51 • Luke desenreda cabellos 3000

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Ya a eso de las seis de la tarde, empecé a prepararme para salir en la noche.

Si no hubiera sido por los mensajes insistentes de mi mejor amiga diciéndome que «me preparara y no olvidara lo de hoy en la noche» sí me habría olvidado por completo del juego de Dave.

También pongamos de insistente a mi querido hermano mayor que a cada tanto gritaba desde su habitación «¡Nica! ¡No te olvides, mocosa!»

Sí, me llamó mocosa.

Cuando Miguel gritó y al mismo tiempo recibí un mensaje de Amapola, supe que ya debía de irme alistando, por lo que, al fin, me levanté con bastante pereza de mi cama.

Ducharme con agua fría fue una tortura necesaria ya que estaba medio dormida, también una que funcionó bastante bien. En cuanto terminé de bañarme, estaba más despierta y sin pereza alguna como la que había traído al entrar.

—¡Nica en veinte minutos vamos sali...! —mi hermano interrumpe su grito al verme en medio del pasillo, envuelta en una toalla temblando de frío—. Oh, pobre.

Le regalé una sonrisa falsa, fracasando totalmente en que mis dientes no suenen del frío que tenía.

—Eres muy amargada, hermana —le doy una mirada de ojos entrecerrados—. En fin, ve a vestirte, en veinte minutos estamos saliendo.

—¿V-veinte?

—Quizá media hora, tenemos que esperar a los chicos.

Asentí siguiendo el camino a mi habitación. Con esa segunda opción, sabía que saldríamos de casa ya a solo diez minutos antes de las siete de la noche. Luke y Elliot son un par de monos bastante impuntuales.

Ya en mi habitación, busqué algo que ponerme, de preferencia que sea abrigado. Recorrí mi mirada entre las prendas de ropa en ganchos hasta que di con un jean azul, un top blanco de tirantes y que arriba llevaría la sudadera de motas de colores que me había regalado Amapola una vez. Cómo opción más rápida y fácil, opté por mis viejas zapatillas converse.

Hice el gran intento de desenredar mi cabello, cosa que resultó bastante desastrosa porque solo terminó como la melena de Simba cuando termina de bañarse.

Resoplé espantando el mechón blanco de mi vista.

—Genial —mascullo para mí, molesta—. Además de Pinocho, eres Simba, Mónica. ¿Dónde estarán metidos mi Timón y Pumba?

Y como si hubiera hecho alguna clase de invocación, escucho el peculiar toque en mi puerta que sé perfectamente a quien pertenece.

Largo otro suspiro, preparándome para las bromas.

—Adelante.

Mi puerta se abrió dejando ver a un sonriente Luke, seguido de un Elliot con las manos metidas en su sudadera y un Miguel riendo de algo.

Y al verme, los tres borran sus sonrisas que cambian a caras de horror.

—¿Pero qué...

—... demonios...

—... te pasó en el pelo? —finaliza mi hermano.

En la mirada de Luke veo ese típico brillo de diversión y la comisura izquierda de su labio empieza a levantarse lentamente.

—Dices algo y terminas como el papá de los tres cerditos.

—¿Eh?

—Colgado muerto en la pared.

—Oh —murmuró, entendiendo—. Oh...

Vuelvo a tomar mi cepillo y lo paso por mi cabello lleno de nudos y un friz inexplicable. ¿Todo este enredo por haber pasado la tarde con un chongo? ¿Es en serio?

Un Amor ¿De Verdad O Mentira? (Verdades o Mentiras #1)  ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora