El Hombre De Al Lado II

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Agustín ya estaba bañado y cambiado, listo para su cita con Marcos, pero ya había pasado casi una hora, ésto lo estaba volviendo loco, se sentía un completo idiota porque, según él, todo era demasiado bueno para ser verdad, y todo apuntaba a que el sexy hombre de al lado lo había dejado plantado. Cuando el más bajo estaba por perder las esperanzas, el timbre se hizo escuchar por la pequeña casa. Agus se levantó desesperanzado y caminó con lentitud hacia la puerta, para luego abrirla y llevarse una grata sorpresa. Ginocchio estaba parado al otro lado con una amplia sonrisa y un gran ramo de rosas en su mano. Ahora entendía la demora del chico, le había ido a comprar flores, ésto era muy bueno para ser real, no se sorprendería si luego despierta de un coma o del mejor sueño de su vida, pero aún así lo disfrutaría.

-Lo siento primo, es que fui a comprarle flores y en el camino puede que me haya olvidado la billetera y haya tenido que volver a buscarla, para después ir a comprar las benditas flores y quizá haya tardado mucho en elegirlas -comentó con rapidez el más alto poniendo una, según Agus, adorable carita de perrito mojado.

-Lo que cuenta es la intención -contestó sonriente tomando el ramo entre sus manos, se acercó al mayor para depositar un suave beso en su cachete y dejarle un espacio para pasar a su casa-. ¿Fuiste caminando?

-Sí, tengo auto pero pensé que el lugar quedaba mucho má' cerca de lo que era y me perdí en el camino -murmuró aún más apenado que antes, adentrándose en la casa del de ojos cielo-. Que hermosa casa, primo...

-Ese es el problema de irte a un lugar que no conoces cuando es tu primer día viviendo ahí -comentó entre risas el enano poniendo las flores en agua-. Gracias, no es la más ostentosa pero a mí me gusta mucho...

-Es muy acogedora y hogareña, me gusta...

Luego de unos minutos, ambos ya estaban en el auto de Marcos yendo hacia el lugar donde cenarían. Según el más alto, había estado buscando varios lugares buenos por la zona, pero se había decidido por uno no muy conocido que se veía muy lindo. Estaban a media hora más o menos, así que el platense decidió preguntar algo para conocerse un poco más.

-¿De qué trabajas? -indagó Agus con una sonrisa.

-Si se lo digo, ¿No me va a juzgar? -interrogó nervioso el mayor, poniendo en duda al enano en saltar del automóvil en movimiento si llegaba a ser algo muy turbio.

-No, ¿Por qué lo haría? -sonrió con amabilidad el chico.

-Bueno, soy dueño de una empresa... Era de mi papá, pero él decidió que era hora de alejarse del mundo empresarial y poder pasar más tiempo con mi madre. Así que decidí hacerme cargo, por eso me mudé acá, mañana voy a ir a la empresa a ver cómo está todo y que mis empleados me conozcan -comentó el más alto con una amplia sonrisa.

-Fua... ¿Y por qué te juzgaría? Hiciste una acción re linda con tu viejo y encima sos dueño de una empresa, es totalmente admirable -soltó el enano viendo a su acompañante con asombro.

-Es que to' el mundo me mira raro cuando lo cuento -dijo levemente incómodo recordando a sus amigos diciéndole que tenía una vida fácil por heredar una empresa a su corta edad.

-Pero yo no soy todo el mundo -aseguró el enano con una amplia sonrisa.

-Me gustaría que algún día sea el mío... -suspiró sonriente el más alto mientras llegaban a un restaurante que parecía una cabaña vieja pero acogedora, con luces por fuera rodeando las mesas y un par de árboles al rededor -¿Le gusta?

-Es... Simplemente perfecto... -susurró el ojiceleste con ternura-. Tenés buenos gustos, tengo que admitirlo...

-Obvio primo, uste' es la prueba viviente de eso -aseguró con una sonrisa mientras estacionaba el auto-. ¿De qué trabaja?

Preguntó el salteño bajándose del auto. Ambos caminaron en silencio hasta una mesa del lugar, mientras Agustín buscaba las palabras justas para explicar su trabajo, mientras intentaba evitar todos los pensamientos intrusivos que pasaban por su mente. Ya sentados en la mesa, y habiendo pedido su comida, el más bajo contestó.

-Sólo soy un empleado de recursos humanos en una empresa chica, no tengo una gran historia como la tuya -confesó entre risas.

-¿Y por qué sigue ahí si lo molestan tanto sus compañeros? -indagó con molestia sin ánimos de ofender al contrario.

-Porque tengo cuentas que pagar, tengo que vivir y pensaba adoptar un perro -dijo Agus con una sonrisa-. Además, no encontré un mejor trabajo que pague lo mismo o más... -agregó con tristeza.

-Tengo una idea poco profesional, ¿Quiere escucharla?

-Soy todo oídos -aseguró el platense con una sonrisa divertida.

-¿Por qué no trabaja conmigo? Como mi asistente, ganaría mucho más y podría verlo más seguido....

Agustín se quedó tieso por unos segundos, como si lo que acabara de decir Marcos, no era la cosa más loca que podría hacer, pero a su vez, la que más le llamaba la atención por completo. Se quedó pensando unos segundos, ¿Qué tan mal le podría ir?









¿Parte 3 o hago un fanfic corto sobre ésto? Ustedes deciden...

MARGUS // ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora