TOCKA [+18]

НАД КЕМ ПОДШУЧИВАТЬ

(nad kem podshuchivat')

BROMAS PESADAS

Me concentro en la respiración pausada, tomando una bocanada de aire y reteniendo el aliento para calmar los temblores contraproducentes en estos momentos.

Cierro los ojos invocando esa calma relajante, estática, que deseo que navegue este entorno. El rechazo de la amenaza contra el primitivo instinto de amenaza no es algo que desee mantener en estos momentos.

Mi respiración es acompasada, en calma, relajada.

Puedes salir de esto, Nika, no es como si antes no lo hubieses hecho y tenido éxito.

Las cicatrices del pasado forman el contexto principal de la persona del presente; las decisiones, los gustos y reflexiones conforman una desentrañable trama de compases previamente elaborados a partir de ese punto en que todo nos transforma.

En el pasado, Vasiliy ha sido el mismo ser vacilante y resentido que es ahora; su capacidad de madurez es limitada por este deseo de corromper a la persona que —de alguna forma— le arrebata la banalidad de una gloria que no pertenece a nadie.

Ante los ojos de Viktor, cada uno de nosotros es un clon evolutivo del anterior.

Aunque realmente este pasado no solo trata de su obsesiva competencia contra una niña tres años menor; sino de la confabulación de cientos de lazos fraternales buscando su redención en mí.

Exhalo en calma mientras mis dedos palpitan sobre la pantalla del móvil.

Respira, Nika.

No puedo acercar el móvil a mi oído, el reducido espacio no me lo permite, pero puedo activar el altavoz y esperar a que la señal emita mi marcado rápido.

—¿Nika? —contesta, nunca estuve más ilusionada de oírlo respirar más que en este momento—. ¿Dónde estás?

Respira.

—Créeme, si lo supiera, serías el primero en saberlo, Mark —medio en una sonrisa. Mis ojos están cerrados, concentrados en la respiración—. Vasiliy tuvo la brillante idea de someterme a un Saláev y estoy aquí atrapada en este estúpido ataúd a la espera de mi rescate.

La risa de Markov es un idílico gorgojo ronco y masculino, tan seductor como neurótico considerando el momento. Puedo notar en su voz el rencor de nuestro último momento juntos.

El resentimiento es mortal entre nosotros, demasiado peligroso para dejarlo olvidado en nuestros siguientes pasos.

Así ha sido siempre; el rencor nos mantiene vivos en esta tóxica atracción.

—Estás diciéndome, ¿qué necesitas mi ayuda? —inquiere él con sorna. Mi móvil suena con la alarma de batería baja—. Eso solo tensa aún más la situación, Nika.