ПОРОКИ, КОТОРЫЕ ЛЕЧАТ

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(poroki,kotoryye lechat)

VICIOS QUE CURAN

VICIOS QUE CURAN

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Pavel

Tiene una tendencia ligeramente suicida.

Su piel es alcanzada por los largos dedos de la luz de neón en un antro en donde destila tanta seducción y lujuria en su mirada, que es imposible no notarla; caos y desastre auguran sus ojos retadores.

Ella no sabe quién soy, presa fácil de los demonios furtivos de la noche.

Una copa de Veuve Clicquot se asienta entre mis dedos, efervescente como el deseo erótico que fragua su atención sobre la mía, mientras los gemidos de la iniciada, sometida entre cuerdas y látigos, son castigados.

La suavidad de las luces tiñe su piel bronceada, perlada, hambrienta de ser devorada; tal vez la conciencia es un estímulo simple de reacción inmediata; un disparo a la hostigación y responde a sus principios más escabrosos por defecto. Del mismo modo se percibe en el hilo de tensión, por consecuencia de estímulos gratamente incentivados a un objetivo.

Sus piernas se cruzan de un lado hacia otro, lentamente, incitadoramente. Sonrío, humedeciendo mis labios ante la tentación, pero el aire a su alrededor está demasiado cargado de protección como para atacarla, sencillamente no estoy aquí para perecer por la lujuria de una mujer que trae consigo siete hombres que velan de su cuerpo.

Bebo de la esencia burbujeante y castigo a mi sed sin contentarla; notando la respiración ensañada con esa mujer. El cristal humedece mis labios, manteniendo la compostura recta y la anticipación muy lejos de ser descubierta, me aproximo al acto principal. Los ojos desvalidos, rebosan de un placer desconocido, babeando el piso mientras gime fuerte.

El dominante contenta un poco de su hambrienta necesidad, permitiéndole probar de su hombría, succiona con ganas, inconsciente de la apariencia tan erótica que desprende en estos momentos frente a nosotros. No hay mayor deleite que velar por ese instante erótico en que las inseguridades se derrumban y la libido calienta los sentidos exigiendo más de lo desconocido.

No importa lo que sea, el placer domina cada terminación nerviosa de su cuerpo, la piel eléctrica grita por obtener alivio a la desesperación y es consciente de que su reacción es capaz de cualquier cosa para satisfacer una necesidad de la que aún no tiene consciencia.

Las mujeres son criaturas emocionales; tienen tanta libertad de sentir en sus cuerpos, de alcanzar el dominio del éxtasis tan fácilmente, que es absurdamente increíble verlas retorcerse en tantas palabras necias e inconscientes.

Antes de vaciar las burbujas en mi garganta, hay una nueva copa sirviéndome y una figura emblemática que destila un descomunal erotismo en su postura relajada; su cabello en ondas tiene un sabor a chocolate que aún no percibo en el aire, pero contenta la promesa. Sus ojos se dirigen a la sumisa en el estrado; no atiende a nada más, pero soy consciente tanto como ella del magnetismo de nuestros cuerpos encontrándose tan cerca.

TOCKA [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora