27; EL INTRUSO

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EL INTRUSO

EL INTRUSO

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—¡Aaaaah!

Un Viserys de seis años corría detrás de su padre moviendo su espada de madera de un lado a otro en busca de golpearlo, todo eso mientras Aiyana los seguía con una Rhaella que apenas podía seguirle el paso.

—Se nota que se divierten mucho—el rey comentó viendo a su hermano y sus nietos corriendo por la playa.

—Los niños disfrutan entrenar con Daemon—Cerys meció a Haelyn en sus brazos—, prefieren eso a estudiar con los maesters.

Los dos vieron como Daemon se detenía y se giraba para enfrentar a su hijo con una sonrisa en sus labios. La espada de Viserys fue levantada y cuando la dejó caer contra la de su padre un jadeo de sorpresa se le escapó al perder el balance, detrás de él Rhaella comenzó a reírse de su hermano. Jaehaerys, sentado en las piernas del rey, comenzó a aplaudir emocionado como si entendiera lo que estaba pasando.

El rey y su familia habían decidido visitar Dragonstone antes de ir a Driftmark para la segunda boda de Laena y Ciro Berrycloth. La segunda porque la hija de los Velaryon había decidido escaparse y tener una boda improvisada en el norte, Rhaenys y Corlys la habían encerrado en su habitación por todo un mes cuando se enteraron. La familia real tenía más de una semana en Dragonstone disfrutando de la tranquilidad, o bueno, casi todos disfrutaban. La reina parecía irritada de estar en el lugar, sobre todo porque sus hijos le prestaban más atención a sus sobrinos que a cualquier otra cosa. En especial Aemond que a veces no se despega de Daemon.

—¡Princesa!—sir Erryk la llamó—¡Está bajando otra vez!

Cerys se tensó al escucharlo. Ya había pasado un año desde el viaje peligroso de Aiyana a Dragonmont y todos los días su hija subía el monte acompañada de algunos cuidadores de dragones, los cuales confirmaron que la niña había encontrado a los tres dragones salvajes y que ninguno parecía querer hacerle daño. Pero ese día Aiyana no había subido por quedarse a jugar con sus tíos, y cuando ella no subía Caníbal descendía de Dragonmont poniendo a todos los dragones tensos. A los lejos escuchó el rugido de los dragones alertando de la presencia del intruso.

—¿Qué sucede, hija?—el rey miró a su hija cuando esta se levantó.

—Lleva a los niños adentro—le ordenó a Haizea—, no dejes que nadie salga del castillo—ordenó a sir Erryk que asintió.

—¡Aiyana!—Daemon gritó detrás de ellos.

La niña ya se encontraba corriendo en la dirección de los rugidos, Daemon había tenido que agarrar a Rhaella y Viserys antes de que siguieran a su hermana.

—Lo siento, padre, tengo que hacer algo.

Cerys tomó la falda de su vestido levantándola para poder correr sin tropezar. Subió la colina de piedra que llevaba al lugar de descanso de los dragones justo a tiempo para ver a su hija corriendo en medio de ellos, cerca de Dragonmont pudo ver la silueta de un dragón negro en posición de ataque, claramente sintiéndose amenazado por los cuatro dragones. Vhagar se levantó en toda su estatura lista para atacar de ser necesario, a su lado Dhagara dejó salir un gruñido.

burning fire. (daemon targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora