3: Pues claro

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Me lavé los dientes y fui hasta mi cuarto. El dia de hoy había sido exhaustivo. Nos habíamos pasado el dia rodando anuncios de TAMS, la sesión de fotos para la revista, para el anuncio, para las photocards... Además de que tuvimos que despertarnos pronto para ir a rodar casi a la otra punta de Seul.

Suspiré. Agotador.

Ayer ocurrió lo del salón, mi salida del armario repentina. La verdad es que no cambió mucho la cosa, más allá de tener comentarios de Yizhuo diciendome si me gustaba alguna chica o si alguna vez estuve con una. Pobre, qué desilusión se llevó cuando le dije que nunca estuve con nadie.

Jimin, sin embargo, mantuvo distancia todo el día. Puede ser que sean imaginaciones mías, que estoy demasiado pendiente de ella y lío las cosas, pero era la sensación que me daba.

Me metí a la cama y me quedé un rato jugando a juegos del móvil antes de apagar la luz, pero de la nada noté como alguien abría la puerta de mi cuarto y entraba sigilosamente.

—¿Jimin? —pregunté confusa.

—¡Ay Dios! ¡Qué susto! —dijo saltando del susto, su mano se puso en su pecho.

Yo reí ante su reacción.

—Tranquila, no soy tan fea.

—Que idiota eres —rodó los ojos.

—¿Qué ocurre? ¿Qué haces aquí?

Jimin se acercó hasta mi cama y se sentó en la esquina.

—Quería hablar contigo —dijo timida cabizbaja—. ¿Puedo entrar...? —preguntó refiriéndose al edredón.

Suspiré. Pues claro que podías meterte a mi cama, pues claro que eres mi novia, pues claro que podemos hacer manitas bajo las mantas y puedo besarte.

Pues claro.

—Sí, entra.

Jimin se metió dentro del edredón y se giró hacia mi quedando rostro con rostro. Susurró.

—Me ha dolido...

Fruncí el ceño.

—¿El qué? —pregunté confusa.

—Que no me contaras nada antes...

—Oh, Jimin... —rodé los ojos riendo.

—Nos conocemos hace casi 7 años. Esto es algo importante para ti y tu vida... Y no me lo contaste.

Jimin estaba realmente triste y eso sorprendió a Minjeong. La rubia se acercó mas a ella.

—Hey, no lo dije antes porque nunca vi necesidad de decirlo... Pensaba que era obvio para todas.

—¡Para mi no! —exclamó en susurros—. Nunca había pensado que a ti... Que eras bisexual.

Eso me molestó, porque significaba que no se había planteado ni una sola vez que podríamos llegar a algo.

—Me ofendes —bromeé—. Pero bueno... Jimin, sabes que si alguna vez necesito contar algo que yo considero importante para mí, tú serás la primera.

—¿Lo seré?

—Pues claro. Eres Yu Jimin, mi Jimin, siempre vas a ser la primera —sonreí. Alcé mi mano para pellizcarle un moflete y acariciárselo.

—Tu también eres mi confidente favorita.

—Eso espero... —sonreí.

Ella se acomodó en el edredón y volvió a hablar.

—Sabes... Ayer estuve con Jeno y hablamos sobre el futuro.

Pinchazo.

Se veía venir.

el arte de enamorarse | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora