Capítulo XXXV: Una sorpresa se siente mejor después de una desilusión.

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No iba a negarlo, me estaba cagando hasta las patas del miedo.

Estaba en mi camerino arreglando arreglandome.

Ya ha pasado un mes desde que salimos de clases, lo que significaba que hace un mes no veo a mi chico.

Con Lina, Mack y Hera nos juntamos cuando andaban por Ámsterdam; a Leia la fuí a ver un par de días a Chicago mientras resolvía unos asuntos y a Amex tampoco lo he podido ver.

A Ares lo vi cuando vino con las chicas.

Lamentablemente este no iba a ser el día del reencuentro con mi amado.

Resulta que tuvo que irse con su papá a un viaje de negocios justo hace un par de días.

— Lo lamento, hermosa, pero voy contra mi voluntad. Te juro que peleé con él de forma impresionante mientras le reclamaba porque esta vez es la que tiene que ser diferente.

— Está bien, lo comprendo- aún así no podía estar triste.

— Ey, ¿Estás bien? Te juro que haré lo posible por verte lo antes posible. Tal vez pueda alcanzar a ir a la final del Urban Dance. Claro, si mi papá no me vuelve a obligar a viajar.

— Estoy bien. Y tranquilo, sé que es tu papá, no te presiones tanto por mí. Lo último que quiero es que ambos peleen por mi culpa. Ya podrás ver la final por la transmisión en vivo.

— El sabía que el viaje era importante para mí y de la nada lo canceló- se oía bastante molesto a través de la línea.

—nBonito, tranquilo, ya nos podremos ver más adelante.

— Me está llamando el rey de Roma, así que me tengo que ir contra mi voluntad, bonita. Te quiero mucho, cuidate.

— Cuídate, te quiero, adiós. Me avisas cuando llegues.

— Por supuesto, bebé.

Sí, es por eso que no me podrá venir a ver mi chico.

Por otro lado, ayer llegamos a Toronto, Canadá, para la final de la batalla de ángeles. Ahora estaba a punto de salir a hacer mi presentación.

Iba a cerrar la competencia, ya que la otra chica había terminado su presentación hace un rato, así mientras terminaba de elongar y de vocalizar iba tomando fuerzas para salir al escenario.

A diferencia de todas las otras rondas, en esta era obligatorio cantar.

— ¿Lista, Chloe?

— Nací más que lista, Álex.

— Entonces ve y demuestra quien es en verdad la que manda.

— 1, 2, 3 ¡Dream team!

Después de la reunión con el Dream team y el grito de apoyo llegué hasta mi posición de entrada.

— Sin otro preámbulo, recibamos con un fuerte aplauso a la última competidora de esta batalla angelical ¡Chloe Edevane!

Una ola de aplausos sacudió el lugar mientras yo estaba en el fondo esperando el inicio de mi pista.

Una vez empezó a sonar Umbrella de Rihanna, comencé a cantar y a ejecutar los primeros movimientos comencé a sentirme más relajada.

Cada movimiento me hacía sentir como una pluma, la delicadeza de cada paso era impresionante, mi tono y timbre eran los correctos a cada nota ejecutada.

Los bailarines acompañantes también hacían un trabajo increíble.

La orquesta contratada por la empresa hacía un trabajo impecable, sin palabras.

Le Chante de la MortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora