Aún recordaba la noche, que formalmente Eric pidió mi mano, obviamente mi papá estaba en contra, sin embargo no era tonto, y sabía la deshonra que significaba que yo pudiera ser madre soltera, además, ¿Quien mejor que Eric?, si no era el, iba a ser Alberto, el homosexual, del cual toda su vida se la pasaron cuchicheando a sus espaldas, y aunque mi papá juraba que el estaba enamorado de mi, el día que se declaró cien por ciento homosexual, las iluciones de papá terminaron por morir...
Ahora llevaba un carísimo diamante en la mano, señal de estar comprometida, mi abultado estómago, daba la forma de al menos tener unos 5 meses de embarazo, agradecía cada segundo haber ganado peso, pero sobre todo, agradecía que la anemia se había ido, aunque no la presión baja, y aunque mi embarazo estuviera estipulado como alto riesgo, todo en mi influia para sentirme bien, bajo las íntimas recomendaciones de Darla y tener que ir a visitarla cada 15 días, mis nervios aumentaban,cada vez que veía acercarse José, siempre huía, y también sabía muy bien que no sabía nada de mi embarazo, eso por un lado me mantenía tranquila, por el otro, tener que escuchar día con día las quejas de Alberto al tener que diseñar el vestido de Verónica, siempre se quejaba que tenía bastante cuerpo, que nisiquiera yo, con 9 meses de embarazo, usaría tanta tela, claro que era un exagerado, yo ya no estaba esqueletica.
Había amanecido con un poco de resfriado, la voz ronca, apenas recibí la llamada habitual de Darla, de sólo oirme me ordenó ir al consultorio, pero eso me daba tanto pánico, sabía que las demás veces había tenido suerte y lograba esquivar a José, pero sucedería que un día mi suerte cambiaría.
No hice mucho caso a la recomendación de Darla; en cambio me almorcé un delicioso pedazo de pizza junto a un tarro lleno de coca cola, frei unas palomitas y el plato lo puse en mi redonda panza, desde que mi papá se enteró de mi embarazo me ayudaba bastante en la empresa y me daba más descansos, ya no sólo sábados y domingos, cosa que agradecía enormemente, mi espalda dolía y mi panza pesaba bastante, mis senos estaban poniéndose duros, cosa que al principio me gustó, pero cuando fueron creciendo, resultaban incómodos.
Me entraron unas enormes ganas de orinar, estaba sola en casa, así que me levanté aún en pijama de ositos, no tarde en sentarme, y cosa más rara sucedió, no orine, no estando sentada, no rogandome, pero sucedió algo extraño, al mirar mis calzoncillos y ver una diminuta raya roja, puso todas las alertas que habitaban en mi, mi cuerpo dio un ligero giro,cosa que me hizo temblar, tomé una toallita y al verla con más sangre solté un grito, obviamente imprudente, nadie podía escucharme...
"Mi amor resiste, por favor"
Sin fuerzas, y muy asustada, o más que eso, tomé energía, me puse de pie, aún en pijama tome las llaves del único carro que había en la casa, me maldije por haber dado el día libre a todos, mínimo debi quedarme con Gordon, mi chofer habitual...
El hospital no estaba muy lejos de ahí, pero el dolor comenzaba a emanar, algunas veces tuve que acelerar a incluso pasarme foco rojo, pero eso no me importaba, me sobraba el dinero para pagar multas, ahora lo realmente urgente era salvar a mi bebe...
No se donde estacione el carro, mi vista comenzaba a nublarse, estaba tan desesperada, ya sentía el pantalón mojado, no quise verme, no quise tocarme, lo que realmente me urgia era salvar la vida de mi bebe...
Entre al hospital, con toda la prisa que mi debilitado cuerpo me permitía, pero el recibidor estaba vacio, pensé rápido "¿escaleras o elevador?" Opte por las escaleras pulcramente blancas, camine a ellas, pero mi vista de nublo, todo dio vueltas y el piso se movió, sentí que temblaba y poco a poco fui perdiendo el equilibrio, fui consiente de ello, entonces trate de caer sobre mis manos, nada de senton, nada de panza o cabeza, sobre las manos, me daba igual romperme las muñecas, prefería ese dolor a que la pasará algo a mi bebe...-¡Señora!
Escuché una voz tan angelical, por supuesto que era masculina y por supuesto que pertenecía a José...
El dolor se volvía insoportable, en ese momento de rodillas no me importó suplicar, suplicar porque salvará a nuestro bebé...-por favor... ayúdame...
El dolor aumentaba, el sangrado seguía fluyendo ya sentía las rodillas mojadas, José rápidamente se agachó para tratar de levantarme, pero al momento que quise mirarlo, el se quedó petrificado, no podía creer que fuese yo, quien clamaba su ayuda, lo vi en sus ojos, vi ese terror, la desesperación, todo junto, todo revuelto, todo sin sentido... comenzaron a salir las lágrimas, odiaba ser débil, pero en ese momento más que mostrarme orgullosa, tenía un bebé que rescatar
-José... por favor salvalo...
En ese momento, en ese estado de desesperación, no me importaba gritarle a los cuatro vientos que por favor salvará a su hijo, que no le dejase morir, era lo que me importaba, no quería quedarme sin el pequeño que más amaba en todo el mundo, ya me había quedado sin mi madre, sin José, y ahora perder a la única criatura que no me dejo caer cuando estuve en oscuridad, no me importaría decirle a José que el bebé que llevo dentro es fruto de nuestro amor, pero no se que pasó, mi voz se apagó y todo se volvió negro....
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La Otra Cara De La Moneda
RomanceJazmín es una hermosa mujer quien lo tiene todo... -no juegues con fuego que puedes quemarte Y a ella le encanta desafiar al destino