Marcos se estaba alistando para ir a la casa de su amigo, y compañero de la facultad, Nacho Castañares. Tenían que hacer un trabajo práctico sobre el amor, que significaba para ellos, que tipos de amor existían y y que opinaban al respecto. Como la casa de Ignacio quedaba más cercana a la facultad, decidieron hacerlo allí, además, era mucho más grande que el departamento de Marcos. El salteño ya estaba cambiado, verificó la hora en su teléfono y salió hacia su destino con el poco buen humor que tenía, últimamente veía muchas parejas enamoradas por todos lados, y por alguna razón le irritaba, no le gustaba ver tanto afecto por todas partes cuando él estaba completamente solo. Luego de unos veinte minutos, llegó a la casa del rubio, tocó timbre y esperó pacientemente a que su amigo le abriera, pero para su sorpresa, un chico, que no conocía, abrió la puerta, era mucho más bajo que él, de brillantes ojos azules, cabello castaño oscuro y enrulado, acompañado de un físico muy atractivo y una radiente sonrisa. Aquél joven lo dejó sin aliento por unos segundos, sentía como su corazón comenzaba a galopar tan fuerte que le costaba oír sus propios pensamientos, un sudor frío le recorrió la espalda. Estaba perdido en su pequeña burbuja hasta que el hermoso chico frente a él comenzó a hablar.
- Hola, ¿Vos sos Marcos? -indagó elevando levemente una de sus cejas.
- S-sí... -balbuceó levemente, se sorprendió por lo temblorosa que había salido su voz. Carraspeó levemente la garganta y preguntó, con la voz más segura que tenía-. ¿Y vo' quién sos?
- Soy Agustín, el medio hermano de Nacho. Mucho gusto, Marcos -se presentó con una radiente alegría, haciendo sonreír al amargado salteño-. ¿Querés pasar? Nachito se fue a comprar algo para comer, pero ya viene.
Aseguró haciéndose a un lado para que el de ojos verdes pudiera entrar. Éste lo hizo con una amable sonrisa pegada a su rostro. Al entrar, el enano lo dirigió hacia el living, ambos se sentaron en el sillón. Ginocchio moría por preguntarle muchas cosas al más bajo, quitando que le resultaba sumamente atractivo, no sabía de su existencia hasta hace dos minutos atrás, y no comprendía por qué su amigo nunca le había comentado nada sobre su lindo hermano. Luego de unos cortos minutos de silencio, el futuro abogado, decidió romper el silencio.
- No sabía nada de vos, no sé por qué tu hermano nunca te mencionó. ¿Cuántos años tené'? -indagó el salteño con una amplia sonrisa.
- Nacho nunca le cuenta a sus amigos de mí, no porque intente ocultarme, sino que es de esos hermanos sobreprotectores, aunque yo le llevo dos años, él cree que tiene que cuidarme de todos, y de todo. Es un poco exagerado -bromeó con una tierna sonrisa-. Tengo veinticuatro, estoy estudiando Psicología, ¿Vos Derecho, no? -preguntó con amabilidad, en serio que ese chico era muy lindo.
- Sí, por eso conozco a tu hermano... ¿Por qué te sobreprotege? Si queré' decirme, hacelo, si no queré' no pasa nada -se apresuró a decir el menor, no quería que el chico se sintiera obligado ni mucho menos.
- No te preocupes, es una consulta normal -tranquilizó el mayor-. Porque mi papá me abandonó unos meses después de que yo nací, ahí fue cuando mi mamá conoció al papá de Nacho. Se enamoraron, se casaron, llegó Nacho y aún así, su viejo siempre me trató como a un hijo, así que básicamente él le enseñó a mi hermano que tenía que cuidarme de cualquiera que quisiera lastimarme. ¿Un poco exagerado? Sí. ¿Me molesta? A veces, pero ya estoy acostumbrado -explicó con una linda sonrisa, sin apartar ese bellísimo mar azul de los ojos de Marcos.
- ¿Por qué a vece'? -cuestionó confuso el más alto.
- Porque cada vez que quiero salir con alguien, mi hermano termina espantando a todos los chicos con los que intenté salir, excepto a uno, pero porque sabía que yo salía con él para que me dejara en paz, y que claramente no sentía nada. Después de un tiempo le dije la verdad al chico y, sorprendentemente, lo entendió, de hecho todavía somos amigos -contestó sentándose un poco más cerca del salteño-. Ya hablamos mucho de mí, ¿Qué onda con vos? ¿De dónde sos? Porque tenés un acento hermoso.
El muchacho del interior dió un pequeño salto en su lugar, sus mejillas se tiñeron rápidamente de un color rosado intenso, demostrando que aquél cumplido le había gustado, a la par que avergonzado.
- Soy de Salta, tengo ventidós años, nunca tuve pareja, no me gusta mucho salir de joda, soy má' casero, tengo un hermano y una hermana que son má' grandes que yo, mi familia es cristiana pero todos los días que me llaman me preguntas que si ya conseguí novio, que para cuando el novio y ese tipo de cosa' -comentó con leve nerviosismo, mientras comenzaba a perderse poco a poco en los ojos ajenos-. Ah, y vivo solo en un departamento.
- Me gusta mucho tu sencillez al detalle -bromeó con una sonrisa-. Yo también soy de quedarme más en casa, nunca me gustó mucho eso de salir de joda.
Iban a seguir hablando, pero un ruido que provenía de la entrada los detuvo. Ambos giraron la cabeza levemente para encontrarse con Nacho que, al parecer, venía de comprar algo para comer. El rubio se quedó estático, estaba analizando lentamente la escena de su amigo hablando con su hermano, cosa que claramente le disgustaba. Se acercó unos pasos hacia ellos con una sonrisa fingida, sus celos de hermano se le notaban a kilómetros de distancia, pero ninguno de los chicos se lo iba a decir, no querían tener problemas.
- Marquitos, llegaste antes -escupió con leve molestia Castañares.
- No primo, uste' se fue a la hora que yo le dije que venía -aseguró el castaño de cabello lacio.
- Bueno, no importa. Tomá, Agus, ya podés irte a estudiar tranquilo, no te vamos a joder -murmuró entregándole a su hermano una bolsa de papas fritas y una lata de gaseosa.
- No empieces, Nacho -bufó con molestia el más bajo-. Sólo estábamos hablando. Tu amigo se sorpendió cuando yo le abrí la puerta porque no tenía ni idea de quien era, que buen hermano sos, que ni le mencionás que existo -suspiró agarrando las cosas que el rubio le estaba entregando.
- No es mi culpa, te estoy cuidando, ya lo sabés. No quiero que nadie intente... -no pudo seguir hablando, ya que Agustín lo interrumpió con burla.
- Lastimarme, ya lo sé. Pero yo soy mayor que vos, no te olvides de eso -sentenció levantándose de su asiento, miró a Marcos con una leve sonrisa-. Un gusto, Marquitos. Espero poder hablar otro día.
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MARGUS // ONE-SHOTS
FanfictionHistorias cortas del shipp Margus (Marcos X Agustín), hechos con mucho amor y respeto. Los personajes no son míos, son participantes del show Gran Hermano. Realmente espero que ninguno de ellos lo vea porque me daría mucha vergüenza, pero si llega...