MARGUS // ONE-SHOTS

Relación Falsa III

El sonido del timbre se hizo oír como nunca. Ambos lo ignoraron las primeras cinco veces, pero a la sexta Marcos se hartó. Bajó con toda la delicadeza del mundo a su amado de sus piernas y se levantó con furia hacia la puerta. La abrió con un gran ceño fruncido e ira iracunda, que empeoró al ver quien se encontraba del otro lado de la puerta.

-Hola, ¿Agus? -preguntó el rubio con seriedad, no parecía estar de buen humor.

-Mi novio está ocupado -contestó el salteño de forma tajante y cruzándose de brazos.

-Necesito hablar con tu supuesto novio. ¡AGUSTÍN! -gritó Juan Ignacio con insistencia, consiguiendo que el platense salga de su cuarto y se dirija a la puerta con un gran sonrojo en su rostro-. Así que ahí estás.

-Nacho, estoy ocupado ahora... -murmuró el de rulos con nerviosismo, a penas y se había confesado con el chico que le gustaba y llegaba el tonto de turno para molestarlos.

-Dale pelotudo, déjate de joder -escupió el rubio entrando a la casa sin permiso y acercándose, demasiado para el gusto del salteño, a Guardis-. Basta, no aguanto más. Ya sé que toda su relación es una mentira y lo hiciste para darme celos, ¡Felicidades! Lo lograste -gruño con una sonrisa irónica pintada en su rostro.

-Vo' no tené' derecho a meterte acá, Juan Ignacio. Tomátela -interrumpió el salteño con evidente molestia, cuándo éste se enojaba, su acento se hacía notar aún más.

-Yo me meto porque quiero -contestó sin voltear a verlo, sus ojos estaban clavados en los celestes de Agustín-. Quiero estar con vos, no puedo seguir viéndote con él.

-Nacho, mirá... -el enano tomó una gran bocanada de aire-. Sí, al principio fue para darte celos, pero después me di cuenta de que Marcos es... Simplemente hermoso... Por dentro y por fuera... Es el hombre perfecto, siempre está ahí para mí, me escucha, me entiende, me presta atención... Cuando hay una tormenta viene a dormir conmigo porque yo les tengo miedo... Cuando estoy triste me hace pochoclos y se fuma toda la saga del Señor De Los Anillos conmigo... Cuando quiero alguna boludez, él siempre sale corriendo a comprarla o hacerla... Yo estaba tan cegado por lo que creí que eras, que no me di cuenta de lo que tenía en frente mío... Hasta que nos obligaste a besarnos... Ahí sentí fuegos artificiales... Sentí como mi mundo se daba vuelta... Sentí todo lo que una persona podría sentir... Y me di cuenta que él es mi todo... Mi alma gemela... Mi otra mitad... Perdón si te decepciono, pero estoy loca y tontamente enamorado de Marcos...

Al terminar aquel discurso, su mirada se conectó con la del castaño, el cual no dudó ni dos segundos en correr hacia él para besarlo. Ese beso en donde le decía todo, en donde concluían lo que eran, en donde se demostraban el amor que ambos se tenían el uno por el otro.

Al fin puedo besarlo como quiero... Por fin puedo tenerlo entre mis brazos de verdad... Por fin puedo decir que él es mi novio sin sentir culpa... Agustín Guardis, al final caíste en mis encantos, así como yo en los tuyos desde que te vi...

Se separaron por falta de aire, pero con unas amplias sonrisas en sus rostros, el cabello desaliñado y las respiraciones uniformes. Por un momento se olvidaron de la presencia de Nacho, claro, hasta que éste carraspeó la garganta.

-Agustín... -murmuró el rubio con tristeza-. ¿En serio estás enamorado de Marquitos?

-Totalmente enamorado de Salta -aseguró el enano abrazándose al torso de su, oficialmente, novio de verdad.

-Está bien... Me tardé mucho en entender lo que sentía por vos y era lógico que él iba a ganarse tu corazón... -suspiro con una pequeña sonrisa apagada en su rostro-. Marcos...

-¿Si, primo? -indagó curioso el de ojos verdes.

-Cuidalo un bocha, mirá que amigos no somos, eh... Lo haces llorar y es mío -bromeó para luego ponerse serio-. Fuera de joda, cuidalo mucho, se lo merece...

-Siempre lo cuidé y voy a hacerlo hasta que me deje de latir el corazón -aseguró acariciando la cintura de su novio.

-Más te vale...

Sin decir más, el rubio salió cerrando la puerta del departamento con suavidad, lo mejor sería dejar solos a la pareja. Marcos, sin esperar ni dos segundos, alzó a Agustín como si fuera un niño.

-Agustín Guardis, uste' me tiene loco, primo... -murmuró sonriente.

-Y vos a mí, mi amor...