21

5.2K 507 299
                                    

Al día siguiente, Iván se sentía muy sofocado y en ocasiones le dan espasmos que lo hacían temblar, en especial en las piernas.

Por suerte era sábado y Rodrigo podía estar a su lado y cuidarlo durante todo el día, aunque era doloroso para él ver a la persona que más quería sufrir de esa forma y sin poder hacer nada más para ayudarlo que darle pastillas para el dolor.

─¿Te sientes bien? ─preguntó sentado a su lado en la cama.

─¿Te parece que me estoy sintiendo bien? ─respondió a la defensiva.

─Sólo quería saber cómo te sentías, tranquilo.

─No me digas que me tranquilice.

Esa era una de las cosas que el doctor olvidó mencionar, y es que Iván andaba de muy malhumor y se irritaba con facilidad. Evitaba el contacto físico con Rodrigo a toda costa y cualquier movimiento rápido e inesperado era suficiente para hacerlo gruñir.

─¿Puedo chequear tu temperatura? ─preguntó en caso de que no le gustara la idea.

─Como quieras.

Rodrigo buscó el termómetro y lo puso debajo de la lengua de Iván. Aguardó unos segundos y al sacarlo, marcó 39,7 grados. Estaba demasiado caliente.

Recordó que el doctor le había dicho que le diera baños de agua fría para bajar su calentura, y tendría que hacerlo en vista de que la tenía demasiado alta, pero Iván no lo permitió. Apenas mencionó la palabra "baño", pegó un salto de la cama y se alejó lo más que pudo de él.

─Iván, es solo un baño ─dijo mientras iba tras él. Lo encontró en una esquina de la sala, estaba a la defensiva.

Caminó hacia él, pero se detuvo enseguida cuando Iván soltó un maullido molesto, advirtiéndole que no se acercara demasiado. Sin embargo, Rodrigo le hizo caso omiso e intentó cargarlo para llevarlo consigo al baño, recibiendo un rasguño en la cara apenas lo rozó. Se alejó y llevó una mano a su mejilla por inercia, tenía un poco de sangre.

Iván bajó la guardia y pareció volver en sí al caer en cuenta de que había lastimado a Rodrigo. El rasguño que dejó en su rostro era largo y profundo, se veía doloroso.

─No era mi intención... ─murmuró al mismo tiempo que se acercaba a Rodrigo, pero este se alejó aún más por miedo─ Perdón.

─¿Por qué lo hiciste?

─No lo sé, no quise hacerlo ─dijo con culpa palpable en sus palabras─. Dejaré que me bañes.

No tan seguro de que estaba diciendo la verdad, Rodrigo lo tomó con cuidado de la mano y lo llevó al baño, donde le puso un tapón a la tina para poder llenarla con agua fría.

Iván se desvistió y entró de a poco a la tina, pues el agua estaba tan helada que su cuerpo entero se erizó. Nunca lo habría hecho si no se sintiera culpable por haber lastimado a Rodrigo, pero ahí estaba, sentado y abrazando sus piernas con el agua fría llegando a su pecho.

Rodrigo abrió los ojos en grande al sentir lo caliente que estaba su piel al tacto. Estaría al borde de la preocupación si el doctor no le hubiera dicho que era normal su temperatura alta.

Cuando el agua comenzó a ponerse tibia, Rodrigo enjabonó el cuerpo de Iván para terminar con la ducha. Sin embargo, se desconcertó al escuchar un gemido bajito proveniente de Iván al pasar la mano por su trasero.

─H-Hazlo de nuevo. Vuelve a hacer eso ─balbuceó.

─¿Hacer qué?

─Tocar ahí... Hazlo, por favor.

Solo por curiosidad, Rodrigo repitió el movimiento que hizo anteriormente, sacándole otro gemido al híbrido.

─A-Ah… Sí.

─Iván, esto no está bien, por dios. ─le quitó el tapón a la bañera y comenzó a secarlo con una toalla.

Iván estaba frustrado, y es que cuando Rodrigo lo tocó, el dolor desapareció por unos segundos. Le hubiera gustado que siguiera porque además, se sentía jodidamente bien, pero él no quiso y no estaba de ánimos para reprocharle.

Una vez estuvo vestido y un poco más fresco gracias al baño, se acostó de nuevo en la cama. El humano también lo hizo pero al otro extremo, cuidando de no invadir su espacio personal por miedo a salir arañado.

Había aprendido por las malas que era mejor no hacer enojar a Iván cuando estaba en su celo.

Sin embargo, la sorpresa se pudo ver en sus ojos cuando Iván se levantó de la cama y buscó algo dentro del armario. Las sacó del envoltorio y las llevó consigo a la cama, eran unas banditas que colocó sobre la herida que le hizo a Rodrigo en el rostro.

─Gracias ─dijo Rodrigo seguido de una risa llena de ternura.

Iván se acurrucó junto a él, apoyando la cabeza en su pecho y haciéndole cosquillas en el mentón con las orejas.

─Perdón por rasguñarte ─se disculpó una vez más, trazando figuras imaginarias en el pecho de Rodrigo.

─Deja de pedir disculpas.

─Pero te lastimé, y lastimar no es querer a una persona ─dijo, recordando la charla que tuvo una vez con él.

Su comportamiento dulce estaba volviendo y el asunto del celo parecía más fácil de sobrellevar de lo que Rodrigo creyó.

─Sé que no quisiste hacerlo y te disculpo, así que ya olvídalo ─pidió. Su mano comenzó a acariciar la espalda del híbrido, quien casi ronronea por lo bien que se sentía recibir cariño de su humano.

Era tan placentero que incluso olvidó el dolor que estaba sintiendo, hasta que Rodrigo se lo recordó.

─¿Cómo te sientes?

─Mejor, pero aún me duele atrás.

─Te prometo que va a pasar pronto, bebé.

Los ojos de Iván se dilataron cuando sus orejas escucharon esa palabra.

─Rodrigo…

─¿Sí?

─Vuelve a llamarme así, se sintió bien.

Iván sonrió por lo dulce que era su minino aún cuando estaba pasando por una etapa importante de su desarrollo, pero supo que no podía estar más equivocado cuando sintió algo duro rozando su pierna, era el miembro del híbrido que había despertado.

Sin duda alguna, esa sería una larga semana.

𝗬𝗢𝗨 𝗖𝗔𝗡 𝗦𝗧𝗔𝗬 (𝗿𝗼𝗱𝗿𝗶𝘃𝗮𝗻)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora