Podemos Intentar

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Enid mordía un esfero con ansiedad mientras las horas pasaban, ya la presentación tenía que haberse acabado lo que significaba que Merlina pronto estaría de regreso.

Lo hecho hecho estaba, se había declarado y había ordenado lo más que podía sus sentimientos y aunque tomó más horas de las que esperaba, por fin la vio llegar a través de la ventana.

- Listo, tu puedes, actúa normal, no pasa nada, solo van a hablar - se animó a si misma sin dejar de caminar de lado a lado en su habitación.

- Enid - a pesar de estarla esperando, el repentino llamado la hizo brincar en su sitio, se giró lentamente a la chica que se paraba detrás de lo que quedaba del muro.

- Merlina... Me asustaste... Eh... ¿Descubriste el misterio? - preguntó sonriendo nerviosa mientras jugaba con sus dedos.

- Impresionante organización - elogió la peli-negra, nerviosa igual aunque manejándolo mejor - El detalle de... La tienda de antigüedades, el restaurante, la librería y el concierto... Lo disfruté - murmuró mirando a otro lado.

Volvieron a quedar en silencio durante unos minutos, si "tensión" fuera un momento, sería ese y las estaba matando.

- Entonces... - trató la rubia de romper el hielo sin conseguir siquiera una mirada - Está bien, no tenemos que hablar si no quieres - se apresuró a decir sintiendo un nudo en la garganta - De hecho podemos hacer como que esto nunca pasó y seguimos con nuestras vidas, nada tiene que cambiar... -

- Enid - la interrumpió Merlina - No entiendo tus sentimientos - admitió por fin mirándola.

- Oh, eso está bien, yo tampoco lo hago - la rubia relajó un poco su cuerpo comprendiéndola.

- Entonces ¿cómo sabes que te gusto? -

- Simplemente lo sé - respondió con una sonrisa.

- No tiene sentido -

- No tiene que tenerlo - replicó con calma - Solo por alguna razón quiero compartir momentos contigo que no quiero hacer con nadie más -

- ... - Merlina la miró intentando con todo su ser hallarle sentido - ¿Por qué yo? -

- Creí que quedaría claro en las notas - bromeó la joven Sinclair no imaginando que la otra las sacaría todas para leerlas nuevamente, lo que llevó a otro largo silencio.

- Acercarte a mi solo te traerá agonía y sufrimiento - terminó diciendo acercándose un poco hasta quedar en la división de ambas habitaciones.

- Creí que amabas esas dos cosas - Enid la imitó disimuladamente.

- Lo hago, pero no cuando se trata de ti, no lo soportarías - se acercó un poco más.

- Pruébame - quedaron frente a frente, ambas miradas se encontraron, Merlina le dedicaba una que dejaba en claro lo serio del asunto mientras la otra le devolvía una de seguridad reafirmando lo que alguna vez dijo, tomaría el riesgo.

Permanecieron así durante unos segundos hasta que la más baja sonrió levemente haciendo que la confianza de la otra se acabara y sus mejillas se tornaran rosadas.

- No soy buena amiga, menos seré buena novia - declaró encontrando curioso cómo la chica se ponía aún más roja y retrocedía avergonzada.

- ¡No dije que fueras mi novia! ¡No que no quiera! ¡Y no que no seas buena amiga! - exclamaba moviendo los brazos en negación - Es decir... No quiero presionarte y si no estás segura, podemos ir a tu ritmo... Si me das la oportunidad - dijo cubriendo su cara con sus manos.

- ¿Qué se supone que haga? - la rubia la observó entre sus dedos no contenta con la pregunta.

- No estoy pidiéndote que hagas algo, me gusta lo que conocí de ti y no quiero que cambies, solo deja que fluya - sonrió amablemente.

La Pieza Perfecta (Wenclair) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora