Provocas Cosas Extrañas

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— Te ves D I V I N A — elogió Enid viendo a su amiga en un uniforme negro — Te sienta el oscuro —

— Gracias — Merlina la miró de reojo — A ti el azul... Resalta tus ojos... — murmuró deseando no haber sido escuchada, el gritito de la otra y el abrazo que siguió demostraban lo contrario — Suéltame, no quiero llegar tarde el primer día — pidió mirando a otro lado avergonzada.

— ¿Ya decidiste a qué club te vas a unir? — salieron camino al instituto, la dinámica era diferente a la mayoría de academias, la directora Weems quería enseñar a sus estudiantes aparte de sus conocimientos profesionales otras áreas en las que pudieran desempeñarse y salir con otro título de menor categoría.

— Estoy entre botánica, música y esgrima — respondió.

— ¿Sabes esgrima? — preguntó impresionada.

— Tomé varias clases y se manejar la mayoría de armas, mis padres querían que supiera defenderme y no depender de nadie  — la rubia la observó como si fuera lo más impresionante que había visto en la vida y Merlina, quien nunca le había dado mayor importancia, se sintió orgullosa de sus capacidades.

— ¡Eres muy genial! — Enid ya pensaba en cómo presumirla frente a los demás — Yo estoy en botánica, por si quieres unirte, puedes elegir dos clubes —

— En la tarde haré el registro —

Cuando llegaron se separaron para ir a sus respectivas clases y en el inicio del ciclo conocer a sus compañeros.

— Tyler Galpin — fue el primero en presentarse, sentado a su izquierda en una mesa a la esquina del salón, Merlina no escuchó más de su descripción y solo volvió la atención a la maestra cuando fue su turno — No creí encontrarte aquí — intentó entablar conversación pero la chica estaba ocupada fingiendo oir a los demás — Mujer de pocas palabras, lo supe cuando te vi ese día —

— ¿Te conozco? — preguntó la peli-negra sin mirarlo, sabía que no se iba a callar hasta que no le dijera algo.

— No mucho, fue ese ocasión que ibas con tu amiga la rubia a la cafetería del centro — no se molestó siquiera en recordarlo, principalmente por que cuando lo intentó lo único que llegó a su cabeza eran imágenes de la loba, casi parecía algún tipo de brujería.

— Ya veo — respondió sin emoción dejando la conversación en el aire.

Las clases de la mañana pasaron y se pudo desentender de aquel chico a la hora del almuerzo cuando se reunió con Enid y sus amigos, demasiado ruidoso para ella, pero por cierta presencia sentía que pertenecía ahí.

— ¿Cómo va tu primer día? — aprovechó para preguntar la rubia una vez los demás se distrajeron en otro tema — ¿Ya hiciste amigos? —

— Tengo suficiente contigo y los tuyos — respondió con la verdad.

— Y... ¿Vas a entrar a botánica? — preguntó inocentemente.

— Si — los azules ojos brillaron — No creas que fue por ti, mi madre me introdujo en el tema desde pequeña — añadió, mentira lo primero, verdad lo segundo.

— Seguro que si — ambas fueron a su clase y la más baja se sorprendió con el gran herbario modificado para que las sesiones se dieran en el centro de este, sentadas una al lado de la otra y rodeadas de una inmensa variedad de flora.

— ¿Alguien me puede decir las partes de una flor? Recuerden que la participación tiene una apreciativa en la nota final — dijo la maestra, una humana de cabello rojizo y gafas.

En esa clase Merlina por fin conocería a Bianca Barclay, y se daría cuenta que no solo fue su competencia en el examen de admisión sino que también lo sería en esa clase cuando ambas levantarían la mano para responder y una pequeña guerra silenciosa se alzaría entre ellas.

La Pieza Perfecta (Wenclair) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora