Capítulo Diesieis

2.5K 297 365
                                    

Después de las charlas que tuvieron se podría decir que las cosas siguieron bien entre ellos.

Cada tanto se hablaban durante las comidas o los entrenamientos, se sonreían cuando sus miradas se encontraban a lo lejos y cada vez su trabajo en equipo o individual mejoraba más, parecía que el tenerse cerca les hacía bien a los dos.

Julián sabía que eso era un avance y estaba feliz pero, al mismo tiempo, no sabía cuánto más iba a poder soportar de esta forma.

Quería poder besarlo, abrazarlo, sentir su cuerpo junto al propio, tenerlo abajo suyo, o al revés, no le importaba pero extrañaba demasiado el contacto del otro.

...

Ya había pasado el partido contra Arabia Saudita y, para su sorpresa, perdieron. Se podía sentir en el ambiente la frustración y el enojo por doquier.

Todos se sentían insatisfechos con su desempeño, sentían que podían haberlo hecho mejor, esforzarse más.

En el vestidor nadie hablaba, todos estaban metidos dentro de su propia burbuja de autocrítica.

Cuando les dijieron que tenían que ir hacia el colectivo que los llevaría al hotel, el castaño vio a Enzo a lo lejos, estaba solo y se veía bastante desanimado así que decidio ir con él, pero antes de que pudiera llegar, alguien se le adelantó.

Lautaro se había puesto al lado de morocho y este apenas lo vio lo abrazo, se veía como empezaron a hablar y supuso que el menor lo estaba consolando por sus dos goles anulados durante el partido. El también se sentía mal por eso pero sabía que no era el momento para ir a hablar con él.

...

El primer momento en el que se percató que el otro estaba solo fue cuando, después de comer, el morocho se dirigió a lo que era una especie de balcón bastante grande, que estaba cerca del lugar en donde comían.

Ese era el primer momento que tenía para hablar con él y no lo iba a desperdiciar.

Rápidamente fue atrás del morocho. Al entrar al lugar, el menor estaba apoyado sobre el barandal, supuso que mirando el cielo, no pudo a ver su cara porque estaba de espaldas pero le fue fácil darse cuenta que era lo que estaba haciendo porque cuando estaban juntos era algo que el contrario hacia con frecuencia.

-Jugaste bien hoy, sin importar el resultado.

El otro no pareció sorprendido por su presencia, ni siquiera se giro a mirarlo.

-El resultado siempre es lo que importa, Juli.

Intento que el apodo no lo afectará.

-Todavía tenemos otra oportunidad, la última. Está vez lo vamos a hacer bien.

No sabía de dónde sacó el valor pero, mientras decía eso, le agarro la mano.

El morocho lo miro por unos segundos pero no dijo nada, tampoco corrió la mano, lo que le pareció una buena señal.

Julián se empezó a acercar más a Enzo, no sabían en qué momento este había quedado apoyado contra la baranda pero dandole la espalda, cara a cara con Julián, a quien tenía al frente y amagaba con agarrarle de la cintura.

-Las segundas oportunidades no siempre salen bien y más si ves como terminó la primera.

-Si nos esforzamos lo suficiente estoy seguro de que todo puede mejorar.

Cuando termino de decir eso, dejándose guiar por la valentía del momento, juntó sus labios.

Al principio ambos se quedaron quietos, se volvían a acostumbrar a esa sensación tan conocida de tiempos atrás. El primero en moverse fue Julián, fue lento, como con miedo de que el otro se alejara, pero al sentir como el menor lo agarraba de la nuca y profundisaba el beso se dejó llevar.

Estuvieron así durante unos segundos, volviéndose a sentir, se extrañaban y se notaba pero a pesar de eso ninguno perdió la familiaridad de recibir los labios del contrario contra los suyos y el saber a como reaccionar a cada moviendo hecho por el contrario.

Cuando se separaron, Enzo lo miro con una sonrisa triste.

-Esto... Esto no puede volver a pasar, Julián, perdón pero no.

Hizo el intento de irse pero el contrario lo agarro de la muñeca parando su moviento.

-Por favor, Enzo.

Sus ojos irradiaban una especie de suplica y desesperación, no quería que el otro se fuera

El morocho no lo podía mirar a los ojos, su vista se clavo en el suelo y no la aparto de allí.

-Yo te tengo que pedir por favor a vos, no quiero volver a pasar por lo mismo, no sé si lo soportaría.

Se podía escuchar como la voz de otro se empezaba a quebrar. En ese momento lo soltó y el otro rápidamente se fue de allí, no salió corriendo pero casi, por la dirección que tomo parecía que iba a su habitación.

Se sentía egoísta, hasta ese momento no se había puesto a pensar en todo el dolor que le podría haber causado al menor con todo lo que hizo, corrección, si lo pensó pero no con la intensidad que noto recién.

Paulo tenía razón, si seguía con eso lo único que iba a lograr era que ambos salgan lástimados y no quería volver a hacerle lo mismo a la persona que tanto amaba.

Pero sentía tanto anhelo de tenerlo nuevamente con él, poder volver a sentir lo que era amar y ser amado.

El beso de recién era una señal de que todo podía volver, podia ser como antes.

El volverlo al sentir cerca, el tenerlo de nuevo entre sus brazos aún que haya sido solo por unos minutos, fue como volver a la vida, había sentido más en ese diminuto momento que en toda su estadía en Inglaterra.

En vez de volver a su habitación decidio quedarse un rato allí afuera.

Mientras trataba de acomodar un poco sus pensamientos, se dio cuenta de lo mucho que extrañaba a su hija, siempre que tenía esos momentos donde sus sentimientos se sentían como demasiado, ella venía con él en busca de mimos y lo hacía sentir mejor.

Pero lo reconfortó el saber que en pocos días sus padres van a venir y la van a traer con ellos

Ella era un gran recuerdo de su pasado con Enzo y a pesar de que existía la oportunidad de que el menor no lo perdone y no puedan volver a estar juntos, el tenerla con el siempre va a ser por lo cual estaba agradecido, cuando sentía que no podía más ella estuvo con él y lo ayudo, no dejaría a su pequeña hija por nada del mundo.

Antes de Perderte | Enzo x Julián  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora