10: Ya es hora

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—Minjeong, por favor, respóndeme. ¿Es cierto esto que has escrito?

Su mirada era seria, firme. No sabia si le había sentado bien o mal, o si había sido un barreño de agua fria sobre su cabeza. Mi corazón latía a rebosar, me quería morir.

¿Qué hacía leyendo aquello?

¡Es mi privacidad, aunque lo dejara abierto de par en par!

¿Por qué hiciste eso?

—¿Por qué coges mis cosas sin mi permiso? —contesté enfadada yendo hasta ella y quitándoselo de las manos.

Me lo pegué al pecho como si fuera lo más preciado para mí, que de hecho lo era.

Nunca se me olvidará su rostro de sorpresa.

—Respóndeme a lo que te he preguntado —volvió a decir.

—No te importa, Jimin.

—¡Pues claro que me importa! ¡¿Somos amigas, recuerdas?!

—Es que... No lo entiendes. Nunca tendrías que haber leído eso. ¡Es mi privacidad! —grité enfadada.

Mis lágrimas estaban apunto de salir y yo luchaba por mantenerlas dentro. No era el momento, no por favor.

—O sea que es cierto, estás enamorada de mí.

Negué con la cabeza, me di la vuelta y cogí aire. Inspira y expira, así tres veces.

Tranquilidad.  Tu puedes, Minjeong.

Pero esa lágrima tuvo que caer por mi mejilla, no lo aguantó más.

—Y lo que escribiste que te ocurre... ¿Por qué nunca me dijiste nada sobre eso?

Apreté los puños y me giré dolida, la miré a los ojos. Estaba cubierta de lágrimas pero ya no me importaba, ya no más. El agua rebosó el vaso.

—No tienes ningún derecho —la señalé con el dedo.

—Somos amigas... —dijo con voz triste.

—¡¿Y qué?! —grité—. Era mi diario, Jimin —negué mientras lloraba—. Aunque estuviera enamorada de ti, aunque hubiese escrito la mayor bomba ahí dentro... Es mi privacidad. No estaba preparada aún... —sollocé.

—Minjeong... —se acercó a mi pero me alejé—. Estaba abierto, pensaba que era alguna libreta de canciones o algo, yo no quería que...

—No —negué con la cabeza—. Ya da igual. Sí Jimin, estoy enamorada de ti, todo lo que leíste es cierto —tragué saliva—. Felicidades por arruinarme lo único íntimo que me quedaba.

Me sequé las lágrimas, me di la vuelta hasta la puerta y me fui de la casa. Pude escuchar como antes de cerrar y coger las llaves Jimin gritaba mi nombre pidiéndome que me quedara, pero dime, ¿cómo hago para mirarte a la cara?

Ella leyó justo esas dos páginas.

Ella leyó justo lo que no quería que leyera.

No tenía ningún derecho.

"Bueno, otra vez por aquí. Algo que contar para hoy... Sí, Ryujin besó a Jimin. Cuando las vi besándose me sentí como en esa estampida de Jumanji con todos los animales, solo que los animales eran ellas y los personajes mi corazón. Es ridículo pensar que me he sentido así, pero tampoco es algo nuevo, porque es aun mas ridículo seguir enamorada de Jimin después de tantos años.

Ya lo tuve que vivir con Jeno pero ya sabes, al final una se acostumbra, pero esta vez fue diferente... No sé, tal vez era hora de pasar página aunque no sea fácil.

el arte de enamorarse | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora