20: Ryujin

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Ryujin

La fastidié intentando tener algo con Minjeong, la fastidié besando a Jimin y la fastidié con las dos porque casi cago nuestra amistad también.

No sé qué me ocurrió. Con Minjeong me llevo extremadamente bien, me divierto con ella, es la típica amiga con la que tonteas pero nunca piensas que va a pasar algo de verdad... Por eso me sentí como una basura cuando me vio besar a Jimin, porque que yo piense aquello no significa que ella no tenga derecho a ilusionarse.

Sin embargo Jimin tiene algo que me atrapa, me hace querer saber más de ella. Fue tanto que al ver nuestra complicidad me dejé llevar demasiado y no pude resistirme a besarla.... Y estuvo mal, yo sé que estuvo muy mal, lo noté en el momento que ella no me devolvía el beso y me planteé qué puñetas estaba haciendo.

Pero ya era tarde, ya estaba hecho.

Cuando tuve aquella conversación por teléfono con Minjeong en la que ella me daba su permiso para estar con Jimin, sinceramente ni yo misma sabia lo que quería. Y aún así tuve la necesidad de preguntarle antes a ella porque para mi las dos eran un pack, y no sé cómo tuve la vergüenza de besar a Jimin aquel día.

Cuando Jimin me dijo los sentimientos que tenía hacia Minjeong, sus celos, cómo la echaba de menos, no me molestó para nada. Es más, me sentí como una estúpida por ser la tercera en discordia porque aquello no me sorprendió ni un poquito. Estaba claro que había algo entre ellas dos, todo el mundo lo pensaba, pero escucharlo de ella misma fue distinto.

Las siguientes veces que quedamos y ella me dijo que estaban saliendo me alegré bastante, porque eso significaba que por mucho que la hubiera cagado ellas pudieron seguir el curso que debían, y esta vez no iba a estar yo para interferir.

Minjeong y Jimin, ante todo, son mis amigas. Y esto solo había sido un estupido crush.

Recibí una llamada, era de Jimin. Descolgué el teléfono.

—¿Hola?

—¡Ryujin! Necesito tu ayuda.

—¿Qué ocurre?

—Es sobre Minjeong... Quiero sorprenderla con algo.

—Creo no estas preguntándole a la persona correcta... —reí.

—Vamos, ayúdame... Ningning no esta en casa y Aeri tiene menos imaginación aún.

—No sé... A ver... —pensé—. Llévala a ver su película favorita.

—No vamos a ir al cine, eso es muy simple y hay mucha gente... Además su peli no esta en el cine.

—¿Y si alquilas una sala de cine? Así solo estáis las dos y podéis poner la película.

Se hizo el silencio. Iba a hablar de nuevo pero Jimin se me adelantó.

—Ryujin, eres una genia. ¡Gracias!

—De nada, creo —reí.

Y me colgó el teléfono. No pude evitar reirme del surrealismo, que acabara yo ayudando a estas dos... De locos.

Supongo que esta era la parte que me tocaba hacer a mí, y me alegra haber ayudado.

el arte de enamorarse | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora