34; VERMITHOR

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VERMITHOR

Después de la tormenta que azotó Dragonstone los dos primeros días tras la llegada del rey por fin se podía ver el sol brillando en lo alto del cielo

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Después de la tormenta que azotó Dragonstone los dos primeros días tras la llegada del rey por fin se podía ver el sol brillando en lo alto del cielo. Su padre había propuesto un desayuno al aire libre, rodeado de dragones, pero su esposa se había puesto tan pálida que muchos temían que se fuese a desmayar en ese momento. Al final tomaron el desayuno en el comedor del castillo. Una vez dieron el desayuno por terminado y los niños huyeron a la playa en compañía de sus cuidadoras Cerys abandonó el castillo para visitar a sus dragones. Vhagar estaba dormida cerca del precipicio y cuando la sintió acercarse solo levantó la cabeza para verla antes de seguir durmiendo, Dhagara y Drakon no estaban por ningún lado, ambos habían creado una rutina de ir a volar por la costa de la isla en la mañana así que no se le hizo extraño. Pero Vermithor estaba despierto, mirándola atentamente mientras se acercaba a él con una sonrisa.

Buenos días, precioso—sus manos acariciaron por debajo de la mandíbula del dragón que soltó algo parecido a un ronroneo por la caricia—. ¿Dormiste bien?

Vermithor se acomodo dejándole espacio para que se pudiera sentar a su lado, la peliblanca se sentó recostando su espalda en el costado del dragón que movió su cabeza para seguir recibiendo caricias mientras su cola rodeaba a Cerys de forma protectora.

Estuve pensando en él—Vermithor gruñó bajito—. ¿Tu también lo extrañas? Apuesto que sí, es imposible no extrañarlo.

El dragón expulsó humo por su nariz en su dirección y Cerys se rio. El suelo se sacudió y ambos, dragón y jinete, se giraron para ver a Vhagar levantándose de su lugar de descanso. La enorme dragona sacudió sus alas y giró su cuerpo en dirección al castillo antes de emprender el vuelo para unirse a Dhagara y Drakon que estaban pasando sobre ellos.

¿No quieres ir a volar?—Cerys apartó su atención de los tres dragones.

Vermithor gruño bajo otra vez girando su cabeza para mirarla, la peliblanca apenas pudo moverse cuando el dragón se levantó sacudiendo su cuerpo quedando bajo su ala. El suelo se estremeció bajo el peso del dragón cuando se movió, Cerys lo siguió con la mirada hasta que se agachó, invitándola a trepar en su lomo.

No estoy vestida para volar—se quejó, pero aún así camino hasta el dragón—. Mis doncellas me van a matar por dañar el vestido.

Antes de subir al lomo del dragón ajustó la montura, lo que menos quería era caer, y entonces se trepó con dificultad. Tuvo que romper la falda del vestido en un costado para tener más movilidad, pero eso era lo de menos.

¡Vuela!

Desde uno de los tantos balcones del castillo Daemon y Viserys vieron como Vermithor se elevaba en el aire uniéndose a los otros tres dragones. Viserys tenía una sonrisa que solo demostraba orgullo, antes ver a su hija mayor con dos dragones era más que suficiente para llenar su pecho de orgullo, pero ahora que la veía con cuatro el orgullo se desbordaba.

burning fire. (daemon targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora