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No había nada más deprimente para Rodrigo que pasar la víspera de año nuevo encerrado en el departamento, sin poder salir a ver las tiendas o estar en la calle cuando sonaran los fuegos artificiales porque había un problema que le impedía hacerlo ese año.

El miedo de Iván a la nieve.

No lo malinterpreten. Quería mucho a ese híbrido y estaba dispuesto a estar a su lado hasta que dejara de nevar y pudieran salir, aunque eso significara ponerlo encima de sus propios deseos.

Sin embargo, Iván no era tonto. Sabía identificar cuando su humano estaba decaído y ese día no era la excepción. Tenía que hacer algo al respecto.

Si evitaba tocar la nieve cuando salieran, podrían andar por ahí y ver las tiendas y los fuegos artificiales sin ningún problema. Existía la posibilidad de que entrara en pánico al ver toda la nieve, pero era un riesgo que estaba dispuesto a tomar con tal de que Rodrigo fuera feliz. Se lo debía.

Cuando la noche cayó y las luces de las calles se encendieron, Iván supo que era hora de decírselo.

─Rodri, ¿quieres que salgamos? ─preguntó tratando de no sonar nervioso.

─Claro que no, hay nieve ─negó rotundamente.

─No importa. Si quieres salir, salgamos.

─Pero tú le tienes miedo a la nieve y no puedo permitir que estés rodeada de ella ─sentenció firmemente.

Iván se sintió conmovido al notar que lo estaba protegiendo.

─Si estoy distraído puede que no pase nada ─Rodrigo lo miró con el ceño fruncido, para nada convencido de su idea─. En serio quiero pasar el año nuevo contigo.

─Lo haremos, solo que aquí adentro.

─Tú quieres que salgamos, a mí no me engañas.

Rodrigo se quedó en silencio mientras miraba fijamente a Iván y pensaba en lo que había dicho. Quizás no estaba del todo equivocado y no pasaría nada si salían un rato con cuidado.

─Iremos si me avisas en caso de que te sientas mal ─le dijo con seriedad.

─Lo haré ─asintió firmemente.

Se abrigaron bien y cuando estuvieron listos, salieron.

Iván tragó duro al toparse con la nieve cubriendo las calles oscuras debido a que era de noche. Estaba a punto de recordar lo sucedido con su madre cuando sintió la mano de Rodrigo tomando la suya, dándole un ligero apretón para demostrarle que estaba ahí con él.

Comenzaron a caminar por la calle, la cual estaba llena de tiendas que vendían comida y cosas relacionadas con la navidad en general. Eso lograba distraer al azabache e incluso animarlo.

Pasaron por una tienda donde habían peluches de navidad de todo los tipos. Ahí Iván dejó de caminar y se quedó mirándolos.

─¿Quieres uno? ─preguntó Rodrigo, recibiendo un asentimiento como respuesta.

El híbrido observó cada uno de los peluches, hasta que se sintió atraído por el que tenía forma de muñeco de nieve. Claro que él no tenía idea de que en la realidad los muñecos estaban hechos de nieve, simplemente le gustaba.

Rodrigo le compró el peluche y luego de recibir un beso en la mejilla, continuaron caminando hasta que las tiendas se acabaron y llegaron a la plaza.

Estaba cubierta de nieve por todas partes, habían niños corriendo y lanzándose bolas de nieve mientras reían. Rodrigo le preguntó si quería irse, pero Iván negó porque sentía curiosidad por la forma en la que esos niños jugaban con la nieve, sin miedo.

𝗬𝗢𝗨 𝗖𝗔𝗡 𝗦𝗧𝗔𝗬 (𝗿𝗼𝗱𝗿𝗶𝘃𝗮𝗻)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora