Capítulo IX: Cuando los buitres acechan se cuida la comida.

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— Ok, nunca creí tener que hacer esto.

— Yo te ilumino desde acá.

— ¿Cómo te fue hoy en el bosque? ¿Nada extraño?

— Nada de nada.

— Annibal me contó que estabas con Valentino.

— Me lo encontré en el bosque y... ¿Annibal, me estabas siguiendo?

— Fui en caso de que te pasara algo y tuviera que llamar a jinx- se encogió de hombros.

— Voy a fingir que te creo.

— Tú te puedes transformar, podrías entrar acá bajo.

— Ajá, ¿Te recuerdo que mido 1.80?

Jinx solucionó la cerradura escondida detrás de a estatua y su espalda se abrió.

— Todo este tiempo esperando en Gloxsfort para esto.

Bajamos las escaleras y comenzamos a investigar lo que sea que Jinx... Bueno, ella y lo buscábamos, Annibal observaba las fotografías de padre y madre y el resto de gente importante.

— Jinx, lo tengo- le susurré por instinto y guardé el libro en mi mochila.

Ni siquiera alcance a darme vuelta después de agarrar el libro cuando me pusieron un paño en la boca y la nariz.

— Oh no.

Empezó la diversión, mami.

~~~

Si bien había estado en situaciones así más de la que en este momento recuerdo, el sentimiento no cambiaba.

Me tuve que volver a acostumbrar a la luz de luna que escasamente entraba en en este momento y las velas con una forma que no podía distinguir.

Lamentablemente, había luna menguante y una noche muy nublada.

— ¿Quién se atreve a usurpar en nuestro territorio sagrado y...?

— Esto debe ser una broma- agaché la cabeza decepcionada.

— Puedes quitarte la máscara Lina.

Desmontaron su jueguito mientras se quitaron las máscaras.

Resulta que nuestro adversario no era una asesino psicótico despiadado dispuesto a torturarnos, matarnos y vender nuestros órganos.

Sólo eran unos payasos de preparatoria.

— Una vez más me retracto de mis palabras.

— ¿Oye, cómo entraron?

El chico que había preguntado era el más cercano a mi que resulta ser...

Nada más y nada menos que...

Valentino D'Ruzzo.

— Máximo tuvo la amabilidad de contarnos en un sueño. En esa nota de allá.

Val... entino fue a revisar lo que Jinx le decía.

Así que Val, eh.

Entino. Ya te lo dije, Valentino.

— No necesitados de gran ciencia para solucionar la forma de entrar. El cerrojo, la acomodación y demás.

Eché para atrás mi cabeza un poco aburrida de este no secuestro.

Me quiero ir a acostaaaaaar.

Le Chante de la MortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora