Fake Love I

491 49 1
                                    

Estaba desesperado, demasiado para su gusto, pero ya no tenía más alternativa que mentir, la cosa que más odiaba en el mundo. Marcos iba al gimnasio todos los días luego de la universidad, allí había una efusiva rubia que todos los días lo acosaba y lo invitaba a salir. El salteño ya le había dicho que no en repetidas ocasiones, pero al parecer la mujer no lo entendía, así que Ginocchio, exhausto, decidió decirle que él tenía novio. Para su mala suerte, cuando la chica le preguntó el nombre de su pareja, él no tuvo mejor idea que dar el nombre de su mejor amigo, creyendo que entre estos dos jamás se conocerían, pero el más bajo había ido a buscarlo ese día. Marcos, al salir del gimnasio seguido por la rubia, divisó rápidamente a su amigo jugando con su teléfono a unos pasos de él. Se acercó a toda velocidad para rodear al enano por la cintura con sus fornidos brazos.

-Despué' le explico... -susurró de forma tímida el más alto-. ¡Amor! Pensé que no iba a venir a buscarme -soltó alegre en voz alta mientras la chica se acercaba un poco a ellos. Agustín correspondió el abrazo entre suaves risas.

-¿Por qué no vendría? Siempre estoy ocupado, pero hoy que tenía la tarde libre quise venir... -mintió el platense separándose del chico, para luego dirigir su mirada a la chica de ojos azules- Hola, soy Agustín -se presentó con una amistosa sonrisa.

-Agu', ella es Camila, una chica del gimnasio -comentó Marcos tomando levemente la mano de su amigo, sin apartarle la vista de encima.

-Hola Agus, es un gusto. Siempre hablo con Marcos y recién hoy me contó de vos -escupió la chica intentando generar un problema en la supuesta pareja, pero el enano era más inteligente.

-Lo sé, Marquitos trata de no hablar mucho de mí porque arranca y no para, además sabe que yo no soy muy de gym como él. Saltita no es de muchas palabras, yo soy el que habla hasta por los codos.

Respodió el platense al intento de ataque vacío de la chica, a modo total de burla, no iba a mentir, Marcos siempre le resultó atractivo, pero intentaba disimularlo por miedo a perder su gran amistad. Ambos vivían juntos para que la estadía no se les hiciera un problema, en especial para el más bajo, que era el que trabajaba para poder pagar el lugar, el mayor tenía un gran pasar económico así que lo hacía más por gusto que otra cosa. La rubia hizo una pequeña mueca, un intento de sonrisa falsa.

-Sí, se nota que sos el charlatán -murmuró por lo bajo con una sonrisa.

-Y eso e' lo que me enamoró de él -aseguró el más alto entrelazando sus dedos con  los del enano-. ¿Vamo' amor? Quiero estar en casa con uste'.

-Sí, vamos. Un gusto, Cami -sonrió el ojiceleste de forma amigable.

-Chau Agus -se despidió con desagrado la chica para luego mirar al saltaño-. Chau Mar, hasta mañana... -se notaba que a la joven le gustaba mucho el mayor, pero a él no le agradaba para nada.

-Chau.

A Agustín le resultaba extraño que su amigo sea frío o seco con alguien, ya que, usualmente, él era el más agradable de los dos. La pareja camino varias cuadras agarrada de las manos, mientras hablaban de todo un poco, como si nada les importara, a pesar de las miradas extrañadas a su al rededor. Guardis se soltó de la mano de Ginocchio, cosa que al chico, por alguna razón que desconocía, no le había gustado.

-¿Ya me vas a decir que fue eso? ¿O pretendés que lo adivine con mis poderes mágicos mentales? -bromeó el de ojos azules con una sobnrisa.

-Es que esa chica 'ta loca, primo. Ya la rechacé ocho veces y seguía insistiendo, 'tonce no tuve mejor idea que decirle que tenía novio, y cuando me preguntó como se llamaba mi novio, dije "Agustín", porque uste' nunca viene acá, pero justo hoy vino, y bueno... ¿Le molestó? 

Indagó el salteño apenado por haber metido a su amigo en ese problema. Por su parte, Guardis no estaba molesto, para nada, de hecho se sentía honrado de que su amigo pensara en él para ser su novio falso. Siendo sinceros, ¿Cómo se podría enojar porque el gran Marcos Ginocchio decidiera que el friki de su amigo sea su "novio"? Era algo ilógico. El enano comenzó a reír levemente con ternura.

-¿Cómo me voy a calentar por eso? Dejate de joder, es un placer ayudarte -contestó el menor poniendo, con suavidad, su mano en el hombro del más alto.

-Gracia' Agu', te debo una. Lo uste' quiera, primitou~.

Soltó aliviado el salteño para posteriormente abrazar a su amigo por los hombros con una sonrisa. Supusieron que la mentira no tendría porqué salirse del gimnasio, pero al día siguiente, cuando llegaron a la universidad, todos los estudiantes que los conocían, volteaban a verlos. Algunos con sorpresa, otros molestos y, los menos, con una sonrisa sincera. Ninguno de los dos podía comprender que estaba sucediendo, hasta que llegó corriendo su amiga Coty seguida por Nacho. Ambos se acercaron a toda velocidad, como si su vida dependiera de ello. Al llegar con sus amigos, comenzaron a amedentrarlos a preguntas.

-¿En serio están juntos? -indagó Nacho sorprendido.

-¿Y no nos dijeron absolutamente nada? ¡Somos sus amigos! -exclamó la correntina cruzándose de brazos.

-¿Qué les parece si mejor hablamos en un lugar más privado? Digo, como que todo el mundo nos está mirando y es algo incómodo.

Murmuró Agustín disconforme con la situación. Para su suerte, los otros tres estaban a favor de su idea. El grupo de amigos se encaminó a un salón vacío en completo silencio, Marcos estaba ansioso, y algo nervioso, quería entender como es que todo el mundo se había enterado de lo que le había dicho a esa chica Camila, le parecía sospechosa, algo lógico, pero no creía que fuera chismosa, aunque prácticamente no había cruzado palabras con ella. Los cuatro entraron al salón y se sentaron en unas mesas del fondo, por si alguien entraba o pegaba el oído a la puerta, no pudiera oírlos.

MARGUS // ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora