Capítulo XXXIV: Sorpresa, amore mio.

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Mientras prendo mis luces led y arreglo un poco mi habitación les cuento que fue de mi día.

Llegamos y tuve que partir de inmediato a mi estudio para conversar que pasaría ahora con mis prácticas, las futuras competencias y todas esas cosas.

Cuando volví a casa, comimos como familia, luego fue el turno de desempacar todas nuestras cosas.

En lo que la comida estaba lista le hice una revisión a mi bebé.

Todo en orden y eso significaba: paz entre la academia y yo.

Ordene mis cosas en el clóset, mis libros en la estantería (incluso los nuevos y los no tan nuevos) y todo lo demás en su correspondiente lugar.

Estaba bastante exhausta.

Ok, sí, demoré poco por la magia. Pero vamos, anoche terminé el cuadro después de la cena y casi no dormí.

Y qué, no me pueden decir nada por el uso que le doy a mi magia, soy una adolescente, aún estoy en la época de tomar erráticas decisiones.

Ya tendré el resto de mi vida para arrepentirme y hacer lo correcto.

Me eché una pequeña siesta de 5-6 horas que se vió interrumpida porque me despertaron para cenar, después de todo madre y padre nos extrañaban y querían saber todo.

Y cuando digo todo, es todo.

Si fuera necesario (y si Jinx o yo les hubiera contado) revisarían en blog de Lei.

Y ahora me encontraba llegando a mi cama, ya no para dormir sinó que para escuchar musica.

Después de la cena Jinx y Dante se iban a acostar a dormir sorprendentemente, y madre y padre... Son madre y padre todos sabemos que puede estar pasando en su habitación.

Por suerte la persona que duerme a su lado es Dante.

Jinx no tiene la paciencia para aguantarlos y a la primera les entraría a cortar la inspiración.

Yo si estoy sin música sería igual.

En cambio, Dante parecía mantener una postura más tímida y solamente salia de su habitación a cualquier parte de la casa cuando eran muy ruidosos.

De lo contrario, también escuchaba música.

Había entrado a mi clóset a cambiarme de ropa.

Traía unos shorts de pijama por debajo sin importar mucho el frío, total mi cama era calentita.

Por arriba traía la polera de tirantes complementaria y una sudadera que le robé a Xavier antes de irme de la academia.

No era la que me regaló o la que le saqué ayer, otra totalmente diferente.

Cuando tomé mi teléfono después de dejar mi cuenta de Spotify reproduciendo musica desde mi computador en unos altavoces, vi una docena de mensajes de Valentino, tal vez más.

No había tomado mi teléfono desde 20 minutos después de que empezara la reunión con el Dream team porque configure mis redes sociales en mi nuevo celular.

Álex antes casi que ponerse a saltar de alegría se nos casi desmaya de la sorpresa.

Justo cuando iba a presionar su chat para responderle me entró una llamada suya.

Definitivamente iba a cambiar los ruiditos.

— Lo de la llamada lo hubiera entendido, ¿Pero los mensajes? Ni siquiera un hola de respuesta.

— No es personal.

— Por Dios, por un momento se me pasó por la cabeza que algo malo te pasó.

— Tranquilo, guapo, estoy bien, solo dormía. ¿Ya llegaste a tu casa, cierto?

Le Chante de la MortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora