9: Mierda

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Al final acabé quedándome, estando las dos solas en casa Jimin nunca me dejaría encerrarme en mi habitación después de lo que había ocurrido. Ojalá pudiera sacarte de mi cabeza y verte igual que a Aeri o Yizhuo, ese sería mi deseo.

Nos sentamos en el sofá a comer palomitas, aunque la única que estaba comiendo era ella. Jimin habló.

—¿Por qué crees que lo hizo? Fue muy extraño.

—¿El beso? —asintió—. Supongo que vio feeling o algo entre las dos.

—Pero a mi ella no me gusta.

—Lo sé, eres hetero —bromeé.

—Yo nunca dije eso —comentó metiendo una palomita en su boca.

Alcé las cejas de la sorpresa. Espera, ¿qué...?

—¿No lo eres?

Ella se encogió de hombros.

—No lo sé, creo que no. Es verdad que siempre he tenido novios pero me he sentido atraída por mujeres, ¿eso me hace bisexual?

—Sí, yo creo que sí —comí un par de palomitas más.

—Igual, que sea bisexual no significa que me guste Ryujin.

Reí. Tanta explicación empezaba a ser chistosa.

—Jimin, a mi no me gusta Ryujin. No sé a que vienen tantas explicaciones, a mi me da igual —reí.

Ella alzó las cejas en sorpresa.

—¿Te da igual?

Tragué saliva.

—Sí, o sea no, o sea... —suspiré—. No sé. Solo sé que no me gusta Ryujin, y al parecer a ti tampoco.

—¿Y entonces por qué estamos así? —bromeó.

—Tampoco lo sé.

Las dos reímos a la vez. Claramente yo sé por qué estaba así, porqué reaccioné así, pero de eso Jimin no tiene idea.

—Oye... —hablé captando su atención—. ¿Qué tal vas con lo de Jeno?

Ella suspiró.

—Pues no lo sé tampoco. Ayer me llamó todo el día, hoy me llamó esta mañana. Deberíamos hablar, al fin y al cabo nos cruzaremos en la agencia pero es tan...

—¿Incómodo?

—Exacto —rió.

—Tu... ¿Quieres volver con él?

Ella se quedó pensativa unos segundos. Tragué saliva.

—Buena pregunta. Sinceramente... No, no quiero.

—Oh... —dije sorprendida.

—Yo pensaba que estaba enamorada de él y todo eso de los cuentos de hadas blabla, pero cuando lo dejamos, a pesar de haber llorado, no sentí ese dolor intenso en el pecho.

—¿Dolor?

—Sí, el que produce cuando te rompen el corazón. Estoy segura de que duele mucho más que lo que sentí.

Mi corazón latía bastante rápido. No sé por que sus palabras me aceleraron, me crearon exaltación. Claro que sé cual es ese dolor, es el que sentí cuando te vi besarte con Ryujin, es el que sentí cuando me contaste que estabas saliendo con Jeno, es el que siento cuando me cuentas cosas que rompen el alma.

—Lo sé, lo entiendo —dije sincera.

Probablemente no debería haberlo dicho.

—¿Te han roto el corazón?

el arte de enamorarse | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora