Aquel fin de semana, Rodrigo tenía planeado llevar a los chicos al parque y rentar unas bicicletas, pero no le gustaba la posibilidad de que Iván y Leo volvieran a pelear. Entre esos dos había una gran tensión desde el incidente de días atrás y Rodrigo temía que se repitiera.
En el fondo sabía que había exagerado al regañar a Iván de esa forma siendo que ambos híbridos tuvieron la culpa, pero Leo estaba tan vulnerable y herido que sintió la necesidad de defenderlo del gato.
Sin embargo, esa pelea no podía repetirse cuando fueran al parque, por lo que, aprovechando que Leo aún estaba en la habitación, hablaría con Iván pera dejárselo en claro.
Él estaba sentado en el sillón mirando caricaturas en la televisión. En su rostro aún podían apreciarse los rasguños de Leo, los cuales tardaban en sanar más de lo normal por no haber sido atendidos adecuadamente.
─¿Puedo pedirte un favor? ─preguntó Rodrigo, sentándose a su lado.
Iván le bajó el volumen a la tele para escuchar lo que tenía que decir.
─Esta tarde iremos al parque y rentaremos unas bicicletas.
─¿En serio? ─dijo emocionado.
─Sí. Leo irá con nosotros ─la sonrisa de Iván se borró de su rostro─. No discutas con él. La última vez terminó muy mal y no quiero que pase otra vez ─el híbrido asintió─. Sé que no se llevan bien, pero intenta no hacerle daño.
─Ujum ─afirmó, mirando la televisión.
─Prométeme que no va a pasar nada si vamos juntos al parque.
─Lo prometo ─contestó sin una pizca de emoción en sus palabras.
─¿Por la garrita? ─Rodrigo extendió su dedo, mismo que Iván miró de reojo e ignoró, volteando a ver cualquier lugar que no fueran los ojos del humano.
─Deberías decirle a Leo lo mismo que me has dicho a mí ─dijo secamente.
Rodrigo apartó su meñique ante el rechazo del menor. Se sentía extraño que actuara de esa forma tan apagada e indiferente siendo que su personalidad era todo lo contrario. Estaba más que claro que algo se había roto entre los dos. Un suspiro salió de sus labios al levantarse del sillón.
─Iré a decirle ─dijo antes de irse a su habitación con un mal sabor en la boca por la cortante conversación que tuvo con el de orejas de gato.
Rato después, los tres estaban listos para salir y se fueron del departamento rumbo al parque. Leo llevaba puesto un gorro para cubrir sus orejas y Iván sintió celos debido a que se veía realmente lindo. Él era lindo de por sí, no podía negarlo.
El clima estaba frío y algo ventoso, no era el ideal para andar en bicicleta pero sí para divertirse un rato y entrar en calor. Rodrigo introdujo unas cuantas monedas en las bicicletas públicas y le dio una a Iván y a Leo para luego tomar una él.
─¿Saben andar, verdad? ─preguntó.
─Sí ─afirmó Leo con una sonrisa ancha, montándose en la bicicleta con agilidad─, mi dueño me enseñó hace mucho tiempo.
Iván se quedó en silencio y apartó la mirada porque no quería admitir que no tenía la más mínima de cómo andar en bicicleta. Aún así, Rodrigo lo descubrió con tan solo mirarlo.
─¿No sabes andar en bici? ─preguntó con amabilidad y un toque de diversión.
─Ay no ─se lamentó Leo─. Será mejor que use una con rueditas.
─¿Rueditas? ─levantó una ceja, confundido por no saber exactamente a qué se refería esa palabra.
─Las personas que no saben andar en bici, usan rueditas para no caerse ─explicó Rodrigo─. Tú deberías usarlas también.
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𝗬𝗢𝗨 𝗖𝗔𝗡 𝗦𝗧𝗔𝗬 (𝗿𝗼𝗱𝗿𝗶𝘃𝗮𝗻)
RomanceRodrigo creyó haber adoptado a un gato común y corriente, pero se equivocó y ahora tendrá que aprender a lidiar con un chico de orejas peludas y una inocencia igual a la de un niño de cinco años. ⠀⠀★ ⸧⠀𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻〈 @pecalix 〉 ⠀⠀☆ ⸧⠀𝗿𝗼𝗺�...