Fake Love III

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Agustín ya tenía todo preparado para la cena, lo único que le faltaba era algo para tomar y ya estaría todo completo, así que decidió llamar a su compañero para que éste comprara lo que quisiera.

-¿Hola?

-Marquitos, ya estoy haciendo la comida. ¿Podés comprar algo para tomar?

-¿Cocinó?

-Sí, ¿Por?

-Ah... Es que yo estaba comprando algo para cocina', pero 'ta bien... ¿Qué llevo?

-Qué sé yo, lo que quieras.

-¿Qué vamo' a come'?

-Sorpresa. Estás muy preguntón hoy, me dijeron... 

-Bueno primito, ahora compro algo. Lo veo en un rato.

-Cheto, chau chau.

Y sin esperar respuesta, el enano finalizó la llamada. Para cuando Agustín terminó la comida, Marcos estaba entrando por la puerta, notó que el ambiente tenía un aroma delicioso, y no unicamente por la comida, sino que el perfume del más bajo se sentía por todos lados. Caminó con velocidad moderada hacia la cocina encontrándose con su novio falso, muy bien vestido, el cabello sorprendentemente ordenado y tarareando una canción que conocía a la perfección. Sonrió de lado con ternura, intentó frenar las palabras que comenzaron a salir de su boca, pero le fue imposible.

-Fua, no sabía que podría verse más lindo que de costumbre... 

Soltó sonriente y de forma coqueta, realmente el de ojos celestes había logrado que el salteño saque a la luz una faceta suya que desconocía por completo. El platense saltó en su lugar, para luego, darse vuelta a ver a su amigo con una ceja elevada.

-¿Marquitos? -cuestionó Guardis confuso.

-¿Qué pasa, primo? -devolvió recostando su cuerpo en la pared de la puerta de la cocina sin quitar la sonrisa coqueta de su rostro.

-¿Estás bien? -¿Bien? El mayor no podría estar mejor.

-Estoy perfecto. ¿Por qué lo pregunta? ¿No le gusta que le diga lo que pienso?

-No es eso... Es que no sabía que yo te parecía lindo... -murmuró nervioso el menor, claro que aquello lo había tomado por sorpresa, para el chico era una locura que el contrario se comporte de aquella manera.

-Uste' e' hermoso, Agu'. Creí que ya lo sabía -comentó con tranquilidad mientras levantaba una mano, en donde se encontraba una botella de vino-. ¿Ya está la comida? -el salteño actuaba con tal naturalidad, que hasta asustaba un poco a Guardis.

-S-sí... Si querés andá a sentarse, yo ahora llevo los platos...

-Bueno bombón.

Sin esperar nada, el más alto agarró dos copas junto con el destapador y se dirigió hacia la mesa del living, donde ya estaba todo meticulosamente acomodado, algo atípico del menor. El mayor abrió el vino y sirvió las dos copas para luego sentarse con una sonrisa, divisó al platense con dos platos de spaguettis con bolognesa que consiguió que las comisuras de sus labios se levantaran aún más. Parecía ser salido de una de esas películas románticas que Coty, Agus y Nacho amaban. La cena fue tranquila, con algún que otro comentario coqueto de parte de Marcos hacia su chico, mientras el otro simplemente se sonrojaba y cambiaba de tema con una sonrisa nerviosa, cosa que a Ginocchio lo enloquecía. Cuando por fin terminaron de comer, el más alto se quedó mirando fijamente a los ojos al contrario, perdiéndose poco a poco en el mar azul que tanto le gustaba.

-Primo, ¿Seguro que estás bien? -indagó el enano levantándose de su lugar para acercarse, unos pocos pasos, a su amigo.

-¿La verdad? Creo que nunca me sentí mejor... -susurró el salteño copiando la acción del contrario, sólo que decidió avanzar más que unos pasos, se acomodó a menos de medio metro, por fin diría aquello que hace rato venía guardando-. Agu'... Uste' me vuelve loco. Me encanta en to' sentido, y me cansé de ésta relación falsa, porque mi amor no e' falso, hace tiempo dejé de fingir, y espero que uste' también, porque quiero besarlo, quiero abrazarlo, poder salir de la mano y no tené' ese gusto amargo en la boca... Lo quiero, y mucho... Me enamoré de uste', primo... Entiendo si no siente lo mismo, no quiero presionarlo a nada, pero quiero ser má' que un simple amigo... ¿Qué le parece?

-Que sos un idiota...

Contestó el menor con una amplia sonrisa dejando confundido, y herido, al mayor. Marcos estaba a punto de dar un paso hacia atrás, hasta que sintió unos suaves labios presionando los suyos. No dudó ni un milisegundo en corresponder el beso, luego aclararía sus dudas, pero ese momento lo aprovecharía al máximo. Ginocchio pasó sus fornidos brazos por la estrecha cintura del más bajo para poder atraer el cuerpo del chico hacia el suyo, sintió una gran corriente eléctrica recorrer su espalda cuando el enano posó sus manos al rededor de su cuello. Ambos se sentían como en una nube dulce y suave, estaban en una burbuja de plena felicidad, como si nada más que ellos importara en ese instante, todo era perfecto. Se separaron unos segundos por la falta de aire en sus pulmones, momento que el ojiceleste aprovechó para tomar la palabra.

-Marquitos, vos siempre me gustaste a mí, mucho antes de nuestra relación falsa, de hecho, acepté hacerlo por ese mismo motivo. Podía demostrarte lo que sentía sin perder la amistad que teníamos, porque no entiendo como puedo resultarte atractivo, y en ese momento me parecía algo completamente ilógico, lo menos pensado. Que alguien como vos, perfecto, hermoso e inteligente, esté con alguien como yo, feo, tonto y friki, siempre supuse que ibas a terminar con una modelo de chanel o algo así, no conmigo... -explicó el enano con una sonrisa.

-Para mí no hay nadie mejor que uste'... Es hermoso, muy inteligente y siempre tiene un tema de conversación, y si no es así, lo encuentra. Amo escucharlo hablar de juegos, películas o series que yo no vi, incluso de animes, porque se lo ve tan centrado y emocionado contándolo que me deja sin palabras, amo verlo de esa manera tan adorable... -comentó el mayor acercando nuevamente sus labios a los del menor, ahora más que nunca quería besarlo.

-Entonces... ¿Estamos saliendo? -indagó el de ojos celestes levemente nervioso.

-No Agu', uste' es mi novio... Y más le vale que se lo diga a todo el mundo. Porque no voy a permitir que nadie lo aleje de mi lado.

-Me gustas mucho, Mar... -susurró enternecido Agustín-. Nadie podría separarme de vos.

-Pero muchos van a querer intentarlo, porque sos hermoso Agu'... -soltó de a poco el aire acumulado con una sonrisa, sin apartar sus ojos verdes de los celestes del enano-. Me gustas mucho, Agu'...

Sellaron ese momento tan tierno con un beso igual, o mejor, que los dos anteriores. Para ellos ese beso era una promesa, de cuidarse y amarse, de respetarse, de estar siempre para el otro, una promesa que jamás se atreverían a romper. 

MARGUS // ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora