los amigos de mis hermanos y fui abajo con mis papás.

Como me duele llamarlos así y recordar que no lo son.

—Los chicos no saben nada de esto —dijo Elisa dándome un vaso con agua—. Según ellos vos te fuiste a vivir con Enzo porque lo habían decidido los dos.

No le respondí, tome agua y me quede mirando un punto fijo de la mesa.

—Llamé a Marina, ahora viene para hablar con vos... Giuli, si te doy un consejo, no vayas con ella. Quédate acá con nosotros, no queremos que sufras un infierno —me dice Scaloni acariciándome el brazo—. Ahora vuelvo, voy a dejar a los amiguitos de los nenes a sus casas, me los llevo a todos así hablan ustedes dos tranquilas.

𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐘𝐎 𝐄𝐒𝐓É 𝐀𝐂𝐀 ✦ 𝘌𝘯𝘻𝘰 𝘍𝘦𝘳𝘯𝘢𝘯𝘥𝘦𝘻 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora