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Las calles de Tokyo estaban repletas de gente como siempre. Jóvenes estudiantes que salían de sus colegios, tabajadores en todas partes con sus teléfonos en manos, padres con sus hijos, incluso parejas tomadas de las manos.
Y ahí se encontraba ella, con su espalda apoyada en el muro observandolos a todos mientras esperaba que sus amigos llegaran. Persefone no apartaba la vista de las familias con sus pequeños, los envidiaba, envidiaba a cada persona que pasaba sonriendo.
Ella también quería ser feliz, ella anhelaba a su familia a su lado, anhelaba a su pequeño hermano junto a ella. Por suerte había podido conseguir un buen trabajo de limpiadora, y de momento tenia lo suficiente ahorrado, para que cuando Jun despertara, largarse con el de Tokyo hacia los Estados Unidos y poder empezar una nueva vida.
Su pensamiento sonaba egoísta, pero realmente ella no podía seguir en esa ciudad, su apartamento, cada rincón de el, le recordaba a sus padres. Tan así, que tuvo que cerrar su habitación con llave y arrojarla a un basurero para no entrar mas, evitando de esa manera sumirse en una grande depresión.
Pues ahora solo debía de mirar por ella y Jun, sabia que cuando su hermano despertara seria su responsabilidad y quería encargarse de el, cuidarlo y protegerlo de la mejor manera posible. Por eso, Persefone tenia dos trabajos, el de la mañana de limpiadora y el de la noche cuidando a dos pequeños gemelos.
Karube, quien había llegado hace unos momentos observaba a su amiga, parecía tan sumida en sus pensamientos que ni se había percatado de su llegada. Observaba como su larga melena rubia se sacudía con la suave brisa, como sus hermosos ojos esmeraldas parecían perdidos entre tanta gente.
Karube sonrió inconsiente mente, su amiga realmente es hermosa y desde que la había conocido juro cuidarla con su propia vida. Pues el era el único que sabia sobre su situación.
A pedido de ella claro, Persefone no había querido contarle a ninguno de sus amigos su situación, pero aquel día en el que Karube apareció frente a la puerta de su apartamento con un bonito ramo de flores amarillas en sus manos. No le quedo de otra que contarle la verdad.
El día que Karube llego a su apartamento, la había encontrado con la puerta entreabierta, varios cuadros rotos por el lugar y la chica tirada en medio de la sala llorando desconsoladamente.
Persefone fue practicamente obligada a contarle su situación a Karube, el cual había quedado mas que sorprendido, pues aquella pequeña joven rubia que vivía sonriendo con ellos realmente la estaba pasando fatal.
Karube sin dejar de sonreír, se agacho hacia la chica, hacerco su boca hacia la oreja de esta para susurrarle.
-Me parece que esta perdida joven- Persefone dio un pequeño brinco en su lugar y giro su rostro.
Para apreciar como la cara de su mejor amigo estaba a centímetros de la suya. Karube no pudo evitar mirar sus labios y con una sonrisa en los suyos se alejo del rostro de ella.
-¿Eres idiota Karube?, casi me matas del susto- Persefone frunció el ceño ante la pequeña risa que soltó este.
-Era la idea pequeña- contesto el sin dejar de reír.
Su amiga simplemente negó con la cabeza.
-¿Tienes un cigarro?, olvide los míos en el apartamento- Karube negó con la cabeza divertido y de su bolsillo saco una caja de cigarrillos ofreciendole a su amiga.
-Sabes que estoy en desacuerdo con eso, pero no soy quien para decirtelo- Persefone tomo uno de los cigarros y lo llevo hacia sus labios.
Karube hizo lo mismo que ella y una vez ensendío el suyo, le ofreció el fuego a su amiga.
Persefone le dio la primer calada a su cigarro, volvió a apoyar su espalda en el muro y apoyo su cabeza en este también mientras soltaba el humo por su nariz.
-Mas de una vez te dije que no te metieras con esa chica, que lo único que haría es hacerte perder tu trabajo- soltó ella mientras le daba otra calada a su cigarro.
Karube sonrío de lado y apoyo su espalda en la pared.
-Oh pequeña, no tienes idea de lo que es estar enamorado- contesto su amigo mientras le daba una profunda calada a su cigarro
Persefone solo levanto sus hombros, pues el tenia razón. Ella nunca se había enamorado, ni mucho menos le había llegado a gustar alguien.
-Puede que no, pero eres mi mejor amigo, solo quiero lo mejor para ti Karube- sinceriso ella.
-Tu eres lo mejor para mi- soltó el, Persefone frunció el ceño sin entender el porque el había dicho eso.
Pero antes de que ella pudiera contestar Chota y Arisu aparecieron.
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𝓟𝓻𝓲𝓷𝓬𝓮𝓼𝓼 𝓞𝓯 𝓗𝓮𝓪𝓻𝓽𝓼 ♤𝐀𝐥𝐢𝐜𝐞 𝐈𝐧 𝐁𝐨𝐫𝐝𝐞𝐫𝐥𝐚𝐧𝐝♤
Fanfiction𝑫𝒂𝒓𝒊𝒂 𝑴𝒊 𝑽𝒊𝒅𝒂 𝑷𝒐𝒓 𝑬𝒍 𝑺𝒊 𝑭𝒖𝒆𝒓𝒂 𝑵𝒆𝒄𝒆𝒔𝒂𝒓𝒊𝒐. 𝑷𝒆𝒓𝒐 𝑬𝒏 𝑬𝒔𝒕𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒅𝒐 𝑴𝒖𝒆𝒓𝒆𝒔 𝑶 𝑺𝒐𝒃𝒓𝒆𝒗𝒊𝒗𝒆𝒔 ᯽⊱┈──╌❊╌──┈⊰᯽ 𝑺𝒉𝒖𝒏𝒕𝒂𝒓𝒐 𝑪𝒉𝒊𝒔𝒉𝒊𝒚𝒂 ᯽⊱┈──╌❊╌──┈⊰᯽