burning fire. (daemon targaryen)

74; LA CAÍDA DE DRAGONSTONE

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LA CAÍDA DE DRAGONSTONE

La fortaleza estaba en movimiento, Cerys se mantenía encerrada en la sala del trono o en reuniones con el pequeño concejo que tenía para solucionar los problemas que la guerra había acarreado. Empezando por la falta de oro en las arcas de la corona. Tyland Lannister había ocultado el oro y se rehusaba a hablar, manteniéndose leal a Aegon aún si todo estaba perdido. La falta de cooperación del hombre estaba llevando a la Reina al límite y estaba a nada de quemar Casterly Rock con todos los Lannister dentro, pero necesitaban ese oro con urgencia. Para suerte de todos Alyssa sabía cómo forzar a las personas para que hablaran.

—Mi hija, la princesa Alyssa, se encargará de Tyland Lannister—Cerys comunicó a su concejo—, en poco tiempo tendremos la ubicación del oro. Mientras tanto sigan reuniéndose con la gente y traten de calmarlos lo más que puedan—miró a Lord Corlys que asintió—. El funeral de Daeron será esta tarde, quemaremos a Tessarion con él.

—Los restos de Baexar y Arrax han llegado, Majestad—le informó lord Corlys—, ¿Desea que sean llevados al funeral?

—No pudimos darle un último adiós a Jaehaerys, es justo que lo hagamos ahora—ella asintió mirando a su esposo.

—Rhaella y Rhaena deben estar por llegar, ya pasaron dos días desde que Joffrey y Alyssa llegaron—Daemon levantó la mirada de la mesa—. Que tengan todo listo para cuando ellas lleguen.

—¿Qué hay de Jacaerys y Helaena?—Rhaenyra preguntó. —Aún están en Pentos y no sabemos cuando van a regresar.

—Es muy probable que estén de regreso, princesa—el príncipe Qoren habló—, ha pasado mucho tiempo desde que partieron, deberían llegar en los próximos días.

—Nos reuniremos cuando tengamos nueva información—Cerys se levantó—, no dejen de buscar a Aegon, esa es nuestra prioridad.

Todos hicieron una reverencia cuando ella se movió hacia la salida, Rhaenyra y Daemon siguiéndola de cerca. La princesa iba vestida con su ropa de montar, desde que habían tomado la fortaleza optó por mantenerse lista para volar en cualquier momento. Los tres dejaron atrás la sala del concejo y siguieron por los pasillos hasta que se encontraron a Viserys sentado en las escaleras principales de la fortaleza.

—¿Qué haces?—Daemon se acercó a su hijo.

—Estaba esperando por ti—Viserys se levantó—, escuché que irías con el equipo de búsqueda y quiero acompañarte.

—¿Dónde están tus hermanas?—Cerys preguntó.

—Haelyn está torturando a Maris—se encogió de hombros—, y creo que Alyssa fue a los calabozos para lidiar con Tyland.

Cerys asintió y se alejó de ellos con su hermana dejando que se fueran juntos. Rhaenyra miró sobre su hombro al dúo de padre e hijo y sonrió.

—Viserys es el más calmado de tus hijos, pero aún así tiene el fuego de dragón dentro de él—comentó.

—Viserys sabe calmar su fuego, no es tan impulsivo como Daemon o Aiyana y Rhaella—Cerys sonrió pensando en sus hijos—, incluso Jaehaerys podía llegar a ser muy impulsivo.

—Debe ser algo de los hermanos mayores—Rhaenyra la miró—, tú eras igual a su edad.

Las dos sonrieron y siguieron su recorrido por la fortaleza recordando momentos de su niñez, por ese momento iban a disfrutar la poca paz que tenían.

En Dragonstone las cosas estaban bien. Rhaenys había tomado control del castillo al ser la mayor y tenía a todos caminando por una sola línea para proteger el lugar. Aiyana se mantenía cerca de Aemond cuidándolo, las pocas veces que el príncipe estaba lúcido murmuraba incoherencias y tenían que volver a cedarlo después de asegurarse que comiera algo. El maester que lo atendía le informó a la princesa que las heridas estaban sanando, pero que si el príncipe no ponía de su parte no iba a sobrevivir la fiebre que amenazaba con acabar con su vida. Baela, al regresar, se mantuvo junto a su abuela para que Aiyana no se preocupará de otra cosa que no fuese su hermano y ella misma se tomaba la libertad de volar por la isla para asegurarse que Aegon no los atacara por sorpresa.