Modelo

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Un nuevo día de trabajo iniciaba en el estudio fotográfico, y con ello, nuevos problemas. Al llegar, el jefe le había comentado a Agustín, el mejor fotógrafo que tenían, que hoy iría un nuevo modelo al estudio, un chico joven, alto, ojos verdes, cuerpo perfecto, bella sonrisa, de cabello castaño, bronceado y abiertamente. El platense era todo un profesional, no solía involucrarse con ninguno de los modelos, ya que le parecía de mal gusto y, según sus palabras, "estúpido" porque si luego lo seguiría viendo, se volvería algo incómodo con el tiempo. Mientras Frodo, como lo apodaban sus amigos, terminaba de preparar la escena junto con Nacho, su amigo e iluminador, un chico muy atractivo entró a la inmensa habitación, tenía una sonrisa de oreja a oreja, dientes totalmente perlados y inos ojos esmeralda que se clavaron sin titubear en los celestes de Agustín, el cual se quedó embobado por inos breves segundos. Le resultaba increíble que pudiera existir un hombre tan hermoso como ese.

-Agus, ¿Me estás escuchando?

Interrumpió su amigo que, al parecer, le estaba hablando. Frodo salió de su breve ensoñación para mirarlo con una sonrisa inocente, como si nada hubiera pasado. Soltó la primera excusa que se le vino a la mente.

-No, es que decís muchas boludeces como para prestarte atención -bromeó con una sonrisa dejando la cámara de lado y guiñándole un ojo a su amigo a modo de burla.

-Ja Ja, ¿Estamos chistosos hoy? -interrogó el rubio de forma irónica.

-Y sí, hay que ponerle onda, porque con la tuya me tiró por la ventana -siguió riendo como si el maravilloso hombre no estuviera a unos pasos de ellos.

-Bue... -bufó bajo, para sorpresa del mayor, su amigo estaba sonriente, usualmente tenía mala cara casi todo el día-. En fin. Te decía que él es Marcos Ginocchio, es el nuevo modelo que envío la agencia para que le tomes fotos. -dirigió su mirada hacia el de ojos verdes de forma amigable, algo completamente extraño en él-. Marcos, él es Agustín Guardis, el mejor fotógrafo que tenemos.

-No exageres Nachito, no soy el mejor -murmuró algo nervioso el chico, por un momento creyó fielmente que su amigo estaba drogado, porque no podía creer que le esté tirando tantas flores.

-Es un poco modesto, pero es el mejor -aseguró el rubio con una sonrisa.

-Entonce' voy a tene' que creerle -dijo el tal Marcos, hasta su voz era perfecta, era profunda pero con una tonada extraña muy linda-. Un gusto, Agu'.

-El gusto es mío...

Murmuró el chico con una leve sonrisa, sentía que su corazón latía demasiado rápido dentro de su pecho. Sería mejor terminar todo rápido para poderse olvidar de ésto. Terminaron de acomodar la escena entre bromas para que Marcos se sintiera cómodo, en ina muy breve charla descubrió que el joven era salteño, por eso tenía esa tonada tan linda. Con todo listo, Agus le dijo a Nacho aue podría retirarse, siempre prefería estar solo a la hora de las fotos, para que el modelo no se sienta cohibido y para que él mismo no se distraiga con las tonterías de su amigo.

-Bueno, te veo después entonces. Chau mi amor... -dijo el rubio sonriente dándole un sonoro beso al mayor en la mejilla-. Chau Marcos, un gusto...

Sin decir más salió de la habitación, dejando a Marcos levantando una ceja confuso, y a Agustín con un evidente enojo. No era necesario preguntar, pero se notaba que al mayor no le había gustado para nada aquella acción. Primero, se había limpiado el beso con una mueca de disgusto, y segundo, su cara estaba roja, acompañada de un ceño fruncido.

-¿Él es su...? -antes de terminar la consulta, el mayor lo interrumpió con irritación.

-¡No! Él sólo es mi amigo, sólo ignóralo. -suspiró con pesadez tomando suavemente la cámara en sus manos.

-Bueno, mejor primo... -contestó el salteño con una amplia sonrisa, deslumbrando por completo al mayor.

-¿Primo? -pregunto mientras acomodaba un poco el cuadro de la cámara.

-Es como para ustede' decir "bro" o "amigo", un simple apodo amistoso -explicó acomodándose en dónde Agustín le indicaba con sus manos.

-Bueno, es raro, pero no me disgusta.

Pasó aproximadamente media hora, ninguno de los chicos hablaba más que para cambiar de pose o moverse por la luz. Marcos, quién sonreía sinceramente al ver al fotógrafo, no pudo evitar soltar una pregunta que rondaba por su mente desde el primer instante en que vió al contrario.

-¿Uste' es gay, primo? -aquella pregunta tomó por completa sorpresa al mayor, pero aún así sonrió.

-Sí, sé que es muy estereotipado el hecho de que sea un fotografía gay, pero para ser sinceros, me ahorró más de un problema -contestó de forma amistosa, algo en el salteño le daba la confianza para hablar de cualquier cosa, aunque no viniera al caso-. Supongo que vos no, se nota que sos religioso, sin ofender.

Agregó de forma amable, sin sonar brusco o irrespetuoso, ya que el chico tenía un rosario blanco colgando del cuello de su camisa negra, la cual tenía los primeros tres botones, completamente desabotonados.

-Lo crea o no, sí soy gay. Soy devoto a Dios, pero no a la Iglesia. Además, en la Biblia nunca dice "un hombre no puede estar con otro hombre" o algo así, es un libro en el cual cada uno puede interpretar lo que quiera.

Para el final del día, ambos chicos se hicieron buenos amigos, al punto de que Frodo ya era su fotógrafo personal, si él estaba ocupado, Marcos esperaba para que fuera él el que tomara sus fotografías, ya sea para revistas, publicidades o cualquier otra cosa que le pidan. Ya habían pasado un mes desde que se habían conocido, ahora el salteño era más extrovertido, ocasionalmente le lanzaba algún coqueteo al mayor, aunque éste ni lo notata por estar tan concentrado en hacer bien su trabajo. La sesión del viernes había finalizado antes de lo previsto, así que el platense tenía dos horas libres, bien merecidas.

MARGUS // ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora