ВОСПОМИНАНИЯ О ПРЕДАТЕЛЬСТВЕ

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(vospominaniya o predatel'stve)

MEMORIAS DE TRAICIÓN

MEMORIAS DE TRAICIÓN

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Mikkel

―Mierda ―mascullo al golpear contra alguien hacia el final de las escaleras; su mirada raya en el fastidio y tengo que murmurar una disculpa para nada discreta antes de atisbar la expresión en alerta de Alek, al otro lado del extenso pasillo. Su mano se agita con violencia y antes de alcanzar el pomo de la habitación hermética, la siento caer pesada sobre mi cabeza en señal de fastidio―. ¡Hey!

―¿Tienes idea cuánto me costó convencerlos para que te dejaran entrar? ―gruñe con voz pastosa; ese acento grotesco reverbera en mi conciencia mientras nos obligamos a bajar la voz frente a los residentes de medicina, congregados en el salón―. Se supone que no se permiten estudiantes, ni siquiera participas en el postgrado de forense, ¡y te das el lujo de llegar tarde! Nos meteremos en problemas, incluso antes de que comience, Mikkel.

―Cálmate, Alek ―esbozo una sonrisa, reacomodando mi cabello bajo la lanilla de estación; el silencio gravita espeso y arisco, receloso de la interrupción, mientras vuelvo a murmurar una disculpa antes de dejarme arrastrar por la prisa de Alek, hacia la periferia de las ventanas―, apenas son unos minutos. Además, ¿sabías que la mayoría de las personas impuntuales, que dejan todo a último momento, son más creativas e inteligentes que el resto?

―Que interesante, Mik, recuérdame no dejarme operar cuando estés de turno, a ver si tu creatividad me sutura una mariposa o trenza mis intestinos. Tómatelo en serio, ¿quieres? ―El hedor putrefacto se cuela entre vísceras del espacio, ardiendo en el interior de las fosas nasales, incluso antes de alcanzar la sala donde el Dr. Jaska da instrucciones a sus asistentes del proceso―, podría perder mi residencia y eso no me haría ninguna gracia. Agradécele a Filip, que te consiguió un pase de invitado residencial en el hospital para llegar hasta aquí. Yo me negué a hacerlo, solo para que lo sepas.

―Eres una pasada como mejor amigo, no sé qué haría sin ti ―bromeo con él, colgándome de sus hombros solo para abrumar los restos de paciencia que divagan en sus palabras―. Te prometo que lo de la sutura irá sin costo, amigo.

Alek refunfuña en su acento pastoso una maldición y me aparta para ponerse al corriente de una hilera de estirados que ya obtuvieron su residencia; suavizo el golpe que ha dejado en mi pecho tras su respuesta y respiro del entorno con cierta gracilidad y curiosidad, innatas.

El tender vislumbra la primera anticipación cercana a la muerte del cadáver; prendas entintadas en apenas un salpicado en tono rojizo, podría pasar por una causa de muerte no violenta, si no presentara tantos harapos rasgados y deshilachados; una blusa que muestra signos de una importante fuerza física como determinante para romperse, inclusive el brasier está dividido en dos partes, desencajados de su forma original.

Atiendo al entorno de residentes, ansiosos por el inicio de la autopsia del Doctor Jaska; es un especialista de la jurisprudencia médica cuyo nombre repercute en el entorno; su especialidad y desempeño lo han postrado sobre escenarios en conferencias idiomáticas impresionantes. Ese mismo hombre, cuya gentil mirada atrae a los estudiantes a su tarea, es la misma fría y agria que observa el cadáver con una atención casi desdeñosa.

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