Boliche

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Marcos había decidido salir con sus amigos a un boliche muy conocido de su ciudad, era sábado en la noche, así que no había nada interesante que hacer en su casa. El salteño se había puesto una camisa blanca con un jean ajustado y unas zapatillas negras. Al principio se estaba divirtiendo con sus amigos, hasta que éstos se fueron a bailar con un grupo de chicas. Decidió ir a la barra por un trago. Al acercarse vió al chico más lindo que había visto en su vida, estaba charlando animadamente junto a un rubio que parecía no prestarle mucha atención, cosa que no le agradaba al salteño. Se acercó fingiendo no escucharlos y se pidió una cerveza.

-Entonces... ¿Chapamos o no? -por su acento se notaba que eran porteños, y el rubio parecía ser muy maleducado.

-Ya te dije que no, vos sos mi amigo, no me como a mis amigos. Vinimos de vacaciones con los chicos, no me jodas ahora -suspiró bajo el chico lindo.

-Dale Agustín, no seas malo... Es sólo un beso, ¿O te vas a enamorar de mí? -cuestionó coqueto.

-No sos mi tipo -bufó bebiendo un poco de su cerveza bajo la atenta mirada del salteño.

-¿Cuál es tu tipo? Físicamente, obvio -interrogó el rubio mirándolo, ahora sí le estaba prestando atención.

-Mucho más alto que yo, como por una cabeza, buen cuerpo, piel bronceada, ojos verdes y linda sonrisa... -mientras más hablaba el chico, el salteño más sonreía, lo estaba describiendo a la perfección.

-Creo que tenés los estándares muy altos, sos lindo pero no sé si alguien así estaría con vos. Suena como un modelo de revista -bromeó entre risas su amigo-. Pero yo estoy disponible...

-Disculpen que los interrumpa -se metió en la conversación de ambos chicos-. Pero yo cumplo todos los requisitos y la verdad uste' -miro a Agustín con una pequeña sonrisa- me parece sumamente atractivo... ¿Baila?

Ambos chicos se quedaron sorprendidos por la actitud confiada de ese hombre extraño. Aún así, ¿Cómo no ser confiado viéndose así? Nacho, con una sonrisa, empujó levemente a su amigo hacia el de ojos verdes. Notó que Agus estaba nervioso así que decidió hablar por él, siempre bromeaban sobre besarse y esas cosas, pero eran como hermanos, Juan Ignacio siempre estaría ahí para defender y ayudar a su amigo.

-Frodito baila muy bien, y le encantaría bailar con vos. Disculpalo, es muy tímido al principio, pero una vez que empiece a hablar, no lo parás más -aclaró el rubio con una sonrisa-. Se llama Agustín, le decimos Frodo, es un gran chico pero cuando está nervioso se queda congelado.

El rubio golpeó levemente a su amigo, le dió un, no tan suave, codazo en el costado para que éste despertara de su pequeña ensoñación. Aquella acción, sumado a la gran explicación de Nacho, hizo reír al salteño.

-¿Quiere bailar un rato, lindo? -interrogó el de ojos verdes con una sonrisa-. Me llamo Marcos, por cierto...

-Bu-Bueno...

Contestó tímidamente el porteño dejando su cerveza de lado, el más alto hizo lo mismo para después tomar suavemente la mano del chico y guiarlo hasta la pista de baile. Bailaron varias canciones entre medio de charlas cortas para conocerse un poco, Marcos era de pocas palabras pero al hablar con Agustín sintió una gran conexión que lo hizo hablar por demás en varias ocasiones, o al menos más de lo que solía hablar. Decidieron parar un rato para recuperar energía, el más alto decidió comprarle una cerveza al chico, y otra para él, quería poder seguir hablando un rato más.

-Y dígame primo, ¿Que lo trae aquí? -indagó con una amplia sonrisa.

-Vine de vacaciones con mis amigos, creí que iba a ser aburrido pero, la verdad, la estoy pasando muy bien -contestó el mayor tomando un poco de su bebida.

-¿Se quedan muchos días? -el salteño quería saber cuánto tiempo podría disfrutar al chico antes de no volverse a ver.

-Hoy es nuestro primer día, nos queda una semana más o menos. ¿A qué se vienen tantas preguntas? -interrogó el mayor con una leve sonrisa.

-Bueno, quiero saber si puedo invitarlo a salir o si se va mañana -soltó con tranquilidad en su voz, ese chico era algo nuevo para Agustín.

-Oh... Me quedan varios días, así que creo que podés -dijo restándole importancia al asunto, aunque por dentro se moría por salir con ese hombre tan perfecto.

-¿Luego de acá hace algo? Porque yo vivo solo y no me molestaría para nada que venga a pasar el rato -sugirió con una sonrisa coqueta acercándose un poco más al joven frente a él.

-No estás planeando secuestrarme o algo así, ¿No? -cuestionó el de ojos celestes sonriente, era extraño que se suelte tanto con un desconocido, pero el tal Marcos le daba buena espina, lo hacía sentirse muy confiado y cómodo.

-De hecho me encantaría secuestrarlo, primo... No quisiera que se vuelva a Bueno' Aire', pero como eso es ilegal, prefiero invitarlo a pasar la noche conmigo -soltó pasando sutilmente su brazo libre por la cintura del porteño.

-Si ese es el caso, acepto con gusto...

Pasaron el resto de la noche hablando entre ellos, sus amigos los veían de lejos con una sonrisa, en especial Nacho, él estaba feliz de ver tan bien a su amigo, desde hace mucho tiempo que no lo veía sonreír así. Al terminar la noche, ambos grupos de amigos se acercaron a los chicos indicándoles que ya era hora de irse.

-No se preocupen, yo me voy con éste bombón -aseguró Marcos con una gran sonrisa.

-¿Te vas con él, Frodo? -preguntó Nacho sorprendido, su amigo no era tan confiado, y aquella acción, aunque lo había tomado por sorpresa, lo ponía más que feliz.

-Sí, sí... Los veo mañana en el hotel -confirmó el de ojos celestes con una amplia sonrisa.

-Joya... -Juan Ignacio se acercó un poco al salteño con cara de pocos amigos-. Lo lastimas y te desfiguro la cara, ¿Entendido? -no iba a permitir que nadie lastime a su hermanito, aunque éste fuera un poco mayor que él.

-Entendido primo, uste' no se preocupe que lo voy a cuidar muy bien.

Aseguró el de ojos verdes con una amplia sonrisa de oreja a oreja. El rubio asintió con una sonrisa, abrazó a su amigo y se fue, junto a su grupo, al hotel donde se quedaban. Los dos chicos fueron directamente a la casa de Marcos, que quedaba sorprendentemente cerca del boliche. Pasaron una de las mejores noches de sus vidas, se besaron, vieron películas, tomaron mate juntos y se durmieron abrazados, era una experiencia totalmente nueva e inolvidable para ambos chicos, sería difícil separarse luego, pero aún tenían una semana para disfrutarse, y lo harían al máximo.

MARGUS // ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora