Capitulo Ocho

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El menor maldecía entre susurros a su novio. Hoy tenían que ir a entrenar y no solo que estaba bastante adolorido si no que también había notado que todo su cuerpo estaba lleno de marcas. Tenía chupones tanto en el cuello como en su pecho y abdomen, además su cadera tenía dos marcas rojas que perfectamente las podía identificar como las manos del castaño.

No podía faltar al entrenamiento pero le daba muchísima vergüenza que sus compañeros lo vean así, en especial porque casi siempre después de entrenar se bañan en el lugar así que era algo normal ver los torsos desnudos de los demás o incluso sin siquiera pantalones.

...

Había decidido pedirle prestado un poco de maquillaje a su madre para cubrirse las marcas en el cuello y que apenas terminara el entrenamiento iba a volverse a su casa, así no tendría que desnudarse en los vestidores y que todo el mundo lo vea.

La base de su madre parecía que había funcionado bien, si le prestas atención podrías llegar a ver algún rastro de esta pero a simple vista no se notaba.

...

Ya estaban por la mitad del entrenamiento y nadie parecía prestarle más atención de lo normal. El mayor había llegado mas tarde de lo normal así que no pudo saludarlo de la forma correcta pero cada vez que se veían a lo lejos se aseguraba de que el otro notará lo enojado que estaba por las marcas que tenía.

Una vez que terminaron de practicar todos fueron directamente a los vestidores. El morocho también tenía que ir porque su mochila y sus cosas estaban ahí pero no planeaba quedarse más tiempo del necesario.

Cuando ya tuvo sus pertenencias y saludo a todos en un saludo general, se estaba por marchar hasta que alguien lo tomo del brazo.

-Vos no te vas a ningún lado, tenemos que hablar.- hablo mientras se pegaba a su espalda y le hablaba al odio.

La cercanía lo puso nervioso, no por quién fuera la persona, ya que sabía perfectamente quien era, si no por el hecho de que todos sus compañeros estaban ahí.

-Me tengo que ir, si querés después hablamos.- dijo intentando que en su voz no se notará los nervios que tenía.

-Te dije que tenemos que hablar ahora, vos no te vas a ningún lado.

El tenerlo tan cerca, con su voz dominante hablándole a oído y el desconcierto de que cualquiera podría ir hacia ese lugar en cualquier momento y encontrarlos juntos le estaba afectando bastante. No tuvo otra opción más que entrar nuevamente a los vestidores con la excusa de que se había olvidado de algo y esperar a que todos los demás se vayan.

Para su suerte, o no, ya quedaban pocos ahí adentro así que no tuvieron que esperar mucho tiempo para estar completamente solos.

Antes de que pudiera girar hacia el contrario para preguntarle de que quería hablar, sintió como este lo acorralaba contra una pared pegando su pecho a su espalda y hablándole al oído en voz baja.

-¿Te pensas que no me di cuenta de que te pusiste ese estupido maquillaje? ¿Acaso no querés que se vean las marcas que te hice? ¿No querés que todo el mundo sepa que sos mio? Pero si te las hice para eso, mi amor, para que todos vean que ya tenés dueño.

Mentiría si dijera que tener a su novio pegado, restregandose contra él, mientras le dice todo eso al oído y con la posibilidad de que alguien entre en cualquier momento y los encuentre así no lo calienta pero el era una persona sincera y nunca se había sentido tan duro en la vida.

Cuando logro conectar sus pensamientos para poder responderle, algo los hizo parar abruptamente. Escucharon la puerta abrirse y dos voces que conversaban entre sí.

Por suerte ambos tuvieran tiempo de alejarse y acomodarse un poco antes de que los otros dos chicos notaran su presencia pero más allá de eso, el que estén ambos completamente rojos, sudados y tapándose sus miembros con sus bolsos era medio sospechoso.

Los chicos que acaban de entrar estaban buscando una remera que se había olvidado uno de ellos. Por suerte, no dijieron nada del estado en el que encontraron a los otros dos pero eso no evito a qué los mirarán de forma extrañada.

Sin decir más, la pareja salió del lugar, despidiendose de sus compañeros pero sin querer quedarse más tiempo en ese incómodo ambiente.

Subieron al auto del mayor y fueron a su casa, los dos lo suficiente avergonzados de la situación como para no hablar del tema.

...

Al día siguiente, el director técnico había llamado a Julián. Solo le había dicho que tenía que ir a una reunión privada, así que no tenía idea de para que lo citaron.

Una vez que llego al lugar espero a que lo llamen para ingresar a la oficina donde está la persona que lo había citado.

-Buenos días, Julián, me alegra que hayas venido, toma asiento.- el señor ya canoso y con bastantes arrugas desmotrando su avanzada edad, estaba sentado atrás de su escritorio, invitándolo con un gesto que demostraba ser cálido pero había algo que por dentro lo hacía sentir intranquilo.

Ya sentando devolvió el saludo esperando a que el otro hombre hablara.

-Mira, Julián, me alegra informarte de que hay un club que está interesado en vos, el Manchester City para ser exactos. Me parece que no es necesario que te explique lo importante que es eso y lo mucho que beneficiaría a tu carrera.

Julián estaba sin palabras, no podía creer lo que estaba escuchando. Un club extranjero lo quería.

El señor pareció notar el estado de anonidad que tenía el chico más joven así que siguio hablando.

-No hace falta que respondas ahora, te dejo unas hojas con la mayor parte de la información, te tomas unos días para que lo pienses y después lo hablamos bien.

Cuando el castaño logro recuperarse y estuvo a punto de responder, el contrario agrego algo que lo desconsertó un poco.

-Una cosa más, Julián, tu carrera está en aumento y muchos clubes te tienen en la mira, no me gustaría que todo eso, todo tu futuro, se vea afectado por las relaciones que tenés, o mejor dicho, la gente con la que te juntas. Hay algunos rumores por el club que espero que no sean ciertos, realmente tenés futuro, hijo, yo no tiraría todo por la borda solo por una confusión de la adolescencia o por simplemente querer experimentar.

No entendio a qué se refería el señor o capaz no quería creer que era eso, así que solamente asintió y salió del lugar. Estaba emocionado pero eso último lo dejo con un gusto amargo en la boca.

Antes de Perderte | Enzo x Julián  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora