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Narra Giuliana.


Anoche nos habíamos ido todos a dormir temprano, hoy nos teníamos que levantas a las 2 AM ya que teníamos un viaje de ocho horas y teníamos que estar ahí a las diez de la mañana.

Antes de ir a dormir me había despedido por una llamada grupal de Luana, Martu, Sofía, Lauty y Benja. Estuvimos hasta las nueve hablando.

Ya estábamos en el aeropuerto, Mateo había ido para despedirme. En un momento se cruzó con Enzo y lo fulmino con la mirada, yo rodee los ojos, era muy infantil.

—Te amo, llámame, contame como estas, si necesitas algo avísame...no me dejes colgado como hiciste cuando viajaste a Dubái. Yo también te voy a llamar todos los días, te lo prometo ¿vos me lo prometes?

—Te amo, y si, te lo prometo —nos dimos un beso corto, suave y tierno.

Después de despedirme de mi mamá y mis hermanos subí al colectivo que mi padre querido alquilo, de apoco iban subiendo los demás. Yo me senté en el asiendo individual de adelante, porque atrás parecía que me iba a ahogar, a veces era un poco claustrofóbica. Atrás mío estaban Enzo y Julián, a mi lado el Kun y el Papu. Mi papá iba atrás de ellos con Dybala; detrás de Juli y Enzo estaban Mac Allister con el Dibu, pobre Alexis, se lo va a tener que fumar ocho horas seguidas...

Y los demás, sinceramente no sé cómo se sentaron, porque iban subiendo uno tras uno. 

Cuando ya estábamos todos, mi papá habló.

—Antes de empezar con este viaje necesito hacerles algunas aclaraciones.

Ya va a empezar —me dije rodeando los ojos.

—Algunos...miran de más a... —antes de decir algo más me miro. Seguramente tenia tremenda cara de culo, porque lo que dijo después me tranquilizo—: nada, disfruten el viaje.

Después de decir eso todos lo miraban raro, pero el Papu empezó a gritar y todos le siguieron.

Hicimos la primer parada tres horas después de habernos subido, necesitábamos cargar nafta y desayunar algo, porque Julián se comió todas las facturas.

Bajamos todos y nos quedamos en la estación de servicio. Las chicas que trabajaban ahí les pedían fotos a los chicos y se ponían a cantar canciones de la hinchada. De eso veo que Julián compra facturas.

— ¿Mas facturas te vas a comer? Dios mío, pibe, vas a volver hecho una morsa —le dije robándole una rellena con dulce de leche. Son mis favoritas—. Decime que por lo menos compraste cañoncitos.

—No habían, yo también quería —hizo puchero.

Yo aproveche y me compre un café y una botella de agua grande, también compre unas galletitas con rockets. Cuando todos compramos ya lo que queríamos y terminaron de cargar nafta, salimos otra vez. Ya íbamos como quince minuto de viaje súper tranquilos, hasta que alguien empieza a llamarme. Me pareció raro que era el Dibu, seguramente me quería joder, porque lo tenía un asiento atrás mío.

—Dibu, no me llames, pelotudo. Estoy a un asiento...

— ¡NO ESTA EL DIBU! —Grita mi papa interrumpiéndome.

Enseguida atendí y puse en alta voz.

— ¡SOS UN PELOTUDO!

— ¡Dibu! ¿Dónde estás?

Los dos gritos de mi papá y míos se escuchan a la misma vez.

—Me había ido al baño y no vi más el colectivo —responde él todo inocente.

𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐘𝐎 𝐄𝐒𝐓É 𝐀𝐂𝐀 ✦ 𝘌𝘯𝘻𝘰 𝘍𝘦𝘳𝘯𝘢𝘯𝘥𝘦𝘻 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora