MARGUS // ONE-SHOTS

Secundaria II

Agustín había llegado temprano a la escuela, así que decidió esperar sentado en la esquina a que abrieran las puertas. Estaba viendo memes en su teléfono cuando una sombra comenzó a tapar el poco sol de la mañana, el ojiceleste levantó la mirada sonriente, creyendo que se trataba de su amigo salteño, pero estaba muy equivocado. En silencio, Nacho se sentó junto a él. Pasaron algunos segundos hasta que el rubio rompiera el silencio.

-¿No vino tu novio todavía? -indagó fingiendo total desinterés ante la pregunta.

-No es mi novio, es mi amigo... -contestó con simpleza el chico mientras recibía un mensaje de Marcos que le indicaba que estaba cerca.

-No me gusta que te juntes tanto con él, ya ni hablas conmigo... -soltó el mayor con leve tristeza en su voz.

-No sé porqué te importa, ni siquiera somos amigos -aclaró Frodo sin dirigirle ni una pequeña mirada.

-Para mí sí sos mi amigo... De hecho, justo de eso quería hablarte... -se lo veía nervioso, como si tuviera que decirle un secreto tan grande que no podía seguir reteniendo.

-Te escucho -fue lo único que salió del chico, aunque seguía sin mirarlo.

-¿Querés salir el sábado a ver una película?

El rubio habló tan rápido, que Agustín a penas y le había entendido. Por primera vez dirigió su vista a los ojos azules del contrario, aquello con lo que tantas noches había soñado en el pasado se había hecho realidad, con una gran diferencia, Agus ya no sentía nada por el chico. Aquellas palabras eran totalmente vacías en sus oídos, como si le hubiera dicho algún insulto o algo parecido. El castaño soltó un leve suspiro, una sonrisa irónica se dibujó en su rostro.

-¿Me lo preguntas porqué querés salir conmigo o porqué querés que me aleje de Marcos? -el rubio parecía ofendido ante las palabras de su supuesto amigo.

-Creo que es obvio, pero bueno... -respiró hondo y, con una leve sonrisa, miró a los ojos celestes del contrario-. ¿Querés salir conmigo?

Agustín, sin saber que a unos pasos se encontraba Marcos escuchando atentamente la conversación, decidió contestar con la mayor de sus sonrisas. El salteño sintió que su corazón se partía en mil pedazos, realmente se había enamorado perdidamente de su amigo, y lo que creyó mutuo, al parecer no lo era. Pero aún así no se acercó, decidió terminar de oír aquella conversación, algo le decía que esa hermosa sonrisa que amaba, ocultaba algo más.

-No -contestó Agus con simpleza levantándose del suelo.

-¿No? ¿Cómo que no? -preguntó confundido el rubio levantándose de dónde se encontraba. El corazón de Marcos volvió a latir en ese preciso instante.

-No Nacho, no quiero salir con vos. Me usaste como a un peón durante mucho tiempo, y permití que lo hicieras... Fue la mayor idiotez que hice en mi vida. Pero ya no voy a dejar que me uses como a un muñequito de trapo, yo estoy interesado en otra persona, que evidentemente no sos vos. Digo, ¿Por qué querría estar con alguien que no siquiera me defiende cuando SUS amigos me están atacando? Que sepas que un poco de amor propio tengo.

Sentenció el de ojos celestes con una amplia sonrisa en su rostro. Al fin tenía el valor para decirle al rubio todo lo que llevaba pensando desde hacía tanto tiempo. No iba a mentir, Frodo se sentía el rey del mundo por poder decirle que no a ese cretino, el cual estaba completamente desconcertado, no podía entender en qué momento había perdido a la persona más importante de su vida, al único que le era sincero, con el único que podía ser él mismo cuando estaban a solas, al único que lo hacía sentir especial, querido... Hasta que en su cabeza se encendió una lamparita brillante.

-Es por Marcos... -murmuró con enojo y pequeñas lágrimas escapándose de sus ojos, sus puños totalmente cerrados y su vista fija en los ojos del contrario-. Si no fuera por él, podríamos estar juntos... Es su culpa... Él te alejó de mí...

-No... No es su culpa, es tuya. Vos me trataste como si no valira nada, y yo no me había dado cuenta de eso hasta que Marcos vino y, sin conocerme, me trató como si fuera un diamante... -aseguró el castaño con una linda sonrisa al recordar como el menor lo cuidaba y lo trataba, con esos apodos lindos, o con caricias, le demostraba cuánto lo quería de tantas formas diferentes que Agustín se emboba al recordarlas.

-Estás pensando en él, ¿No? -El más bajo sólo asintió con una sonrisa-. Puedo cambiar... Prometo tratarte como si fueras aún mejor que el diamante, puedo...

Antes de poder terminar la frase, Nacho fue cortado por otra voz mucho más gruesa, con una tonada salteña muy linda, o al menos así era para Agustín.

-Es que uste' no entiende nada, primo... El Agu vale por un millón de diamante'. Uste' no supo como tratarlo, pero yo sí. Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde -aseguró sonriente parándose junto a si gran amor, ahora más que correspondido-. ¿Me esperó mucho?

-No tanto -contestó Frodo con una amplia sonrisa.

-Mejor... ¿Entramo'? No quiero llegar tarde y creo que acá ya no hay nada que hablar.

-Agustín... ¿Ya te perdí? -la voz de Nacho se oía rota, triste, pero él sólo se lo había buscado.

-Sí. Hace unos cuatro meses... -contestó de forma simple para luego caminar hacia la entrada del colegio con Marcos. Una vez dentro, el mayor miró al salteño con una pequeña sonrisa-. ¿Escuchaste todo?

-Perdón primo, es que llegué justo y no quería interrumpir... -susurró levemente apenado, sólo duró unos pocos segundos ya que, sin que el mayor lo notara, ambos se dirigieron a un salón vacío. Al entrar Marcos acorraló suavemente a Agus contra una pared-. Entonce'... ¿Yo le gusto?

-Un poco, que no se te suba a la cabeza -bromeó el ojiceleste con una amplia sonrisa.

-¿Quiere salir conmigo, Agu'? -aunque parecía fácil de decir, para el salteño fue algo inexplicablemente complejo conseguir que aquellas cuatro palabras salieran de su boca sin tartamudear.

-Sí...

Sin esperar nada más, el de ojos cielo tomó al contrario de las mejillas y lo acercó para depositar un suave y dulce beso en los labios ajenos. Ese beso que iniciaría toda su relación, aquél que hizo que ambos chicos sintieran mariposas en el estómago y fuegos artificiales a su al rededor. Un beso mágico sin dudas.