Le Chante de la Mort

Capítulo XI: Me, myself.

*Canción vinculada al capítulo: Me, myself- Danna Paola ft. Mika.

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— El final del día resultó un caos. Las llamadas a la academia están colapsadas para saber que ocurrió en el pueblo. Quieren respuestas y yo también.

— Dudo bastante que alguno de los pocos estudiantes que quedan haya tenido algo que ver, pero la puedo ayudar en la interrogación.

— Señorita Edevane, no necesito su sarcasmo. Lo que necesito es su confesión, la de ambas.

— Juro por el alma de mi querido hamster que mis manos están limpias.

Storm por alguna razón me miró.

— Usted misma me escoltó de la librería a la plaza para que practique un poco, donde le recuerdo que no almorcé. Luego, toqué la música ambiental que el alcalde me solicitó y abra el show. No se en que instante pudo ser.

— Tal vez no tenga las evidencias pero tampoco dudas.

Jinx y Gala tuvieron una conversación un poco tensa pero algo en lo que ambas estaban de acuerdo.

— Es bastante irritante para tener solo 15 años.

— 14, aun no cumplo los 15. Y me lo dicen seguido, gracias.

— No era un cumplido.

— En la ocasión adecuada, es bueno ser irritante.

Storm resopló molesta después de sentarse y comenzó a masajear su cabeza.

— Debería controlar más lo que hace su hermana menor.

Jinx se sentó un poco intimidada cuando yo me levanté. La verdadera inintimidable se sentó con un poco de pavor.

Para que vean lo serio que es mi estado anímico el día de hoy.

— Disculpe directora Storm pero yo soy, como bien dijo, su hermana mayor no su mamá. Si quiere reprenderla conmigo presente como lo ha hecho hoy, está perfecto, así después yo pueda hablar con ella al respecto. Pero es muy diferente que yo la rete y controle todo lo que hace a aconsejarle y hablar las cosas como la hermana mayor que soy y orientarla según mi experiencia en su decisión. No soy ni su guardiana ni tutora legal para supervisarla todo el tiempo que bien grande está como para eso.

>> Qué luzca cómo mi madre no quiere decir que sea ella.

Storm parecía entre avergonzada e intimidada.

— Tiene razón. Una disculpa. Pueden retirarse ambas. Descansen bien.

Salimos de su oficina directamente hacia la torre este.

— Luego hablaremos de esto.

— Pero.

— Ya te hablé.

Guardo silencio antes de responder.

— Está bien, hermana.

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Me cambié de ropa por una falda negra, un body negro manga larga y cuello alto, unas botas negras altas con taco grueso y me puse la misma chaqueta de cuero del otro día.

Había tomado mi mochila donde iba mi cámara para tomar algunas fotos al bosque nuboso y oscuro de la tarde de hoy. También iban chicles, dinero, una agenda con un pequeño estuche, maquillaje por si acaso y una enérgica.

No era de consumir tanta energética o muy seguido pero eso no significaba que no lo hacía.

Está claro que el día de hoy brilla por su inusualidad.