Capítulo 16

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- ¿Quién sos?

Miré hacia arriba de Yolanda y detrás estaba Juliett.
Yolanda me miró y luego se giró.

- Hola, soy Yolanda, soy una amiga de Andy. - extendió su mano pero fue en vano. - Bueno...creo que me voy, hasta luego. - sonrió y se dirigió hacia el interior del hotel.

- ¿Quién es esa? - preguntó y tomó asiento.

- Es una amiga, la conocí el otro día por Nethan.

- ¿Y qué hace acá?

- Se está alojando hace unos días.

- ¿Y por qué estaba con Nethan?

Dios, por qué hace tantas preguntas.

- Es o era la novia de él, ahora solamente son amigos.

- ¿Y siempre está cuando se juntan con tus amigos?

- No, no siempre.

- Si, claro. Espero no volver a verla nunca más. Ni a vos con ella.

Luego de un rato, fui a buscar mi auto a la comisaría y regresé rápidamente.
En toda la semana no tuve contacto con Lola, no hablamos, no sabía nada de ella, la llamaría, pero no podemos vernos, no puedo volver a verla. Tampoco hablé con mi hermano, así que no sé nada.
Eso me inquieta demasiado, la pensé toda la semana, todos los días, en ningún momento salió de mi cabeza lo que pasó en el sillón de mi departamento, por momentos me arrepiento de haberlo cortado, y por otros pienso que estuve bien, que era lo adecuado.
También estoy desesperado a nivel sexual, tengo sexo con Juliett, pero no me quedo satisfecho, ya se me hizo costumbre pensarla cuando estoy con Juliett, y aún más con lo que pasó.

El reloj marcaba las 21:10 p.m, estaba solo fumando en el balcón, Juliett se fue con sus amigas a cenar. Estaba muy aburrido y pensé en Yolanda, que me dijo que si necesito algo fuera a su habitación, solamente necesito hablar, es la única persona que lo sabe.
Antes de ir a su habitación, compré una caja de chocolates, se merecía algo por escucharme.
Cerré la puerta detrás mío y busqué su habitación, la 118. Cuando la encontré, toqué la puerta y al segundo me abrió.

- Hola, ¿estás ocupada? - observé que ya tenía puesto el pijama. - vengo en otro momento sino.

- Hola Andy, claro que no, pasa. - se hizo a un costado y entré.

- Te traje chocolates, lo mínimo que mereces por aguantarme. - sonreí y los coloqué en la mesa.

- Muchas gracias Andy, no hacía falta. - sonrió y los colocó sobre la mesa.

- Un gusto.

- Me imagino que tu novia no está. - rió.

- No, se fue con las amigas. Perdón por lo que pasó, ella es bastante celosa.

- Lo noté. - rió. - ¿querés tomar algo? tengo vino, jugo y cerveza. - caminó a la cocina.

- Una copa nomás de vino, por favor.

- No tengo nada para comer, siempre como en el restaurante del hotel, disculpa. - rió.

- No te preocupes, no tengo hambre.

Tomó dos copas, sirvió vino en cada una, y las trajo, apoyándolas en la pequeña mesa ubicada entre los sofás.
Miré su departamento y era muy lindo, tenía una bodega repleta de vinos, una de las paredes era marrón claro, las demás rojas y el piso era de madera, un balcón vidriado y entraba el aire soplando las cortinas negras.

- Toma asiento, ponete cómodo. Tomá. - me extendió un cigarrillo y el encendedor, y colocó el cenicero en frente de nosotros.

- Gracias. - prendí el mío y le devolví el encendedor.

mi tíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora