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Narra Lionel S.


Había dejado a los chicos solos y salimos con Pablo Aimar para comprar regalos para nuestras familias. Yo les compre a todos, menos a Giuliana porque le había hecho un ramo de chocolates la semana pasada, cuando llegamos y nos habíamos ido a recorrer el lugar.

Entre a una tienda de accesorios para comprarle algo a mi mujer, tenía pensado en algunos anillos que a ella le gustan. Cuando llegue a la sección de los anillos, me la encontré a ella.

Seguía teniendo el collar de perlas que le había regalado. Seguía con la misma hebilla blanca sujetando su cabello rubio en un rodete. Seguía usando esos lentes de contacto marrón, ocultando su verdadero color: el verde.

Nos miramos unos segundos con una sonrisa, no podía estar ni acercarme a ella, así que salí lo más rápido que pude.

— ¿Qué te paso? —Pablo ya tenía unas bolsas del lugar— ¿Todo bien?

—No...—me agarro la cabeza y empiezo a caminar—. Estaba —digo el nombre de la ojiverde.

Pablo abre sus ojos y empieza a caminar en dirección contraria, se notaba más frustrado que yo mismo. Lo sigo y me di cuenta que nos dirigíamos al hotel.

¿Qué hace ella acá? —me pregunte a mí mismo como si supiera la respuesta.


(...)


Habían pasado unas horas del pequeño reencuentro con la ojiverde, estuve hablando con Pablo sobre las posibilidades que ella tiene para encontrársela por la calle. Aunque no eran muchas decidí prohibirle que salga del hotel.

Lo que no sabía era que ella se iba a estar quedando acá.

—La vi —dijo entre jadeos Pablo, que había corrido hacia donde estaba—. Se queda en este hotel, dos habitaciones después que la nuestra.

—La puta madre —solté con preocupación.

—Tenes que hablar con los chicos, decirles que junten sus cosas e irnos a otro hotel. Ahora mismo voy buscando otro hotel para hospedarnos —se estaba yendo hasta que corrí tras él para abrazarlo.

—Gracias.

Él sonrió dándome unos golpes suaves en la espalda y siguió su camino.

Estaba en un quilombo de la puta madre.

Llame a Elisa, ella tenía que saber que ella estaba en el mismo hotel que nosotros.

—Hola, amor ¿Todo bien? ¿Cómo lo están pasando?

—Eli, nos vamos de este hotel. —Digo el nombre de la ojiverde— esta acá.

—La puta madre que te lo pario —susurro—. Váyanse de ahí lo más rápido que pueda.

—Sí, Pablo está buscando un hotel.

—Bueno, amor. Avísame cualquier cosa, ahora voy a acostar a los nenes. Te amo, no te preocupes por ella.

—Yo también te amo, descansa.

Le corte y vi como Aimar se me acercaba.

—Encontré este hotel —me muestra su celular—. Hay justo diez habitaciones.

—Listo, resérvalas —le ordene—. Yo ahora voy a hablar con la recepcionista.


Narra Giuliana.

𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐘𝐎 𝐄𝐒𝐓É 𝐀𝐂𝐀 ✦ 𝘌𝘯𝘻𝘰 𝘍𝘦𝘳𝘯𝘢𝘯𝘥𝘦𝘻 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora