Capítulo XXIV: Un encuentro de amargo sabor.

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— ¿Tú qué haces aquí?

— Ya que sí soy parte deEdvenfire, no debo dar explicaciones. ¿Cuál es tu excusa para venir a explorar en medio de la noche?

— Investigación.

Deseaba que gracias a la investigación de mi hermana pudiera encontrar algo yo también.

— ¿Del monstruo? Te voy a ahorrar tiempo, no hay nada aquí que describa a esa cosa.

— ¿Ahora crees que puedes leer mi mente? No tienes ni la menor idea de que hago aquí.

Bueno, parte de lo que decía era verdad pero no quería que lo supiera.

— Tal vez si pudieras confiar en mí y decirme podría ayudarte, pero esa opción al parecer no está en tus planes.

— Sabes que eso no es verdad, que es solamente lo que quieres creer.

Me había dado la vuelta dispuesta a irme.

Al diablo con la investigación y con Jinx, siempre podía volver a las 3 de la mañana si no encontraban nada.

— ¿Sabes cuál es tu problema?- esa pregunta me había agarrado desprevenida y me alteró un poco.

— Me encantaría oír tu perspectiva- me acerque molesta a él.

— No sabes quiénes son los que apoyan. He estado de tu lado desde el día uno, le salve la vida a tu hermana cuando te apartaste unos minutos, creí tus teorías cuando nadie más lo hizo. ¿Y qué pareciera que recibo a cambio? Secretos y mentiras.

— ¿Quieres que te diga lo que quieres oír? Pues no lo haré, no soy fácil de quebrantar, no te diré lo que oculto. Y sí crees que quedarte con esa mala perspectiva de mí te ayudará te equivocas. Si te quedas permanentemente con una mala visión mía, créeme que no me molestará ni en lo más mínimo si logré mantenerte a salvo. No me importará quedar cómo mentirosa, ególatra, narcisista, sociopata, despiadada, egoísta, poco comunicativa y desconfiada, porque es probablemente lo que termines pensando de mí.

— ¿Y si tan mala visión de ti tengo porque aún no me alejo?- estábamos tan cerca que sentíamos la respiración del otro.

— Porque aún así te gusto, y es exactamente eso lo que te jode, que no te diga que ocurre.

— Ojalá bastara para que me vieras cómo un novio y confiaras en mí - y sin más, se fue.

— ¿Qué tanto escucharon?

— Lo suficiente para lograr sentir la tensión entre ustedes dos. Se puede cortar con una daga.

— ¿Qué ocurrió con Valentino para que ambos estén así?

— A ti tampoco te pienso decir nada. Más les vale que busquemos el libro rápido que tengo cosas que hacer.

— Reconocería ese aleteo en Marte incluso. Hola Annibal.

Su respuesta fue intentar ahorcarlo.

— ¿Aún estas molesto por aquella apuesta?

Suspiré molesta y dejé que mi hermana lidiara con eso.

Después de un rato rescataron el diario y yo logré encontrar un libro que me ayudaría bastante.

Habíamos tenido una conversación importante en la habitación. Cuando Brown entro y habló con Jinx sobre Leia aproveché de echarle una hojeada al diario y no precisamente para ver el cambiaformas.

Después de eso me fuí.

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— Habla con alguien, Chloe es tu momento de hablar con él.

Le Chante de la MortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora