Tercero en discordia II

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-¿Está' bien? -preguntó con preocupación el salteño acercándose un poco al contrario.

-¿Mhm? Sí, estoy bien... ¿Por qué la pregunta? -fingió una amplia sonrisa el enano, no entendía como el desconocido había notado tan fácilmente que no estaba bien, y su novio jamás lo hacía.

-Porque su' ojo' lo delatan... Los tiene rojo' y pareciera que estuviera a punto de llorar... ¿Seguro que está todo bien?

El enano, hipnotizado por los ojos esmeraldas del contrario, estaba a punto de soltar todas sus verdades, pero para su suerte, su novio entró nuevamente a la habitación con una bandeja donde había tres latas de gaseosa de cola y un bowl con papas fritas. El rubio se sentó al otro lado de Agustín con una amplia sonrisa.

-Que raro que estés callado, Frodo. Vos siempre hablas hasta por los codos -bromeó el chico sonriente para luego mirar a su amigo-. ¿Play o una película?

-Lo que uste' quiera primo -contestó Marcos con una sonrisa mirando disimuladamente al platense.

-Bueno, voy a poner una película -aseguró el mediano de estatura con una amplia sonrisa.

-No pongas una de terror, amor -pidió el enano nervioso.

-Ay dale Frodo, estás grande para tenerles miedo, dejate de joder.

Se burló el rubio riendo para poner, efectivamente, una película de terror. Marcos, al ver ese comportamiento, decidió entrometerse levemente, sabía que estaba mal, todo de sí le decía que no debía hacerlo, pero su corazón se lo pedía a gritos. Suspiró bajo y tomó suavemente la mano del de rulos de forma disimulada, para que su amigo no lo notara. Para su grata sorpresa, Agustín estaba tan asustado que ni siquiera dudó en aceptar el gesto. Luego de media hora, Nacho va al baño dejando a ambos chicos solos, el salteño aprovechó un susto del más bajo para abrazarlo levemente por la cintura.

-¿Todo bien? -indagó el ojiverde con una sonrisa en un suave susurro.

-No... Odio las películas de terror... -murmuró apenado.

-¿Y por qué no aprovechamo' que no etá Nacho y la cambiamos? -sugirió con una pequeña sonrisa, estaba mal, estaba muy mal, no debía comportarse así con el novio de su mejor amigo, pero no podía contenerse.

-No, no te preocupes... No te quiero meter en problemas -soltó en voz baja el ojiceleste.

-Volvió por quien lloraban -se anunció Nacho con una sonrisa entrando al living. Marcos rápidamente soltó a Agustín de la cintura sin que su amigo se diera cuenta-. ¿De qué hablan?

-Es que quiero cambiar la película, primo... Éta es muy aburrida -se quejó el salteño con una leve sonrisa.

-Sí, la verdad que es una bosta, ahora veo que pongo.

Segundeó el rubio entre risas dejando a su novio muy sorprendido ante su actitud, él le había pedido que no la ponga en primer lugar y lo había ignorado por completo, pero su amigo lo sugería y le hacía caso, parecía una mala broma. Y así fue el resto de la tarde, su novio lo trataba como a un buen amigo, Marcos lo trataba como si fuera un diamante y Nacho trataba al salteño como si él fuera su novio. Agustín se sentía extraño, sentía algo por el más alto, no podía describir bien lo que era, pero era algo muy fuerte. Ya había anochecido, así que el enano debía volver a su casa.

-Bueno, son como las nueve así que mepa que me voy yendo... -murmuró con una pequeña sonrisa levantándose del sillón.

-¿Tan tarde se va a ir? ¿No se va a quedar, Agu'? -indagó con preocupación el más alto de los tres.

-Tranqui, Frodo no vive muy lejos. No le va a pasar nada -aseguró Juan Ignacio con su vista pegada a la televisión.

-Yo lo llevo a su casa en la moto -bufó con leve molestia el de ojos esmeraldas. No estaba enojado con el platense, más bien lo estaba con su amigo.

-No te preocupes, puedo ir solo, en serio... -contestó apenado el enano con la vista pegada al suelo.

-No se va a ir solo a éta hora, y no está a discusión -soltó el más alto levantándose de su asiento. Volteó a ver a su mejor amigo con enojo-. Salúdelo primo...

-Ah sí -el rubio se levantó y los llevó hasta la puerta. La abrió y le dió un suave beso al enano en el cachete-. Te veo después, Frodito.

Agustín, con la cara roja de ira, decidió soltar lo que hace rato quería, lamentaba mucho que Marcos, siendo una excelente persona, tenga que presenciar lo que estaba por pasar. El más bajo miró a su novio a los ojos.

-Me cansé, ¿Sabés qué Nacho? Llámame cuando te dignes a tratarme como si fuera tu novio y no tu amigo. ¡Ni un beso en la boca me das, tarado! Tratas mejor a Marcos que a mí, y la verdad no me parece. Creo que te banque bastante como para que te acostumbres a estar conmigo, pero ya llegué a mi límite. No tiene porqué ser tu amigo el que se preocupe por mí, el que me lleve a mi casa porque se hizo tarde, el que me dé la mano porque me da miedo una película que te pedí que no pusieras. Él me trata mejor que vos, pelotudo.

Estaba tan molesto que ni siquiera había notado en qué momento las lágrimas habían comenzado a salir de sus ojos, llevaba un largo tiempo conteniéndose de soltar todo aquello, pero las actitudes de ese día lo habían terminado de sacar de su eje. ¿En que cabeza podía entrar que su novio lo trate como si fuera un amigo luego de CINCO MESES de ser pareja, pero que a su mejor amigo lo trate como a su novio? Nada tenía sentido en la cabeza de Agustín, y eso lo hacía enojar, lo hacía sentir de una manera inexplicablemente horrible.

-Agus... No sabía que te sentías así... ¿Por qué no me lo dijiste? -preguntó el rubio, tristemente su cara demostraba lo poco que le interesaba lo que estaba pasando, así que Marcos decidió meterse en medio.

-Primo, ¿En serio no va a decir nada con respecto a que yo le sostuve la mano porque él tenía miedo? ¿O que lo trato particularmente bien? Uste' ta' loco, primo... -escupió el salteño totalmente confundido.

-¿La verdad? No, no me molesta. Vos siempre sos extremadamente amable con todo el mundo -contestó el rubio con simpleza.

-Ah bueno, más pelotudo no podés ser -gruñó Guardis con enojo comenzando a apretar levemente sus puños.

-¿Y eso a qué vino?

Indagó Nacho, aún más confundido que antes. Él nunca había tenido una pareja hombre, y de hecho no sabía bien lo que sentía por el enano, para él esto sólo era un "experimento" que había durado demasiado tiempo, nada más.

-Primo, ¿Uste' siente algo por el Agu'? -preguntó Marcos con exasperación.

-Sí obvio, lo quiero mucho -soltó a la ligera haciendo que Agustín se acercara peligrosamente a él. No iba a golpearlo, pero sí a intimidarlo.

-Terminamos. No me hables nunca más en tu vida -escupió como si las palabras le quemaran.

-¿Por qué? -interrogó con tristeza el rubio tomando al castaño de las manos con ternura.

-Ah no, en serio sos un pelotudo, no hay remedio para vos -se soltó del agarre con molestia para luego darse la vuelta y comenzar a caminar hacia la puerta.

-¡Amor! ¡Pará! ¡Hablemos!

MARGUS // ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora