Pip Pip Pip. - sonaba fuertemente el reloj a las 07:30 a.m.
- Carajo, ya debería haber vuelto. - me puse de pie rápidamente comenzando a vestirme.
Mientras me colocaba el cinto me giré a verla, estaba profundamente dormida, la sábana blanca cubría todo su cuerpo.
Luego de vestirme, me vi en la obligación de despertarla, debía llevarla a su casa o dejarla lo más cerca posible para que piensen que se quedó en la casa de su amiga y vino en taxi. Mierda, odio mentir.
La tomé por el hombro y la sacudí suavemente, estaba más dormida que un tronco.
En unos minutos despertó, estiró sus brazos, abrió sus ojos, y esbozó una sonrisa mirándome.- Tengo que llevarte a tu casa, vestite y vamos.
- Buen día, ¿no? - suspiró.
- Buen día, vestite y vamos.
Resopló y se puso de pie, estando desnuda. Automáticamente desvié mi mirada a otro lado y fui a la cocina para dejarla cambiarse.
En unos minutos volvió, con su largo cabello enredado y el peine en la mano, comenzó a intentar peinarse.- Necesito que te apures, hace más de una hora debería estar con Juliett.
- ¿Es mi culpa? vos fuiste el que se despertó tarde, si te despertabas más temprano yo también lo hacía. - respondió enojada. - ¿Podrías peinarme? No puedo hacerlo.
Fruncí el seño y tomé el peine, me coloqué detrás suyo y intenté desenrredarlo suavemente, nunca pensé que fuera tan difícil peinar a una mujer. Su cabello es único, tan pelirrojo y largo, y cuando el sol incide en él parece fuego.
- Gracias. - sonrió.
Tomamos nuestras cosas y nos dirigimos a la puerta para bajar al estacionamiento, pero antes de salir la tomé por el brazo.
- ¿Qué pasa? - me miró asustada.
- Lo que pasó anoche, no va a volver a suceder y ésta vez es en serio.
- ¿Por qué? - preguntó apenada.
- Tengo novia, y esto no es adecuado, no está bien.
- Dijiste que pensabas dejarla, y si no es adecuado, ¿por qué anoche aceptaste? porque yo creo que lo disfrutaste como yo.
- No voy a dejarla, la amo. Y lo de anoche fue un error, estaba borracho, no pude evitarlo.
- No creo que estuvieras tan borracho porque por momentos intentaste pararlo.
- Si lo estaba. Esto no va a volver a pasar, no más salidas ni vernos estando solos. Y no es una pregunta, es una orden. - abrí la puerta y salí al pasillo esperando que hiciera lo mismo.
Solamente me miró enojada y bajó al estacionamiento mientras yo cerraba la puerta.
Subimos al auto y la llevé a casa, no cruzamos ni una palabra, cuando llegamos cerró de un portazo y entró a su hogar, por suerte nadie nos vió.
En unos 10 minutos estaba entrando a la habitación del hotel, ya esperaba los gritos de Juliett.
- Buen día Juliett. - dije en voz alta.
- Buen día amor. - corrió hacia mi y me besó, inesperadamente. - ¿dónde pasaste la noche?
- En la casa de Nethan, me dejó quedarme a dormir porque había tomado mucho y si en la ruta estaban los policías iban a sacarme el auto.
- Ah claro, que amable. - sonrió.
Creo que hoy se despertó con el pie derecho.
- Intente hacer el desayuno para vos, veni. - me tomó de la muñeca y me llevó hacia la cocina, donde había café, tostadas y mermelada.