TOCKA [+18]

ТЕНИ ИЗ ПРОШЛОГО

(Teni iz proshlogo)

SOMBRAS DEL PASADO

Lloyd; mirada penetrante, engañosa y de apariencia genuinamente hostil, detalla el temblor en mis manos al bajar el arma frente a él. Su sonrisa fácil y retorcida es solo una sugerencia del cargo político al que intenta aspirar vanidosamente.

—Puedo ver por tu expresión de espanto —dice con soberbia— que no estabas enterada de nuestra amistad, ¿me equivoco? Lo entiendo perfectamente, señorita Ivanova, su padre no es un hombre de muchas palabras, sobre todo con sus hijos, por lo que tengo entendido. Y ahora no es una de mis mejores compañías para presumir, temo —inspira hondamente, vacilando alrededor de su escritorio oscuro y resopla, estudiándome en silencio; brazos cruzados.

»Nunca tuvimos una buena relación, pero nunca imaginé que estuviésemos tan mal. Al parecer, puede ser la última vez que vuelva a saber de él. De alguna forma me siento halagado de que enviara a su niña pródiga, su modelo de perfección y orgullo. ¿Sabes? Llevaba tiempo siguiéndote la pista, Dominika, casi toda tu existencia, para serte franco, tienes catorce ahora, ¿no es así?

El temblor en la gurza no desaparece, sin embargo, la desesperación por recuperar el estado de control es una inminencia que rasga por debajo de la piel, ansiosa. La mirilla regresa apuntando la afabilidad de Lloyd, obteniendo una respuesta en alerta inmediata.

—No he venido a responder por una orden de Viktor —explico, tomando precaución del acercamiento entre nosotros. Su mirada afilada incita a encender alarmas—. De hecho, he venido a impedir que mis hermanos respondan por él. Estoy dándote tiempo para que resuelvan sus conflictos personales y vuelvan a ser grandes amigos.

El sabor ácido de la ironía entre mis labios le cuesta a mi orgullo por la disciplina y la atención de mi padre, pero las emociones más arraigadas a mí, aquellas que conciernen en nuestra construcción de un necesitado lazo, hablan por mí en estos momentos.

Viktor me traicionó, necesito pagarle con el mismo error para equilibrar la balanza.

—¿Estás perdonándome la vida? —inquiere, sorprendido. Sonrío, regresando mis pasos hacia él.

—Puedo asegurarte que esto no tiene nada que ver contigo, Lloyd. No te apresures a rendirme homenaje en alguno de tus discursos hipócritas como el anterior.

—¿Por qué? —presiona; su intromisión me resulta curiosa—. ¿Realmente sabes quién soy?

—No me interesa —resuelvo, acercándome a la puerta.

—Pero tú a mí sí —Lloyd toma mi muñeca de forma tajante y la gurza se posiciona en su sien con demasiada firmeza; rezagándolo—. Cálmate, no soy como las personas que acostumbras a ver en ese agujero, Dominika, no intento lastimarte.

—Tampoco podrías hacerlo.

—Apuesto a que no —replica en confianza—. He visto las cosas que sabes hacer, las misiones a las que se te envía... ¡eres brillante! Al menos es lo que quieres que tu padre vea también, ¿no es así? Todo esto que haces es por cumplir con sus altos estándares y llamar desesperadamente su atención... —Apunto el arma hacia él, de inmediato alza las manos, deteniéndose en la diatriba—. Lo siento, intento entender por todo lo que has tenido que pasar.