La Otra Cara De La Moneda

La vida te da sorpresas.

En estos 10 años que habían pasado, no solo me había dedicado a hacer 2 carreras, aumentar el tamaño de la empresa, si no, también, mi físico, llevaba una dieta saludable, hacía ejercicio, y respetaba mis horas de sueño.
También llevaba una correcta salud mental, había decidido dejar atrás a la anterior Jazz, y empecé por cortar mi cabello largo que llegaba hasta la cadera, para llevarlo ahora en un Bob largo con un balayage, y liso.
Me gustaba bastante mi nueva vida,  era una mujer respetable, pero sobre todo poderosa, tenía a mi lado a mis 3 mejores amigos, y tenía otras amistades que conservaba a través del tiempo, a mi papá que día con día lo hacía sentir orgulloso de mi, todo tenía un perfecto equilibrio, excepto por la parte que decidí sacar al amor, de mi vida, después de lo que paso con José y la forma en que lo lastime no me sentía con la confianza de volverme a enamorar, no sabía amar, y lo mejor era retirarme.
Cómo cualquier día en la oficina, estaba organizando unas cuestiones para una junta, cuando recibí una llamada de Julia, una amiga de muchos años, la cuál se la pasaba de fiesta aún, me estaba invitando al club nocturno, porque me tendría una sorpresa, y aunque deje de ir hace mucho tiempo, considere que podía distraerme por una noche, además aumento mi curiosidad al decir que habría una sorpresa.
Llegué a casa temprano, comí con papá, y tuvimos una amena charla sobre el trabajo, disfrutaba realmente tener a mi papá conmigo.
Después subí a mi cuarto y buscaba que ropa ponerme, casi no tenía vestidos de fiesta, más que uno o dos, uno era de seda rojo, que al momento de ponermelo Lucia demasiado provocador, y a estas alturas, ya no me sentía con esa confianza, así que me probé otro blanco de lentejuelas, con corte recto, me gustó como me veía, me veía a la moda, pero sin lucir provocadora, me calze unas zapatillas altas plateadas, retoque mi maquillaje sencillo, y dejé mi cabello suelto, adornandolo de un lado con una pequeña peineta, que detenían mi cabello, haciendo que el flequillo del otro lado tuviera más protagonismo.
Bese la frente de papá y le prometí que llegaria máximo a las 2.
Cuando llegue al club, un mesero me indico la mesa que me esperaban, saludé a todos y pregunté de inmediato a Julia sobre mi sorpresa

-viene llegando
-¿Llegando? ¿quién?
-mira atrás y velo tu misma.

Cuando voltee mire a lo lejos a un hombre alto casi de dos metros, con el cabello largo y oscuro, dónde quiera que fuese, podría reconocerlo, mi corazón comenzó a latir apresuradamente, casi al punto de doler, no sabía que hacer, quería huir, creía que eso sería lo mejor, estaba a punto de darme un colapso, cuando Julia agarro mi muñeca

-¿Apoco no sigue guapísimo como siempre?

Entonces la voltee a mirar a punto de las lágrimas, Julia estaba radiante, la verdad es que ella no sabía absolutamente nada de lo que había sucedido en el pasado, estaba a punto de romperme, cuando ella lo noto se le borro la sonrisa y me hizo levantarme junto a ella, estaba dispuesta a decirle que no podía ver a José, que todo había terminado muy mal, pero fue todo muy lento, a media vuelta José nos alcanzó

-Julia, ¿A dónde vas sin siquiera saludarme?
-Para nada íbamos al tocador , ¡Que gusto! ¿Cuánto tiempo sin vernos?

Lo abrazo energéticamente, yo estaba volteada sin verlo, así que dudaba si me había visto, por lo que tome siguilosamente mis cosas dispuesta a irme

-Pero Julia, no seas mal educada, ¿No me presentarás a tu amiga?
-¿Presentarte la? Pero si es Jaz

En eso me quede quieta, mi corazón dejo de latir y dejé de respirar, voltee poco a poco para solo escuchar a José

-¿Jazmin?

Nuestras miradas se cruzaron, y nos quedamos ahí, viéndonos, sin decir nada

-Pero que aguados, abrasala, tienes 10 años sin ver al amor de tu vida

José se acercó, me tomo de la muñeca y me contrajo a él, sentí ese momento tocar el cielo, me estrujó, y yo no pude quedarme atrás, lo abrace muy fuerte, y el me correspondió, cómo si no hubiera pasado nada tiempo atrás, cómo si siguieramos siendo los dos niños enamorados...
Nuestro abrazo fue largo, sentí cada músculo de su cuerpo en contacto con el mío, su olor penetraban mis fosas nasales, y la suavidad de su melena acaricia mi mejilla.
Ninguno de los dos queríamos soltarnos, era como si mi corazón agrietado, se volviera a hacer uno solo, sano y sin una sola herida.
Me soltó, solo para tomar mi cara y hacerlo ver a los ojos, seguía siendo tan  guapo, solo que ahora su cara más madura y algo de barba asomándose en su barbilla.
Pronto se acerco y me dió un casto beso, esto hizo que mi corazón saltará de la emoción, y por esos momentos sentía que estaba completa en mi vida, entralazo mi mano y después saludo a los demás.
Yo seguía en completo shock, había momentos en que creía que estaba muy borracha y que todo esto era solo una alucinación, todo fluía de manera tan perfecta, todo era como antes, las risas, las miradas de coqueteo, cuando el me volteaba a ver y me daba un beso en la mejilla, parecía un sueño y yo no quería despertar de este.

Mire mi vaso de whisky el cuál estaba intacto, y podía saber solo por eso que estaba sobria y en la realidad, así que otra vez volvía sentirme agradecida por este momento, y comencé a responder los besos de José, hasta que el me invitó a bailar.
Los malos pensamientos seguían latentes en mi cuerpo, un vestido un poco bien puesto, y los tacones de infarto que comenzaban a lastimarme, pero mi Pepe, estaba tomando me de la cintura, y ya no me importaba algo mas que eso...
Bailamos varias canciones juntos, y sonreímos, porque de nuevo estamos juntos, eso me gusta, me gusta mas, incluso que mi pasado...

-mi querido Pepe

Sonreía, mientras jugaba con sus mejillas, y el parecía encantado, siempre supe que odiaba que las mujeres apachurrarán sus mejillas, pero siempre fui su Jazz, la única chica que podía hacer con el, lo que quisiera...
Pepe no dejaba de abrazarme y acariciarme, algo dentro de nosotros necesitaba saber que todo era cierto, que estar hoy, presentes era lo único que nos importaba...
No se que hora era ya, pero era tarde, y la fiesta seguía en todo su apogeo, el celular de Pepe sonó varias veces, pero jamas contestó, ni siquiera se inmutaba, pero si me sonreía, y eso era lo único que me importaba esa noche....
Después comenzamos a besarnos, hasta derretirnos en uno mismo, no se en que momento decidimos ir a un hotel, pero al llegar, todo fue fácil, el me besaba, yo tocaba su larga cabellera, mientras que con la otra jugueteaba con su espalda, José me había subido a una mesa para que le fuera más fácil besarme, no se en que momento creció tanto, que parecía una bestia a comparación mío, su espalda estaba muy ancha y sus brazos muy bien trabajados por el ejercicio, sus piernas parecían concreto puro, mientras que el al igual que yo exploraba mi cuerpo, pronto nos decidimos de la ropa, e hicimos el amor una y otra vez, cómo si nuestros cuerpos nos necesitaramos .

Después de un tiempo nos quedamos dormidos, abrazados.

Cuando desperté, José estaba acariciando mi rostro, abrí los ojos poco a poco y pude ver sus preciados ojos, los extrañaba bastante, así que límite a abrazarme.

-Estas muy estrecha.

Soltó de la nada, sabía a lo que se refería, esa misma frase la uso la primera vez que estuvimos juntos, cuando fue la primera vez de ambos, y a la vez me resultó un poco extraño, ya que usualmente así era mi cuerpo, lo que me hizo pensar con cuántas más pudo haber estado para que fuera su primer frase de la mañana, además si el había estado con más, me moriría de la pena el decirle que durante todo este tiempo jamás volví a meterme con alguien, así que solo dije

-Tengo hambre, ¿Que hora es?

De pronto José tomo su celular, ví de reojo que tenía como 50 llamadas perdidas pero no logré ver quién le llamaba

-son las 10, debo irme

Se paró como un resorte, y también yo, le había prometido a papá llegar temprano y sin embargo ya era otro día, comencé a vestirme

-¿Vas a casa de tus papás?
-No, no me estoy quedando con ellos, disculpa pero debo irme.

Me dió un largo beso, y después se marchó, sin decir más...
Por supuesto que está reacción me hizo sentirme muy confundida, en el pasado, José se desvivía por mi, y por ningún motivo me hubiera dejado tirada en un hotel, sin embargo no quise darle muchas vueltas al asunto y quise creer que fue porque tenía mucho trabajo, ya que era un Doctor cardiólogo reconocido.