TOCKA [+18]

СТАРЫЕ ТРЮКИ

(starye tryuki)

VIEJOS JUEGOS

—¡Es tu maldita hija, Viktor! ¿Qué demonios esperas que haga? No puedes simplemente ausentarte en su vida, ella necesita saber de ti. —Mi madre estalla en una rabieta sonora en el interior de su alcoba. La casa está completamente en calma salvo por sus gritos—. Prometiste venir a verla cuando llegamos aquí, dijiste que vendrías regularmente y no lo has hecho, ella aún está esperando que vengas, ¿lo sabes?

»Ese es el problema, su adaptación no fue buena idea si tiene que tratar con personas que no conoce, necesita que la instruyas, necesita confiar en ti. Ella no es como los demás, es una niña especial... deberías verla, es única.

Si se trata de Viktor, ella siempre está tensa. Su condición se altera con facilidad innata.

—Sus estudios están bien, ¿es lo único que importa? Nada le pasará mientras yo esté a su lado, es una lástima que no pueda decir lo mismo de su propio padre. No me importan los demás, me interesa la seguridad y bienestar de mi hija.

La oigo resoplar y la cama se hunde bajo su peso.

—Vlad está de acuerdo, dice que ha visto una mejora con ella cerca. Lo sé, ¿cuándo vendrán? Aún no lo sabe, pero le sentará bien tener compañía, se siente muy sola, no ha sido la misma desde que salió de tratamiento.

Frunzo el ceño, sin acabar de decidir en interceder o no en su habitación; pero en el instante en que mi mano alcanza el pomo de la puerta, alguien más toma mi mano y la retira con suavidad. Coloca su dedo índice entre sus labios mientras toma mi mano guiándome lejos de la escena.

Vlad cierra la puerta de su estudio luego de interiorizarnos en él. Sus ojos muestran una profunda oscuridad alarmante que me tensa un poco.

—Nika, lamento que hayas oído toda la pelea que tu mamá tenía con tu papá —habla con calma—, a veces es difícil explicar a los niños por qué pelean los adultos. Pero tu madre dice que eres más inteligente que los niños de tu edad —alza una ceja con curiosidad mientras apoya su cuerpo sobre el escritorio de madera—, y para ser sincero, me gustaría poner a prueba eso que dice.

No respondo. Vlad dobla las mangas de su costosa camisa y me observa cada tanto con una atención demandante.

—¿Y bien? —presiona—. ¿Lo eres? ¿Es cierto lo que tu mamá dice de ti, Nika?

La mente de una niña de siete años es tan frágil y manipulable como su imaginación hiperactiva le permite, pero, ¿y si la niña no posee la imaginación relevante?

Vlad está a punto de poner a prueba esa teoría de una forma agresiva y tajante.

Asiento lentamente.

—O tal vez solo le gusta presumir acerca de su hija modelo frente a los demás.

—Soy inteligente —reclamo. Él esboza una sonrisa de superioridad.