30

8.5K 657 432
                                    

Las cosas se calmaron y volvieron a la normalidad como si nada hubiera pasado.

Rodrigo e Iván acordaron visitar el bosque de la ciudad y tener un pequeño picnic para celebrar el regreso del híbrido a casa después de estar perdido durante tanto tiempo. Sólo serían ellos dos en un amplio y frondoso bosque, disfrutando de unos bocadillos mientras reían y admiraban el paisaje.

El taxi los dejó frente a la entrada del Bosque, donde fueron recibidos por grandes árboles que rodeaban una plaza llena de personas que iban y venían o simplemente yacían sentadas en las bancas, disfrutando del paisaje.

─Es muy bonito ─dijo Iván, mirando a sus alrededores embelesado.

De su mano izquierda colgaba la canasta de picnic, mientras que la derecha era sostenida con suavidad por la mano de Rodrigo. Sus ojos y orejas estaban al descubierto porque Rodrigo entendió que obligarlo a ocultarlos sería como obligarlo a ocultar una parte de sí mismo.

─Y que lo digas. Este lugar es hermoso.

─¿Nos sentamos allá? ─preguntó señalando un espacio debajo de un roble que se veía tranquilo.

─Mejor adentrémonos más al bosque, ¿qué dices? ─propuso sonriendo de lado.

─Está bien… ─aceptó algo dudoso, sacudiendo las orejas─ ¿No hay animales ahí, verdad?

Rodrigo no pudo evitar reír.

─No, así que no hay nada qué temer ─le dio un ligero apretón a su mano para afirmar lo dicho anteriormente.

Siguieron caminando por el bosque tomados de la mano, ignorando las miradas despectivas y curiosas de las personas que se daban cuenta de que Iván era un híbrido. Él no hacía más que esquivarlas, pero Rodrigo les lanzaba miradas filosas para que dejaran de joder y se metieran en sus asuntos.

Un rato después, se encontraron con un frondoso bosque. Los troncos eran de un café oscuro y los árboles eran altos, cuyas hojas verdes brillaban con un reflejo rojizo porque la luz del sol del atardecer las iluminaba. Iván escuchaba a la perfección el cantar de los pájaros en la cima de los árboles, mientras que Rodrigo debía agudizar el oído para poder notarlos.

No había ni rastro de personas por ahí, entonces ambos supieron que era el lugar perfecto.

Tendieron la manta junto a un árbol de tronco grueso que aportaba una gran sombra y una buena vista del paisaje, pues desde ahí podían ver la cascada a unos diez metros de distancia.

Se sentaron. Iván sacó un pedazo de pan de la canasta y se echó en la manta boca arriba a comerlo, viendo las ramas del árbol desde abajo.

─Tienes que ver la vista desde aquí ─dijo con la boca llena de comida.

Iván escuchó el cantar de un pájaro demasiado cerca suyo. Se reincorporó de golpe al ver a uno de plumas amarillas a escasos centímetros de él.

─No te alarmes ─dijo Rodrigo entre risas, notando que las orejas del híbrido estaban rectas─, sólo quiere un poco de pan.

─Pues que busque en otra parte. Shu, shu ─intentó espantarlo con la mano, pero el pájaro no se fue.

─No seas malo, Iván.

El azabache lo miró a la mala gana y le arrancó un mísero pedazo a su pan para dárselo al animal, quien lo devoró en menos de un segundo y aún así no se fue. Al contrario, se apegó más a Iván, algo extraño teniendo en cuenta que él era prácticamente un gato.

─Ummm, parece que tiene hambre ─le dio todo el pan, logrando quitárselo de encima.

El pájaro picoteó el pan con prisa, lo que hizo reír a Iván.

𝗬𝗢𝗨 𝗖𝗔𝗡 𝗦𝗧𝗔𝗬 (𝗿𝗼𝗱𝗿𝗶𝘃𝗮𝗻)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora