Capítulo XXXII: Loneliest night.
Todo era un caos, en el que se había quedado sola. No podía ir a ver a Bella, porque sólo estorbaria, ni siquiera ayudar a Lyra quien estaba haciendo lo posible para salvar a Luna.
Estaba sola, dando vueltas en la sala mientras que sus nervios estaban a flor de piel. Quería llorar, de hecho sus ojos ardían. No quería que nada se saliera de las manos de los demás.
Era como si la muerte se hubiera puesto de acuerdo con la fecha de llevarse a ambas chicas. Su pecho subía y bajaba cada vez más rápido. Estaba demasiado desesperada.
Solo quería que alguien saliera de la habitación mostrando alguna señal de que todo salio bien. Aunque ya sabía que probablemente Luna estaría por respirar por última vez.
La había dejado ir, pero ahora dolía como si fueran miles de estacas en su corazón y aún no tenía la respuesta definitiva.
Con Bella tenía más esperanza de que Edward la mordiera y así la convertiría en una inmortal. De esa forma sabría que al menos estaría viva. Aunque no la pudiera ver.
Se terminó por sentar en el sillón mientras ponía ambas manos en su cara, demasiado frustrada. Nada de esto era justo. Necesitaba respuestas cuanto antes.
Vio a Rosalie salir de la habitación con la bebé en brazos, Jane se levantó, pero no la siguió. Ahora solo esperaba que saliera Edward o Jacob para saber que era lo que pasaba.
Se quedó unos minutos viendo la puerta, hasta que salió Jacob. Su mirada estaba perdida, como si estuviera a punto de llorar. Ahí lo supo, Bella no sobrevivió. Sin embargo, necesitaba que saliera de su boca.
— Bella, ¿qué pasó con ella?— le preguntó Jane con la voz quebrada.
Jacob simplemente negó con la cabeza. En ese momento no se veía capaz de soltar ninguna palabra, estaba mudo. Y ni siquiera tenía repuesta alguna sobre su hermana. Estaba por romperse a pedazos ahí mismo.
ESTÁS LEYENDO
SERENDIPIA² | Paul Lahote
Hayran KurguS | "No esperaba absolutamente nada ese día, pero me alegra haberte encontrado, Jane." En donde la hermana menor de Bella Swan se ve envuelta en el mundo sobre natural sin quererlo. O donde Paul Lahote se imprima de una niña y se vuelve su fiel pro...