TOCKA [+18]

АБСОЛЮТНАЯ ТЬМА

(absolyutnayat'ma)

OSCURIDADES ABSOLUTAS

PAVEL

Nika es un ser angustioso.

Cada vez que pienso en la fiereza de sus actos no puedo encontrar nada más que ese descontrolado sentimiento de dolor con el que actúa; porque sí, cada uno de sus actos es impulsado por ese mismo dolor.

Desde que somos niños puedo ver a través de esos violentos ojos azules el engaño hacia sí misma y el esfuerzo en el que pone empeño a satisfacer esa necesidad de bloquearse a sí misma la cantidad de emociones depresivas con las que carga.

Es esa misma oscuridad pragmática, la seriedad que toman sus decisiones o la imposición que le supone a nuestro padre, Viktor, cada vez que enfrenta sus órdenes la convierten en una potencia de encanto inigualable.

Me fascina pensar que se trata de la única mujer que tiene mi entera atención sobre ella; como si fuese alguien demasiado especial, demasiado para este mundo en el que destaca.

Presiono mis labios recordando esa mirada tajante y eléctrica que dispara en sus rabietas mientras Bianka lame mi glande con una habilidad que me estremece e impacienta al mismo tiempo.

Sus ojos me observan juguetones, esperando a mi reacción aprobatoria pero este envase sobrio sin personalidad y maleable no se asemeja en nada a la peligrosa mujer de mis pensamientos.

Sostengo el rostro de Bianka entre mis manos y ella obedientemente abre su boca para mí, aparta sus dientes y traga la longitud de mi miembro con tanta facilidad y deseo que no puedo evitar sonreírle.

Cuando vuelve a liberarme de la prisión de sus labios, coloca sus manos en mis rodillas y murmura relamiéndose:

—¿Te gusta? —vuelve a lamer el glande con sus ojos lascivos fijos en los míos—. ¿Te gusta que lo haga, así Pavel?

No.

Tomo su rostro nuevamente y llevo un dedo a sus labios, ella lo lame codiciosamente sin apartar su atención de la mía. Atrapo su mandíbula y presiono con fuerza; sabe que las conversaciones no me gustan en lo absoluto, su voz me desagrada sobremanera.

Abro su boca y ella se acomoda más cerca de mí porque conoce mis intenciones. Bianka cede y me encargo de penetrar su boca nuevamente, esta vez con la presión palpitando en mi glande al alcanzar la comodidad de su garganta. Ella se ahoga pero continúa, expectante de más.

El sofá en el que estoy se mueve con fuerza mientras incremento la presión de su boca a toda mi longitud, desesperado, buscando acabar finalmente con esto. Sus lágrimas bajan rápidamente por sus mejillas, se ahoga, me reclama un poco la velocidad pero no la suelto hasta que el orgasmo me embarga y la presión comienza a desaparecer de mi cuerpo.